Clark Delgaty se la mete sin condón al guaperas de Enzo Muller en el club de striptease | MASQULIN
Service Bitch
Cuando Enzo Muller se mudó del pueblo a la ciudad, lo primero que hizo esa noche fue ir a un local de striptease. Necesitaba cosas que no podía tener en la soledad de su habitación matándose a pajas, en un pueblo donde siempre veía las mismas caras y apenas había gente de su edad. Necesitaba ver mundo y conocer ese que hasta ahora sólo había explorando frente al ordenador, fantaseando con vivirlo algún día.
Por eso comenzó a lo grande su aventura en la ciudad. Quería ver a tios macizos, unos buenos rabos, dejar que el calor de la noche el confundiera, acabar con ese chico tímido de pueblo de una vez por todas. Al ver a Clark Delgaty sobre el escenario, agarrándose a la barra, subiéndose la camiseta y enseñando sus abdominales mientras pasaba la mano por encima con lujuria, la picha se le puso dura a punto de reventar.
Le moló tanto el espectáculo que soñó con ser uno de esos chicos, así que se quedó el último en el bar y aprovechó que el camarero había ido a limpiar al sótano para subirse al escenario. No se dio cuenta de que Clark lo estaba mirando con ojitos y que lo estaba esperando para cuando fuera al vestuario a cambiarse. Se quedó un ratito más observándole sin que se diera cuenta. Cara bonita y un buen culito, sinónimo de una buena follada.
Si a él se le ponía dura, al público también, pero antes le iba a hacer un buen casting. El chico tímido del pueblo estaba a punto de convertirse en una gran estrella. Clark le agarró por el hombró y tiró de él hacia abajo para que se la chupara. Enzo no se lo esperó, así que opuso resistencia intentando conservar un honor que en realidad estaba deseando perder. Al ver a Clark tirando de los calzones hacia abajo y su gigantesca pirula toda dura rebotando arriba y abajo, se puso de rodillas y se la metió dentro de la boca.
Joder, se la estaba mamando a un striper chulazo, uno que la tenía bien grande y descomunal. Tener esa enorme verga en la boca superó todas sus fantasías. Con el sabor a rabo en la lengua, Clark tiró de él hacia arriba, lo empujó contra la pared y le metió la polla por el culo y sin condón. Enzo intentó digerir todo lo que estaba pasando. Acostumbrado a la calma de cómo se hacían las cosas en su pueblo, tener una polla en la boca y al momento en el culo atravesado por ese gigantesco falo, era algo que le quedaba demasiado grande.
Disfrutó de toda la experiencia sobre la que después recapacitaría lentamente. La mano grande de Clark sobre su hombro, el roce de los abdominales sobre su culo cada vez que lo empalaba, esa cara de cabronazo empotrador, folador nato, que lo miraba con deseo y no podía hacer otra cosa que entregarle su culo para que se lo follara. cabó de nuevo de rodillas, disfrutando de la leche de esa polla sobre su cara, regodeándose. El chico tímido acababa de esfumarse y su lugar lo había ocupado uno que se iba a comer el mundo, eso y unas buenas pollas.
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