Beau Butler prueba el placer del gigantesco pollon de Sir Peter a pelo | Men At Play X Raging Stallion
Strong Suit Episode 1: Chance Encounter
Tras un largo viaje en avión, por fin Beau Butler llegó a una bonita ciudad al sur de España, donde se encontró con Sir Peter en el pasillo de un hotel donde iban a tratar algunos negocios. Preocupado por ir bien trajeado, nada le había preparado para el calor que iba a hacer allí, un lugar donde unos pantalones cortos y camiseta de manga corta hubieran ido más a pelo con la ocasión. Tampoco estaba preparado para Sir Peter, que resultó ser un tiarrón enorme y tremendamente atractivo, tanto que Beau no podía quitarle los ojos de encima a la vez que imaginaba cómo sería estar on un tio así en la cama.
No tuvo que esperar mucho para ver si daba la talla. En un renuncio, Beau pasó de mirar a los ojos a Sir Peter para echar una ojeada a su paquete. Lo que se le marcaba en el frontal de los pantalones era exagerado y detuvo más tiempo del previsto la mirada en esa zona. Sir Peter no era tonto, sabía identificar las señales perfectamente. Lo empujó hacia la puerta de la habitación de la que había salido hacía unos momentos. Besándolo, agarró la tarjeta de su bolsillo y la pasó por el lector del manillar.
Como una pareja de recién casados, cruzaron la puerta pasito a pasito, comiéndose a besos, Sir Peter avanzando hacia adelante y Beau hacia atrás, dominado por ese macho que ya se estaba encargando de quitarle la ropa a los dos. Fuera de la vista de otros huéspedes y del personal del hotel, Sir Peter se bajó la cremallera de la bragueta, se inclinó un poquito echando el culete hacia atrás metiéndose la mano por ella para cogerse la polla y sacársela.
Era enorme, jodidamente grande y larga, un mazo bestial. A Beau se le abrieron los ojos como platos y se llenó la boca de rabo. La fiereza de Sir Peter en la cama sobrepasó todas sus expectivas. Debería haberlo imaginado nada más conocerle. También fue culpa de Beau tener tanta hambre de polla. Al intentar tragársela entera, despertó al animal que llevaba dentro. Tenía que haber supuesto que dar esperanzas a un tio de que podías tener su miembro completo dentro de la garganta bien apretadito, le haría cogerle la cabeza a dos manos o follarle la boca como lo hizo Sir Peter, plantándole los huevazos en los morros, dejándole sin aliento y con la cara roja como un tomate, al borde de las lágrimas.
Sólo había una cosa que podía distraer a ese cabrón de un nuevo intento por joderle la garganta. Beau le dio la espalda, se bajó los pantalones por detrás y le enseñó su trasero. Si Peter lo observó mordiéndose el labio inferior, deseando probar ese culazo grande y hermoso, bien peludo. Empujó suavemente a Beau por la espalda para que se inclinara. Beau se abrió ligeramente de piernas y entonces Sir Peter le metió todo el falo enterito sin condón. Se le pusieron los ojos en blanco al sentirlo dentro, tan grande y voluminoso.
Llegaron a la cama minutos después. Barra libre. Sir Peter se tumbó y Beau hizo lo propio encima de él pero mirando hacia el lado contrario para volver a comerle la polla mientras Sir Peter le acicalaba el ojete del culo. Esta vez fue Beau el que no pudo resistirse a volver a tragarse entero ese rabo enorme. Era pura glotonería. Cabalgó a ese macho, se abrió de piernas para él y le miró de arriba a abajo, todavía trajeado, masturbándose la polla enorme, corriéndose encima de su polla, de sus huevos, de su cuerpo, usándole como lienzo.
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