Igor Silva, Nano Maso y Andres Villa penetran el culazo de Jhon Ramirex con sus 25 centímetros de polla y se corren encima de su cara y su barba con unos abundantes lefazos | Tim Tales
Iba a ser una tarde de chicos y de pajas. Se quedaron todos desnudos en el sofá y lo echaron a suertes para ver quién era el valiente que se acercaba a poner la peli porno en el reproductor. Le tocó en suerte a Jhon Ramirex, que mientra se dirigía hacia la tele, tuvo que aguantar cómo sus colegas Igor Silva, Nano Maso y Andres Villa le jaleaban diciéndole lo bonito que tenía el culo, cachondeándose por cómo se meneaban las pelotas entre sus piernas al caminar. Siempre hacían lo mismo esos cabrones.
Le daban a todo y ese día tocaba una hetero pero de orgía, de un montón de negrazos que doblaban en estatura a la fémina, con pollas como brazos y la tia era capaz de tragarse tres rabos por el coño y el culo a la vez. Nunca se habían juntado para ver una peli tan cerda y los mástiles subieron al momento. Como era normal entre ellos, se miraron a las caras, pero retirando rápidamente la vista para dirigirla a las pollas o la pantalla, alimentando el morbo y la paja.
Jhon no podía competir con sus amigos en cuanto a tamaño de rabo. Quizá en otro grupo de tios su polla sería grande, de hecho medía mucho más que la media, pero es que Igor, Nano y Andres las tenían gigantescas, veinticinco centímetros de pollón bien gordos que nada tenían que envidiar a las cachiporras de los negrazos de la peli.
Ese día Jhon notó algo diferente. No sabía si era por el vicio de la peli o qué, pero sus compis no dejaban de mirarle sin retirar la vista, sobre todo Igor, que encima era guapísimo y su mirada era penetrante. Jhon tenía al lado a Andres y a Igor. Entre los dos se miraron y acto seguido pasearon las manos a la vez introduciéndolas entre los muslos de Jhon, acercándolas cada vez más a su entrepierna. Jhon tampoco supo explicar por qué sintió la irresistible necesitad de separar las piernas y dejarse tocar. Al sentir las yemas de los dedos rozando el exterior del agujero de su culito, se le quedaron los ojos en blanco y gimió de placer.
Al hacerlo, dejó vía libre a esos cabrones para convertirle en su putita. Le pusieron a comer rabo. Pollas que apenas le cabían por la boca de lo enormes que eran. Le rodearon los tres, él de rodillas en el suelo, rabos por todas partes, bien grandes y hermosos. Miró hacia arriba y le dieron triples pollazos en la jeta a la vez para ponerle bien cachondo. Recibió uno a uno por detrás y a pelo, sintiendo la profundidad de sus banderillazos penetrando por todo el ano. La paliza que Igor le metió por detrás con sus huevazos colgantes al empotrarle fue deliciosa.
Descubrió lo tragón que era su culo. Les cabalgó sin dejar de chupar pollas. Tenía una a cada lado y la que no se estaba jalando, rebotaba sobre su pectoral pidiendo auxilio. Brindó su culazo como vasija, poniéndolo hacia arriba. Vio a esos tres luchar por meterla dentro del agujero. Tumbarse bocarriba y abrirse de piernas para esos tios fue su mayor perdición. Hicieron con el lo que quisieron y más, agujereándole por todas partes, disfrutando de la alegría del tamaño de sus enormes miembros viriles. Jhon acabó de nuevo de rodillas, rodeado de esos tres vergones. Uno a uno dispararon sobre su boca, sobre su cara, sobre sus barba, dejándole los morros llenos de leche, lefotes colgando por su barbilla. Bibe a capón para el nene.
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