Timothy se queda en pelotas mostrando su cuerpo varonil y atlético y su largo rabo con capucha | The Male Muse

6 febrero, 2024

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Se despereza delante de la ventana, a pesar de estar ya vestido para comenzar el nuevo día que le espera en la gran ciudad. Cuando Timothy levanta los brazos y bosteza, no puedo evitar fijarme en cómo se levanta su camiseta por encima de la cintura y me deja ver el principio de un torso que pinta alucinante, con unas líneas inguinales a cada lado de las caderas que son poesía.

También me fijo en los pelillos que asoman por las mangas ceñidas de la camiseta, bajo unos biceps de acero. Soy un cabroncete, lo reconozco y consigo que Tim vuelva a denudarse para mí. Le como los oídos diciéndole lo guapo que es, lo cachas que está, alargo la mano y le toco el bulto del biceps mientras me muerdo el labio inferior de lo irresistible que está.

Sin camiseta está para comérselo. Un cuerpo fuerte, musculoso y atlético que no renuncia a su parte más varonil, con buenos pelazos alrededor de las tetillas y poniendo la guinda a unos abdominales bien marcados. Lleva los vaqueros por debajo de la cintura y me prometió que no llevaba calzones. Sólo ahora le creo, cuando veo la mata de pelos de su pubis asomando por encima.

Ya que estamos… Tim se desabrocha el botón y me enseña rabo. Su zona íntima es preciosa. Los pelitos dan paso a una polla que en estado flácida ya es bastante larga, tanto como para superar en longitud a los huevazos que le cuelgan entre las piernas. La lleva con la capucha puesta. Se desnuda. Le paso una chaqueta mía para que no pase frío. Se la pone, la agarra por la solapa y la huele mientras me mira. Sí, es mi olor. ¿Qué quieres de mí?

Se tumba en la cama, abre las piernas, levanta el culete y se pasa por debajo la mano. Veo cómo sus dedos se internan dentro de su raja, buscando acariciar el ojete de su precioso culito respingón que da gusto mirar cuando anda delante de mí. Me da la espalda. Se pone de rodillas en la cama. Me enamoro de su culito, de su raja, de esos muslos fuertes, de sus piernas. Lleva los calcetos puestos y a mí no me apetece otra cosa que colocarme detrás de él y zumbármelo. Escucho la fricción de la paja que se está llevando a cabo por delante. Si me deja, quizá la leche no tenga que acabar desperdiciada sobre las sábanas blancas.