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Hot Bllack y Jordan Jameson meten doble polla sin condón a Andrea Novak y se corren en toda su cara guapa | Fucker Mate

Raw feast at Night Barcelona

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Chupito a chupito, la noche se había ido calentando cada vez más detrás de la barra del Night Barcelona. Después de que los clientes se fueran, Andrea Novak consiguió vencer a Hot Bllack y Jordan Jameson a un juego donde las prendas eran la moneda de cambio. Lo último que se quitaron, porque no llevaban nada más encima, fueron los calzones, pero estaba detrás de la barra y no podía verles bien.

Pasó al otro lado y se convenció de por qué siempre le habían gustado tanto las pollas. Esos dos tiarrones, además de ser guapos y seductores, con unos cuerpazos morenos de aúpa, tenían unas mingas largas y perfectas. Se las cogió. Una manita para cada una. Sintió el calor de sus sexos en la palma de sus manos, la dureza de sus erecciones. Se las pajeó suvemente mientras ellos le dedicaban amor a base de besos con lengua.

Probar esos labios carnosos y sentir sus lenguas traviesas metiéndosele por la boca le llevó al cielo. Se abrazó a ellos dejándose llevar. Notó el roce de sus penes de color, tiesos y fuertes contra sus muslos. Se agachó y empezó a comerse la pirula larga de Hot. La música chill seguía sonando de fondo y creaba en su cabeza una nube de paz y vicio irreconciliables. Jordan se acercó a los dos y paseó su enorme polla negra por la cara de Andrea, reclamando también su sitio.

Qué dos pedazo de troncos fuertes y macizos, largos, durísimos y venosos. A falta de una pollaza negra de las que siempre había deseado, el juego de esa noche le proporcionó dos, así por la cara. Se sintió como si estuviera en el paraíso de los rabos, en sus salsa. Si echaba la vista hacia el frente sólo veía pollas, una buena dupla de pares de cojones colgando al ritmo que se la metían por la boca.

En cuanto descubrieron que se las podía tragar hasta los huevos, que para él veinte centímetros de polla no eran nada, se ayudaron mutuamente para empujarle la cabecita, deseando ver ese momento en que llegaba al tope, plantando los labios en la base, sintiendo el calor de los cojones sobre su barbilla, con todo el pene dentro de su boca.

Se le pusieron uno de pie a cada lado, enfrentando sus pichorras. Juntas formaban casi cuarenta centímetros de rabo y Andrea sólo tenía que girar la cabeza a un lado y a otro para chupárselas. Estaban deliciosas. De vez en cuando levantaba la mirada, intentando discernir qué era lo que a esos dos les molaba de una mamada. Como a todos, les sacó un gemido apagado al comerles los huevos y al tragarse sus rabos con garganta profunda. No fallaba.

Si habían aguantado tanto viendo su carita guapa jalándoles las vergas y no se habían pajeado sobre ella para correrse, es que esos dos iban a aguantar hasta follarle. La barra del local fue donde le comieron el culito. Andrea ya iba más que preparado, con sus calzones abiertos por detrás para no perder el tiempo. Se fueron turnando para acicalarle el ojete con las lenguas y luego se lo llevaron a una de las mesitas de enfrente.

El primero en metérsela fue Hot. La tenía tan larga que le dejó los ojos en blanco del gusto al sentir toda su tranca dentro. Jordan le dio de comer rabo hasta que Andrea le dio un toque en el brazo, sugiriéndole que se la metiera también. Hot le dejó sitio y en cuestión de un minuto los dos ya le habían follado ese precioso culito. Menudos pepinacos y qué ajustados le entraban por el ojete.

Lo que más le gustaba de cuando se intercambiaban era sentir sus cipotes gruesos rozándole suavemente la entrada del agujero, forzándosela para entrar. Una vez se lo metían, los cabrones impulsaban sus grandísimos penes dentro de él. Hot pareció darse cuenta y le regaló lo que más deseaba, sacándole y metiéndole la polla por completo una y otra vez.

