Viktor Rom y Lobo Carreira enchufan rabo a pelo en el precioso culazo de Bastian Karim | Stag Homme

Lo único que recordaba era estar andando por la calle, girar una esquina y entonces la oscuridad. Se despertó todavía a oscuras, quizá dentro de una furgoneta, sintiendo el traqueteo de las ruedas del auto contra la gravilla. Cuando Bastian Karim vio la luz, dos tipos corpulentos llamados Viktor Rom y Lobo Carreira, ambos vestidos de la misma forma, con una camiseta y unols pantalones negros bien ceñidos a sus cuerpos, empezaron a interrogarle acerca de un tio del que no recordaba ni su cara.

Tomándole por un espía, le desnudaron en la habitación. Lobo se encargó de cachearle antes de que en cuestión de segundos le dejaran en bolas. Ya sea porque estaba tenso o bien porque la presencia de esos dos tiarrones le imponía, con esos músculos, el culazo y los paquetes tan bien marcados, Bastian intentó esconder las vergüenzas, porque estaba empalmado. Su pollita de tamaño medio estaba completamente dura apuntando hacia arriba.

El cuerpecito musculado y bonito de Bastian también puso cachondo a esos dos. Viktor era más de adorar culitos y el de ese chaval era especialmente irresistible, tan redondito, tan suave, como si la lengua o la polla de un hombre jamás se hubieran metido en su interior. Lobo tiró más por el contacto visual, por jugar al morbo, por poner contra las cuerdas a un Bastian que se deshizo en un suspiro al sentir la mano de otro tio sobre su polla dura, al ver cómo Lobo se desabrochaba el botón de arriba de la camisa para dejar a la vista un torso que era pura delicia.

Se turnaron para meter los morros en la raja de su culo, le escupieron en ella, le hicieron gemir metiéndole unos buenos dedacos. Viktor se bajó los calzones, también negros, delante de él. Bastian no había visto una polla más grande y gorda en su puta vida. Ya le convenía chupar y dejarla bien empapada en saliva por si a ese tio le daba por metérsela, que estaba seguro de que antes o después iba a ocurrir, aunque apenas le cabía en la boca.

La de Lobo fue más asequible, más del tamaño al que estaba acostumbrado, aunque también la tenía larga y bien gordita. Se dejaba querer ese chulazo y es que con abrirse la camiseta y mostrar su torso musculoso y peludo, tan varonil, lo tenía todo hecho, caían los tios como moscas. Viktor no perdió el tiempo. Introdujo su pollón duro, venoso y morenote a pelo por el ojete del chaval y empezó a rematarlo.

Nunca le habían metido una así de grande. Le iba a reventar el ojal. Necesitó unos segundos para recomponerse. Era la primera vez que le dolía el agujero del culo pero a la vez deseaba que se lo rompiesen de nuevo. Viktor le dio tiempo haciendo que fuera Lobo el que se lo follara y le fuera abriendo un poco más el culito. Vaya que si se lo abrió, tan bien que Bastian estuvo preparado para el siguiente movimiento.

Viktor se tumbó y puso su robusto pollón en alto. Bastian hizo una sentadilla y se lo clavó enterito, sentándose sobre las bolas de ese macho. Al elevar el culete, la piel de los cojones estaba tan sudadita que se le pegaba al interior de las nalgas y le costaba despegarse de ellas. Lobo se quedó de pie dándole rabo. Le tumbaron bocarriba y le abrieron de piernas follándoselo por turnos hasta que se corrió encima.

Lobo también estaba a punto, lo intuyó por la forma en la que se pajeaba, hasta que terminó apuntando hacia la cara de Bastian y empezó a soltarle leche encima, por la barbilla, por el cuello. Bastain abrió la boca, sacó la lengua y se llevó una buena ración de lefa. Viktor le sacó el pollón del culo y con un fuerte gemido comenzó a lanzar su leche por todas partes, regándole las pelotas y los muslos. El tio fue tan cerdaco que relamió su propia corrida. Al menos tuvieron la decencia de darle una toalla para limpiarse el semen de encima.

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