Qué calor estaba empezando a hacer en ese barco en alta mar. Dom King tenía a tiro de vista al joven Allen King, que estaba bocabajo en la cubierta mirando hacia la costa. Sus piernas, su rico culito apretado remarcado en ese bañador tipo slip, su cuerpo musculadito. Dom se quitó el polo y preguntó a Allen si podía quitarle el bote de crema. Se lo dio gustándose a sí mismo, a sabiendas de que el joven lo estaba mirando y disfrutando, frotándose bien los pectorales, su torso fuerte, varonil y algo peludo.
Tras un rato tomando el sol, Allen se volvió loco, se puso cual Rose en Titanic gritando a los cuatro vientos que era el rey de los pasivos y Dom se acercó por detrás cual Jack en la misma peli pero más en plan guarro, comiéndole la oreja, bajándole el bañador y empalmando su polla larga, grande, dura y venosa con un buen par de cojones colgando por el culo del chaval, toda a pelo.
Ante esas empotradas de lujo, Allen no pudo reprimir un gemido de auténtica fantasía. Se la tragó toda entera y se le empinó la suya. Dom tenía un perfil tremendo como empotrador, con su hermoso culazo de macho bañado por la luz del sol, trabajando a pleno rendimiento, pero el culito respingón, redondete y suave de Allen no se quedaba atrás. Dom no paraba de mirárselo mientras le metía la polla dentro, deleitándose todos los sentidos.
Allen acabó bocabajo otra vez mirando hacia la lejana orilla, pero en esta ocasión con el culo bien abierto, con un tiarrón que le estaba dando tan duro por detrás que su picha y sus huevos no dejaban de mecerse entre sus piernas. Adoró ese momento en que Dom se inclinó rozándole con el pecho en la espalda, desvirgándole el culo a plena potencia.
No había barcos cerca a simple vista, pero por si acaso había alguno, Allen iba a ofrecer las mejores vistas a cualquier mirón que estuviera observando en aquella dirección. Aprovechó que Dom tomó asiento para sentarse sobre sus piernas, darle la espalda y cabalgarle, dejándose la pija suelta, haciendo aspavientos con ella cada vez que saltaba. Y como la tenía especialmente larga, aquella imagen era toda una golosina para los ojos.
Saciado el apetito por el culo, se puso a cuatro patas al lado de Dom para comerle la tranca. Flipante, tremenda. Le chupó la polla, le magreó los huevos, le comió todo a ese macho, hasta los sobacos y las tetillas, antes de volver a cabalgar sobre sus piernas, esta vez frente a frente. La mirada de Dom tenía un objetivo y ese objetivo estaba entre las piernas de Allen. Estaba disfrutando de lo lindo sintiendo el refrote de la polla y la huevada del chaval sobre su vientre.
Lo cogió en volandas y lo tumbó bocarriba para abrirlo de piernas y follárselo. Lo puso a cuatro patas y le dio por culo disfrutando de nuevo de ese pedazo de culo endiablado, traga pollas, merienda falos. Le plantó las manos en las caderas y lo hizo suyo mientras la brisa marina golpeaba sus cuerpos desnudos. Allen se corrió encima dejándose la leche en el muslo.
Dom aguantó embistiéndolo hasta que el chaval se hubo corrido del todo. Le propinó unos pollazos extra cargados con mala hostia, reventándole el ojal, gimió como un animal, sacó la polla y esperó a que Allen pusiera la cara para echarle encima todo su semen. Le dibujó primeor un bigote, luego le puso la pasta de dientes y acabó mojándole la lengua. Desnudo, sudado y corrido, Dom abrió los brazos y gritó al mundo que él era el rey de su culo.