La mesa no podía sorportar tanto vicio y supuso que los dos se estaban controlando para no destrozarla, así que se tumbó bocarriba ocupando sos sillas sin respaldo que aguantarían mejor la follada y entonces sí descubrió de lo que eran capaces ese par de cabrones, que al rato ya estaban turnándose rápidamente su culo, penetrándole a base de entre tres y cuatro toques antes de dejar paso a su amigo para que hiciera lo mismo. Se lo hicieron rápido y con arte, así que por un momento fue como tenerles a los dos dentro.

Ya inclinado sobre la barra, dejándoles su culo a placer, descubrió lo mejor de cada uno. Jordan era más de meterla a saco y tenía unos huevazos impresionantes que no paraban de cachearle el interior de los muslos cada vez que se la metía. A Hot era como si le tuviera dentro de la cabeza escuchando sus pensamientos. El muy cabrón era capaz de adivinar todo lo que le gustaba en cada momento, como cuando en lugar de metérsela sin más, se quedó paseándole el miembro entre las piernas, acariciándole el ojete, la raja del culo y sosteniendo sus cojones con el rabo. Luego, con mucha pasión, le encajaba la polla larga por el culo y se lo follaba a pelo a la vez que se inclinaba y le comía la oreja.

Esta vez a Andrea no le había hecho falta dejar claro a un chico lo que quería. Solían gustarle chicos de todo tipo, pero los timiditos guapos a veces necesitaban un empujón. En el local tenía siempre a mano un posavasos que traía el nombre del bar pero donde se agregaba «bottom» y solía ponérselo a ese chico o esos chicos que le molaban mientras les guiñaba un ojo, antes de desaparecer por la puerta del baño para que le siguieran.

Ahora estaba ensartado en la polla brava de Jordan, saltando sobre ella mientras el tiarrón plantaba su culo sobre ese posavasos, estirado en la barra del bar. Hot estaba de pie dándole de comer rabo. Una vez más se intercambiaron, pero Andrea ya empezaba a odiar ese juego por no poder tener a los dos dentro de él, así que cogió la polla de Hot, se la metió por el culo, se abalanzó sobre él y no le hizo falta decirle a Jordan que acudiera por detrás a metérsela también.

Las dos pollas juntitas, una sobre otra, los cojones de Jordan rebozándose contra los de Hot, esos dos enormes penes penetrando su culito a la vez. El poco dolor que pudo sentir al principio, se convirtió en un tremendo gusto y más viendo a esos dos follarle con tantas ganas. Enfrente de él el cuerpazo de Hot y por detrás la bestia parda y musculosa de Jordan.

Se reprochó a sí mismo no haber empezado por el final. Eso sí que era una fiesta. Se sacó sus pollas del culo, satisfecho. Ellos no tanto, porque seguro que querían más. Besó a uno y luego a otro y les despistó, dejando que le siguieran con la mirada. Andrea cogió sitio en el suelo, de rodillas. Poco más había que decir. Hot y Jordan empezaron a pelársela sobre su preciosa carita guapa.

Jordan se dejó vencer. El primer chorrazo fue a parar a la barbilla de Andrea, otro más en su entrecejo, resbalando por su nariz. Andrea le comió los huevos y le comió la polla corrida ordeñándosela con los labios, saboreando su rica leche. Hot demostró tener una inmensa carga de leche en los huevos y la soltó a bocajarro sobre su cara. Un montón de lefa grumosa y blanca salpicándole encima, hasta que le salió de la polla el lechazo padre, que se le quedó pegajoso entre sus dedos, colgando desde la nariz de Andrea hasta su lengua. Se la metió en tal cantidad que cada vez que abría la boca, la pasta se le quedaba pegada entre el paladar y los dientes. Deliciosa. Hot miró hacia abajo, gimiendo de placer, intentando recuperarse, amando la carita de Andrea con toda su leche encima.

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