La Familia Polla: A George Williams se le pone dura enseñando a su hijo Ethan a afeitarse y se lo termina follando en el baño | Family Dick
Desde tiempos inmemoriales, de generación en generación, los padres han enseñado a sus hijos a afeitarse en el momento en el que han empezado a hacerse hombres y les han aparecido los primeros pelos en el cuerpo. Para George ha llegado ese momento. Su hijo Ethan ya se ha hecho mayor y se ha convertido en todo un galán. Le ha dejado frente al espejo y le ha dejado usar su espuma mientras él va en busca de su primera cuchilla de afeitar.
Ethan quiere que acabe ya, ha quedado con sus amigos, no comprende lo emotivo que es ese momento para su padre, que se recrea en cada detalle, desde cómo debe distribuirse la espuma por la cara hasta cómo debe aplicar la cuchilla a cada parte de la barba.
Se coloca detrás de su chico. No había reparado hasta entonces en su cuerpazo, un hombrecito con el torso fuerte, una cara guapísima y una mirada alucinante de ojos claros. La polla de papá le está rozando el culete y se empieza a poner dura, contento de que su hijo haya crecido tanto y esté tan bueno. Esa es la primera noche que sale con sus amigos y amigas de fiesta y antes de que descubra por sí mismo los placeres del sexo, además de enseñarle a afeitarse quiere que aprenda cómo debe follar un hombre.
Le retira la toalla con cuidado, dejando al descubierto un precioso rabo elevado por unos huevos encogidos por el frío después de salir de la ducha. Papá se quita la bata blanca y ahora ya no hay tela que les separe. Le posa la polla calentita encima de las nalgas, empuja un poco su espalda hacia adelante para que abra la raja del culo y le muestra lo fácil que es. Sólo debe introducir su rabo dentro de la raja, buscar el agujero y colarse dentro.
«Esto duele papá, duele pero da mucho gusto«, le dice Ethan. Ve a su padre por el espejo, un torso peludo, su cara de disfrute, los ojos entornados, los gemidos que pega mientras se lo pasa en grande metiéndosela. Siente su gran polla dentro de su cuerpo. Él ya la tiene grande, pero algún día llegará a tenerla tan grande como él. Ya le había visto antes desnudo en la ducha o por la casa, pero no imaginaba que una polla pudiera crecer tanto cuando se excitaba.
«Lo que voy a hacerte ahora, recuerda que debes hacerlo con un condón que te enseñaré después a ponértelo«. Quien avisa no es traidor. Pero él no lo llevaba puesto. Entonces empezó a meter y sacar la polla, comenzó a gemir como un animal y se corrió dentro del culo. Cuando sacó el rabo, del cabezón le chorreaban una buena cantidad de lefotes que cayeron al suelo. Le dio una palmada en el culete a su chaval, le dijo que se divirtiese y se dirigió a la ducha todavía con algún espasmo de la corrida y algún gemido involuntario.
Nota: Las imágenes, el vídeo y el texto reflejan una obra de ficción. Los actores no tienen ninguna relación de parentesco real.
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