
[Fucker Mate] Hugo Arias debuta en el porno follando con el dotado brasileño Carlos Leao
No fue hasta que empezamos a ir los colegas a la piscina climatizada, cuando yo era un enano al que le empezaba ya a picar la polla y la curiosidad, que empecé a entrar en la coña esta de que a un tio se le puede medir de dos formas físicamente, una en vertical de pie y la otra tumbado. La coña venía principalmente porque había un tio dentro del grupito al que iban dirigidas todas las miradas, y es que el chaval tenía colgando entre las piernas una pedazo polla flipante, gorda y que casi le caía hacia la mitad de los muslos, vamos, que me encantaba ir a la piscina climatizada, ya os podeis imaginar, aunque en aquel momento sólo fuera para recrearme la vista y a solas cascarme unas buenas pajas a su salud sin que lo supiera. (Y apuesto a que no era el único). Desde entonces en el grupo de colegas, a algunos que eran de estatura bajita, siempre contrarrestaban diciendo que medidos en horizontal ganaban seguro.
Carlos Leao es una clara muestra de que los tios no demasiado altos tienen unas medidas en horizontal que abruman y empequeñecen a cualquier otro. A mí desde luego me flipan estos chavales que ves así menudos, más bajos que tú, pero se sacan el rabo por la cremallera y falta tiempo para agacharse y comérsela. En una de las fotos maravillosamente realizadas por Mano Martínez, en que Carlos Leao y Hugo Arias están juntos, es notable la diferencia de estatura, pero al nuevo Fucker Mate seguro que le encanta que su pareja de reparto tenga un buen volúmen de desatascador a punto para abrirle el culo.
Sí, Hugo Arias es el nuevo chico Fucker Mate y tiene una cara que enamora, un tio tan guapo que sin maquillar parece que vaya maquillado como los actores de Hollywood, como si fuera uno de los chulazos que salen en series como Crónicas Vampíricas (y alguno sabrá exactamente a quién me refiero). Una cara guapísima con una impactante mirada que da a la vez calma y ganas. La mezcla no podía ser más bestial, un chavalito así de currado, piel blanca, delgadito pero con un cuerpazo, disfrutando de un tio completamente diferente, musculoso, fuerte, moreno y que hace honor a la leyenda de que los brasileños la tienen enorme, Carlos Leao.
Estar besando a un tio y que no pare de tocarte, de pasarte la mano por el cuello y detrás de la cabeza en señal de afecto, incluso cuando se te pone enfrente para que le bajes los pantalones, lo único que me provoca, al igual que hace en Hugo, es ponerle más caliente. Carlos se lo pone fácil una vez desabrochado el botón, metiéndose la mano por debajo de los calzones rojos y sacando toda la serpiente, tan larga y gorda que a Hugo le permite plantar toda la palma de la mano por debajo y recogerla como un plátano, frotando el pellejo un poco, admirando todo el cilindro morenote y los huevos que asoman enormes y se han quedado bien plantados por fuera de la bragueta.
Hugo agacha la cabeza y chupa, pero al ser una de estas pollas que parece que ya están de por sí lubricaditas, se le escapa de los labios y cae con buen peso hacia abajo. Casi sin darle tiempo a reaccionar a ese rabo con vida propia, la vuelve a recoger, la alza con un empujón del dedo pulgar y empieza a alimentarse a cabezazo limpio. Están en una postura complicada en el sofá y Carlos Leao decide ponerse de pie para que Hugo se la siga mamando. Es cojonudo lo que ocurre entonces, cuando la polla de Carlos de repente se empina cuando ve llegar esa boca hambrienta. Ahora más dura y gorda, consigue rellenar toda la abertura de la boca al chaval poniéndole un buen tapón de macho brasileño.
Carlos mide la fortaleza de su polla pegando unos cuantos hostiazos a Hugo en toda la cara, repasándole el bigote y la barbita, que parece que eso de frotar contra los pelilos de una barba sin pelar, mola mucho. Pajeándose la polla empaquetada en un condón, Carlos eleva la cabeza hacia el culo de Hugo, que se ha puesto de pie sobre el sofá con el agujero justo encima de su boca. Con todo el olorcito de los cojones del chico nuevo cerca de su nariz, le ensaliva la entrada y se la trabaja para empezar a follárselo como aprendió en las favelas, al estilo macho.
