Josh mete un masaje anal sin condón a Luciano con sus 25 cm de polla y le da leche | Tim Tales
Las babas proliferaron por la boca de Luciano como si llevara con ella abierta más de cinco minutos sin tragar saliva y con un apetito insaciable. Y puede que ese fuera el tiempo que no salía a tomar aire fresco después de que Josh le agarrara la cabeza con las dos manos y la apretara contra su entrepierna como si fuera un balón de basket obligándole a tragar polla.
Un pollón épico bien largo y grueso de veinticinco centímetros que no le cabía entero ni de coña, pero que se le dio muy bien mamar. Al sacarlo por su boca, estaba bañado en su saliva, con la piel reluciendo a la luz del sol y el cipote mojado mirándole de tu a tu encerradito en su capuchón. Por fortuna, lo que su boca no podía tragar, ya lo hacía su culo.
El masaje anal era inevitable. Nada más poner el culito en pompa, Josh se lo atravesó de lado a lado, sumergiendo en las profundidades de su ano esa enorme pitón venezolana. Antes de cabalgar sobre sus piernas, Luciano se puso de rodillas para reverenciar soberana polla. La agarró por la base y se puso a chuparla perdiendo la noción del tiempo, paseando el rabo caliente, duro y gigantesco por toda su cara, por sus morros, metiéndolo dentro de su boca y dibujándose un buen bultaco en el moflete al forzar el cipote en sus carrillos.
Se abrió de piernas poniéndose bocarriba y Josh se las abrió un poco más metiéndose entre ellas, separándole con sus muslos, jodiéndole con esa puta barrena que no tenía fin, observando lo aplicado que era metiéndola y sacándola, a veces con cara atenta mirándole a los ojos y luego al punto de contacto y otras veces sonriéndole como un puto vicioso que lo único que quiere es culo y placer. La misma sonrisa que le vio en la cara al chuparle toda la corrida, con los labios, el bigote y la barbilla cubiertos con su semen.
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