Flynn Fenix goza como un perrete del descomunal pollón negro de Swhirly sin condón | Cocky Boys
Que Flynn Fenix, abierto de piernas sobre su cama, con una sonrisa de oreja a oreja y los oyuelos de su linda cara en sus mejillas, era el chico más feliz del mundo en ese momento, era algo que estaba fuera de toda duda. Por fin había cumplido su sueño y daba más placer del que creía. Por fin tenía dentro del culo un enorme pollón negro, largo y macizo como deseaba. Es más, estaba seguro de que era la polla más grande de su instituto, de todos los institutos de alrededor, de la ciudad y de todo el condado.
Lo de Swhirly era de otro planeta. Cómo le colgaba la vara al cabrón. Flynn jamás había visto una tan grande. Enseguida empujó a ese negrazo para que se sentara en la cama y se llevó el rabo a la boca degustándolo con todos los sentidos. Tener le control no le duró mucho. Lo perdió en cuando Swhirly se incorporó, le agarró de las caderas y los dos se subieron a la cama haciendo un sesenta y nueve.
La lengua de Sw era increíble, explorando cada recoveco de la entrada de su agujero, de su tierno culito virgen, redondo y blanquito. Y luego, con esos morrazos, le hacía el vacío como una ventona y conseguía dilatarle el ojete. Tanto gusto hizo perder el sentido a Flynn, que acabó abandonándose a los placeres de la vida, animándose a tragarse esa descomunal polla hasta los huevos. Y lo consiguió, no sin llorar por ello.
Flynn se ofreció a Sw por delante y por detrás. Le encantaba mirar a Swhirly a los ojos, a su guapísima cara, su fornido y musculoso cuerpazo negro, delirante, pero también le encantaba ponerse a cuatro patas y sentir toda su furia, esos huevacos chocando contra los suyos. Se puso bocarriba para el acto final. Por un momento Sw le agarró la polla y se lo hizo todo. Flynn se emocionó al ver esa manaza grande, negra y caliente tomar el control de su joystick. Se corrió para él, entregando su leche a ese adonis, mientras continuaba siendo penetrado a pelo por ese descomunal pollón.