Daniel Greene cumple su propósito de año nuevo follándose a pelo el culazo peludete de su colega Elliot Finn | Next Door
Happy Fucking New Year
Bueno, pues ya ha pasado la nochebuena, la Navidad, la nochevieja, el año nuevo, la noche de reyes y es día de reyes. Daniel Greene y Elliot Finn se han levantado pronto para hacerse los regalos y se han quedado en el sofá, mirando los adornos del salón, cansados de tantas fiestas, echando un vistazo hacia atrás de todo lo ocurrido y mirando hacia el presente.
Daniel tiene muy claro lo que quiere de ese nuevo año que está empezando, pero todo gira en torno a lo mismo. Meterse en una cabina y estar rodeado de rabos, hacer muchas orgías, follarse a su mejor amigo… Pilla por sorpresa a Elliot que no esperaba ese comentario y empieza a pensar cuántos mejores amigos tiene su mejor amigo. Echa cuentas y sólo está él. ¿Ha sido una indirecta?
La verdad es que no tenía muchas pelas para hacerle un buen regalo, así que ya que no se ha hecho la paja de la mañana y tiene ganas, qué mejor que una boca y una mano amiga para ayudar. Ese será su mejor regalo y una forma de ayudarle también a cumplir una de las tareas de su lista sexual. Ya puede ir tachándola. Se tumba, se desnuda y se sorprende al ver con las ganas que le coge Daniel, que lleva mucho tiempo deseándole, que adora sus piernas peludas. Le ve quitarse los calzones y la tiene completamente dura. Nunca le había insinuado nada, o eso piensa.
Vérsela tan tiesa y sentirse tan deseado hace que él también se venga arriba. Le sienta en el sofá y se la chupa a fondo sobándole los huevecillos antes de darle su regalito definitivo, su precioso culazo también peludo e irresistible. Al final no sabe quién tiene más ganas, porque al sentir cerca de su ojete el pollón duro y caliente, pasa una mano por detrás y le ayuda a meterla dentro. La quiere ya.
Lo bien que le come el culo y lo bien que folla, joder, con la de tiempo que han perdido estos años intentando ligar. Son guapetes y siempre se les ha dado bien, pero de haber sabido que se podían coger el uno al otro no hubieran tenido la necesidad. La polla de Daniel no se resiente. Ver la cara guapa de su colega, su cuerpazo desnudo y sus piernas y culete peludos se la ponen dura todo el rato y es esa dureza lo que le vuelve loco a Elliot.
Le da gusto que se la meta una y otra vez. Se tumba en la mesa, se abre de piernas y deja que se la meta dentro. Al contrario de lo que cabría pensar, no se sienten tan extraños mirándose frente a frente en una situación tan íntima. Elliot se la pela duro y se corre encima, mojándose los pelos del pecho y de la barriga de lefa con unos buenos chorrazos blancos. Daniel se lo recoge todo con la mano y se come su esperma rebañándose hasta los dedos, le chupa la polla y se pone en pie entre sus piernas pajeándose dispuesto a lanzar.