Tim Kruger se pone en forma con el musculoso Papito penetrando sin condón el agujero sin fondo de su culazo | Tim Tales
No había vistas más bonitas para Tim Kruger que las de un buen Tarzán musculoso como Papito a cuatro patas, con unas buenas bolas en los biceps, hombros fuertes y redondeados y esa curva deliciosa que formaban su espalda y su enorme culo. Le dejó chupársela un ratito, disfrutando de su carita de vicioso, de su mirada, de su sonrisa, de esos pelitos rizados en la cabeza y de los otros desaliñados en la barba y el bigote, del cipote de su polla rozándolos.
Darle por culo fue un todo un placer. Penetrar sin condón su fuerte y musculoso trasero, verle besar las sábanas negras, aferrado a ellas con las manos, meciendo su cuerpo desnudo de adonis hacia adelante y hacia atrás cada vez que se la metía, con esa espalda grande y sudorosa y esos muslos riquísimos y grandes ganando en volúmen debido a sus rodillas dobladas, dejándose querer.
Y cómo tragaba el cabrón. Tenía el ojete bien holgado, un pozo sin fondo por el que Tim vio perderse su jodida y enorme pollaza de veinticinco centímetros como si nada. Se subió encima de la cama y se lo gozó cubriéndole ese culazo, penetrándolo a pelo y sin compasión, alentado por la melodía de sus huevazos mojados chocando contra el pandero.
Teniéndolo bocarriba, disfrutó de la generosidad de su atractiva cara, de su sonrisa, de su torso musculado. Ese agujero estaba hecho para él. Aguantó hasta el último segundo, hasta que no pudo más y nada más sacar el rabo de su interior le soltó un chorrete en las ingles. Pero sus huevos estaban bien cargados. El esperma empezó a acumularse en el cipote y cada lefote que salía desplazaba al anterior, cubriendo toda su polla de semen. Para su sorpresa, Papito le agarró el trabuco en ese estado y se lo metió por el culo. Tim tiró para adentro de nuevo, observando cómo se introducía su polla desnuda por el ojete abierto con un poso de lefa blanca alrededor.
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