Top Monster Cock desvirga el blanco y redondito culazo de James Ash sin condón con su enorme pollaza | The Male Muse
Ese día al salir de los vestuarios, James Ash buscó en la app de citas a un tio con el que iniciarse. Los astros se unieron para decidirse a hacerlo por fin. A su edad caían varias pajas al día. Que sus compañeros de equipo no dejaran de hablar de guarradas en las duchas provocó que tuviera que darse a vuelta y salir antes de tiempo intentando ocultar una incipiente erección con la toalla. Tener la casa libre ese fin de semana terminó por hacerle caer en la tentación.
No quería a cualquiera para su primera vez, quería al mejor, quería lo más grande. Al ver el pollón de un tal Top Monster Cock, se le abrieron los ojos como platos y el corazón empezó a latirle con fuerza. Cerró los ojos e imaginó cómo sería tener esa pollaca en la boca. No lo pensó más, contactó y enseguida tuvo respuesta. El tio se presentó en su casa bajándose los pantalones en cuanto él entornó la puerta.
Llevaba unos calzones blancos largos de pata ajustados y se le marcaba toda la polla. Desde luego que las fotos que se había puesto en el perfil eran buenas, pero en real era todavía mejor. El rabo s ele marcaba perfectamente desde el frontal recorriendo la pernera. James tiró de la goma, tremendamente excitado. Primero vio unos pelazos abundantes y negros en la base bien poblada. Siguió tirando y ahí estaba, danzando entre las piernas, la polla más jodidamente larga y grande que había visto en su puta vida.
Su primer instinto fue besarla. Estaba dura y caliente. Monster se la levantó y entonces James le besó los huevos. Joder, qué peluda la tenía. Esos pelazos negros se le quedaban pegaditos a los labios. Monster le agarro la cabeza a dos manos, una en el cogote y otra por debajo de la barbilla, le introdujo el pollón en la boca atragantándole con el cipote y se la penetró a conciencia.
Menuda barra dura. James abrió la boca a tope y sintió cómo el cipotón grande y reluciente de ese cabrón intentaba colarse por su garganta. Sus labios probaron los tropezones de las venas que recubrían el trabuco, cada vez más largo, más hinchado y rojizo. Una y otra vez notó el roce de los pelos de la base en su bigote. Al sacarla de su boca, mientras tomaba aire, se sorprendió al ver que había sido capaz de tragarse casi entera esa mingaza que ahora colgaba toda bien dura.
Top Monster le levantó y lo empujó bocabajo sobre la cama. James miró hacia atrás y vio cómo se quitaba las los calzones. Se los tiró a James en la cama. Olían a huevera sudada, a rabo. James los olisqueó. Un aroma dulzón penetró sus napias. Los mordió porque pensó que se venía algo grande y duro reventándole el ojete. Top Monster le manejó a su antojo dándole la vuelta, atrayéndolo hacia el borde del colchón, le abrió de piernas, se la metió por el culo sin condón y se inclinó sobre él sin dejar de penetrarle, haciéndole el amor.
Las piernas de James subían y bajaban al compás, sus zapas se pegaban a la espalda de Top Monster al igual que sus manos. Le dolía tenerle dentro, pero le gustaba. Era un dominante de pro. Se lo llevó hasta el espejo y lo empotró contra él. En el suelo dos pares de zapatillas con sus dueños bien plantadas, las de James en la parte exterior y las de Top Monster entre medias, abriéndose paso dentro del culazo de ese chaval.
Lo lanzó de nuevo bocabajo contra la cama, pero esta vez para follárselo. Plantó las dos manos en su espalda y le jodió ese precioso culito redondo que tenía, encantado por ser el primero en estar dentro de él. James no paraba de gemir, adorando cada pollazo de ese cabrón. Top Monster sacó el rabo y se le corrió encima, dejándole toda la espalda y la parte superior del trasero cubiertas con su leche.
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fotografías por @The_Male_Muse