Oscar Scholz se hace una pajilla con los pies de Bruce Harrelson y se lo folla a pelo entre los barrotes de la cama | Bel Ami Online
Borrachuzos perdidos, Bruce Harrelson y Oscar Scholz acabaron la fiesta por la noche en el chalet en pelota picada, metiéndose en la piscina y de ahí cada uno a su camita. Oscar hubiera ido un paso más allá, pero Bruce estaba que se caía de sueño. Tenía tanto calor que decidió sacar su cama entera al patio y cayó de bruces sobre el colchón, con los pies sobre la almohada.
Así se lo encontró todavía Oscar al despertarse como se despertaban todos los chicos a su edad, con el pito duro y ganas de trincar. Intentando que no se despertara, Oscar se acercó lentamente a la cama. Los pies de Bruce asomaban por entre los barrotes. Los juntó un poquito, deslizó la polla larga y dura que tenía entre medias y se hizo con ellos una pajilla mientras observaba el culazo de su amigo, imaginando que se lo follaba.
Bruce se desperezó y cayó en la cuenta de que ese algo duro y caliente masajeando sus pies era la polla de su colega. Se giró y le comió la verga entre los barrotes. Qué grande y hermosa. Fue meterse dentro de la boca el cipote y apenas pudo continuar tragando, porque ya la tenía toda llena. Le hizo devolverle el favor al rubito, que al momento estuvo tumbado en su cama, pajeándose y mamádole el rabo a la vez.
A ver qué más sabía hacer. Bruce se abrió de piernas. Oscar siguió comiéndole todos los bajos, esta vez lengüeteando la raja de su culo, el ojete y las pelotas. Se lo había ganado. Le hizo sentarse en el suelo, con la espalda apoyada en el borde de la cama, hizo una sentadilla dándole la espalda y se insertó en su larga polla comenzando a montarle.
Miró hacia atrás para ver su cara. El cabrón se moría del gusto de tener un culazo así bombeándole el nardo. Esos ojazos claros bien abiertos, mirándole con deseo, gimiendo. Bruce volvió a la camita. Se puso a cuatro patas, se dio una palmada en la nalga izquierda animando a Oscar a ir con él y acercó el culo a los barrotes. Para poder follárselo, Oscar tuvo que meter una vez más el rabo entre las barras, pero lo que había al otro lado bien merecía la pena. Penetró el culazo de su amigo a pelo y con toda su alma.
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