Hugo planta el culo y empieza a sentir cómo le entra toda la carne brasileña por el trasero. Al rabo le cuesta entrar y al principio la follada es de saltitos pequeños y cortos, hasta que Carlos le mete una directa, le hace entrar en razón apretándole fuerte hacia abajo de las caderas y según lo tiene completamente ensartado, se pone de pie cogiéndolo en volandas y lo doma a su antojo. Hugo se deja hacer y no puede estar más a gusto el tio, abrazándose al brasileño, que le da la vuelta, lo estampa contra el sofá y se la empieza a clavar de arriba a abajo empujando con el culo.
Demostrando que está hecho para follar, Carlos se comporta como un auténtico animal. Con las piernas subidas sobre el sofá, aparta las de Hugo para dejarle el culo más abierto y poder encasquetársela más fácilmente y más a fondo. Pero la doma del potrillo recién traído a la granja, sólo acaba de comenzar. A cuatro patas, Carlos se le pone por detrás en sentadilla, cogiendo la dirección del agujer5o del culo, y se la vuelve a meter, literalmente sin saber cómo lo consigue, termina casi colgado del culo del chaval, sostenido por su enorme polla que no para de taladrarle el precioso y estrecho ojete, suave y receptivo para un rabaco así de gordo.
Boca arriba en el suelo, Hugo alza el culo y Carlos se lo sigue empalando como si estuviera haciendo flexiones. En un arrebato de calor, Hugo echa mano por detrás y le toca los muslos y el pandero como si no creyese lo que le está metiendo ese tio. Lo que era un culito estrecho, Carlos ha conseguido dejarlo con un pedazo agujero del tamaño del grosor de su polla, filpante cuando se la saca y se le queda completamente abierto para recibir más. Hugo hasta se calienta cuando lo tiene contra las cuerdas subido al sofá, toma el mando y lanza el culazo hacia atrás siendo él el que se auto penetra el rabo con un buen meneo. Lo malo, o lo bueno según se mire, es que al darle ese ritmo, Carlos se la mete con más rapidez y el chaval termina gimiendo, es lo que tiene retar a un semental, que recibes tu merecido.
Pedazo de descubrimiento Hugo Arias, no sólo tiene un culo super follable, sino que hace una paradita y demuestra que tiene unas tragaderas de alucine. Él solito se coge la tranca gorda y gigante del brasileño y empieza a comer de una forma que va a provocar corridas a muchos, degustando el rabo con la boca, poco a poco abriéndola y metiéndose un trocito más cada vez, expulsándola después toda brillante con su saliva encima. Me encanta cuando de vez en cuando mira con esos ojazos molones hacia arriba, hacia el poseedor de ese monumento que es alimento puro.
La chupa tan bien que hace desear que estemos ahí para probarla junto a él. Se queda a apenas un centímetro de tenerla toda dentro de la boca, un muy buen intento, pero hay penes tan grandes que a veces no es posible hacer lo que uno quisiera. Sobre el sofá, Carlos remata la faena metiéndose entre sus piernas abiertas y dándole caña. Hugo termina corriéndose sintiendo toda la polla dándole gusto por el culo, a base de lefazos cortos que salpican hacia arriba y le caen encima. Carlos le saca el rabo y le bastan un par de pajeos para empezar a expulsar leche, primero tímidamente y después a trompicones, metiendo una buena pincelada al chaval por todo el cuerpo, llevando su polla mojadita a la boca de Hugoque se la chupa y utilizándola otra vez como un pincel, restregándola en el semen que tiene sobre los abdominales y conduciéndola de nuevo a su boca para que pruebe la pintura. Hugo se queda agarrando ese rabo moreno recién descargado, con un volúmen extraordinario, apretando un poco y regodeándose en la gotita de leche que le va saliendo por la raja, hasta dejar caer todo ese pepino potente, todo compacto, rozándole el torso con el capullo.
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