Dime si serías capaz de ponerte frente a otro hombre, decirle lo que te gusta de él, expresarle abiertamente qué te gustaría hacerle o que te hiciera. ¿Y al contrario? Descubrir qué es lo que le gusta de ti y lo que le apetece hacerte en ese mismo momento. Quedarse desnudos uno frente al otro y sentir en el termómetro infalible que llevamos entre las piernas si la atracción es mutua.
A menudo no hace falta ni cruzar demasiadas palabras. Entre Calvin Banks y Chris Harder se lo dicen todo con la mirada. Están los dos uno frente al otro. Calvin baja la vista hacia su camiseta. Chris entiende el mensaje y se la quita. Pechote peludo, cuerpo fibrado, no tanto com el suyo pero va por buen camino. Chris se baja la goma de los pantalones mientras se da la vuelta. Frota su trasero al descubierto contra el paquete de Calvin, notando su chorra todavía blandita, sus huevos.
Calvin se lo agarra con las dos manos y mientras Chris se agacha para sacarse los pantalones, imagina cómo sería metérsela por ese precioso culo. No va a tener que esperar mucho, pero antes hay otras cosas que quieren hacer. Chris se tumba desnudo sobre el colchón que hay en el piso y se ponen a disfrutar de un sesenta y nueve de culo y rabo.
Ambos lo gozan con el placer anal. Sentir los dedos calentitos de otro tio perforándote el ojete, tocándote el interior, un dedaco juguetón llevándote a la locura extrema cada vez que te toca ese punto tras la próstata. Muchos hombres reniegan de ese placer, por creerse menos hombres, por creer que está supeditado a preferencias sexuales. No saben lo que se pierden.
Para Chris es un vicio como el comer pipas. El tio se pone de pie y deja que Calvin le de un masaje. Le encanta sentir ese gustito desproporcionado que le derrite el cerebro y le convierte por unos momentos en un puto animal sin consciencia, dejándose llevar por sus instintos más primarios.
Pero nada es comparable a una buena polla, más grande, más dura, más larga. Chris se tumba bocabajo y se abre los cachetes del culo. Calvin se pajea observando la forma de ese agujero que desea su polla. Lanza un salivazo desde arriba para lubricarlo. Se lo piensa jalar sin condón. Se la mete directa. Sus grandes cojones colgando y descansando en la hendidura entre los muslos. Chris los nota bien calentitos y su ojete se expande de gusto.
Después una barra llena de energía, entrando y saliendo de su interior, enorme, gorda y dura. Las tersas pelotas de ese machote golpeándole la entrepierna. Dobla un poco las rodillas y eleva el trasero para sentirla bien adentro. Ninguno de los dos reprime sus deseos. Calvin acorta distancias y se inclina. Chris puede notar sobre su espalda el calor que desprende el torso de ese hombre, su aliento de vicio de follador cuando se encuentran cara a cara.
Calvin le coge la mandíbula, retira un poco la cara y le suelta un escupitajo en la boca. Chris no se lo esperaba. Primero se queda degustando la saliva de otro hombre en su boca todavía abierta, después traga y sonríe. No esperaba ser tan zorra y eso le encanta. Calvin saca el rabo de su interior y en cuestión de segundos nota un líquido esparciéndose por su espalda y su culo.
Ese tio acaba de aliviarse las pelotas sobre su cuerpo. Echa la vista atrás y ve su larga y gorda polla corrida, todavía morcillona mirando hacia la izquierda, todavía soltando algún que otro lefazo, bajando y subiendo mientras lo hace, su propio culo bañado en semen y a ese tiarrón sudado buenorro y guaperas soltando un bufido de alivio, bien descargado.