Mike se saca su cacho pollón en los baños y se casca un pajote | No es otro blog gay
Hay dos formas de pelar un plátano. Los hay quienes prefieren despellejarlo por la base como hacen los monos, dejando varias tiras a los lados como si fuera una flor y en el centro el fruto. Yo soy más de tirar del rabo y quedarme con el plátano en la mano con todo su tacto rugoso, a la vez suave y pegajoso entre los dedos.
Cuántas similitudes hay en la naturaleza y lo mucho que se parecen las pollas a las bananas, sobre todo si se parecen a la de Mike. Cuanto más grandes y gordas, cuanto más se parecen a un plátano, más sabrosas están. Muchas formas de pelar frutos pero una sola universal de bajar los gayumos a un tio, tirando de la goma y descubriendo lo que tiene entre las piernas.
Lo de Mike es grande, muy grande, para hincar las rodillas en el cuarto de baño y recibir una soberana hostia en toda la cara que no te dejará ciego, pero que sí te hará ponerte ciego, porque nada más notar el aroma de rabo y la suave caricia calentita del pollón rozándote la cara, es para ponerse a comer como un ceporro y no parar hasta tener la boca llena de leche.
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El cacho pollón de Mike tiene premio. Cuando se la casca fuerte con la mano y comienza a supurar lefa por la punta del capullo, a los pocos segundos y tras varios lechazos como si fuera una fuente, zasca! un lefazo directo al cuerpo, perfecto para despistar, para hacerte creer que queda por salirle poca lefa, dejando que acerques la cara y cuando te quieres dar cuenta te lo llevas puesto, en todo el ojo, directo en la boca o como un bonito rastro de gomina.
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Y ya que te has ensuciado del todo, por qué no sacar la lengua y relamerle el muslo donde se ha dejado todo el percal o esos pelos rasuraditos de la base de la pija donde se ha quedado concentrado todo el zumo de macho. Una polla grande y gruesa hecha para los más cerdetes.