Viggo Sorensen, Kirk Gaugin y Jim Durden se juegan las prendas en una pachanga al baloncesto y terminan follando en un trenecito sin condones | Bel Ami Online
Cada canasta del rival, una prenda del contrario. Viggo Sorensen, Kirk Gaugin y Jim Durden iban a acabar en pelotas esa tarde de pachanga en la cancha de baloncento y la simple idea de ver a los colegas desnudos con los rabos colgando les ponía cachondos. A medida que iba aumentando el marcados, también lo hacían el calor y las pulsaciones de sus enamoradizos corazoncitos.
Que los tres hubieran llegado al empate y sus camisetas hubieran desaparecido dejando a la vista unos torsos musculados y esculturales, no propició mucho las cosas para que continuaran con el encuentro. No sólo se habían apostado las prendas de ropa, sino que una vez el último se hubiera desprendido de todas ellas, tendría que pagar cada canasta con algo más, comenzando por una mamada y continuando con el pago en carne, ofreciendo su culo para los otros dos.
Se les olvidaron promesas y reglas nada más salir de las duchas y terminaron abandonándose al placer de unas buenas mamadas en trío. Boquitas tragando rabo, labios deslizándose por monumentales vergas. Kirk, acojonantemente hambriendo de culo y rabo, se puso las botas cuando sus dos amigos le dieron todo. Viggo estaba tumbado bocabajo en el sofá, con el culito en pompa. Jim estaba justo encima de él, restregando su enorme polla por la raja de su culo. Kirk les hizo parar un momento para chuparles todo, dos culitos, dos pollones, dos pares de bolas para pegarse le festín. Las dos tan grandes, enormes y lujosas, descapulladas con el cipote a punto de soltar todo el amor por la rajita. Dos triples comidas que le dejaron a Kirk un buen sabor de boca.
Se levantó y empezó a follar culos a pelo sin preguntar. Se atizó primero el de Jim, metiéndole toda la barra entera hasta los huevos. Viggo soportó el peso de su colega follado, sus gemidos, el aliento inundándole la oreja. Era casi como si a él también se lo estuvieran follado de alguna manera. Viggo se puso delante de Jim y sintió cómo esa voluminosa polla le jodía el ojete y luego se lo follaba estampando los cojones en su trasero. Un trenecito que acabó con Kirk ofreciendo su carita al máquina para que le soltara todas las volutas de humo encima. Jim y Viggo acercaron sus caras al rabo de Kirk mientras se lo pajeaba, mirándose frente a frente con la polla en medio. Le dieron mimitos con la lengua, se la chuparon a dos bocas y no se retiraron cuando empezó a soltar leche.
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