El fornido Jacob Lord cubre el culazo de Thiago Da Silva sin condón y se corre encima de su cara y de su cuerpo con diez potentes lefazos bien cargados de leche | Fucker Mate

Beefy morning

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Eran dos hombres muy diferentes, pero se complementaban muy bien en la cama. Thiago Da Silva, un chulazo guaperas argentino de los que tuerce cuellos al pasar por la calle. Ojazos, labios bonitos que uno sólo puede imaginarse besando o mucho mejor, arropando toda su polla sin poder evitar estremecerse. De cuerpo atlético y musculoso, poco vello corporal, nada de él en el torso, suavecito, barbita de tres días y un pollón a un sólo centímetro del club de los veinte.

Esa mañana Jacob Lord se había despertado bien cachondo. Cómo sacaba la lengua le cabrón intentando meterla en la boca de Thiago comiéndoselo enterito, humedeciéndole los labios. Jacob tenía cara de macho empotrador, con mucha barba y mucho vicio. Su torso era musculoso y potente, con bastante pelo, ahí y por todo el cuerpo.

En cuanto a complexión era casi el doble de fortachón que Thiago y eso llevaba a una situación en la cama y es que cuando el argentino veía a ese hombretón lanzarse hacia él, se dejaba hacer de todo y se dejaba guiar en la camita. Ahora le tenía cogido por la mandíbula con su mano grande y fuerte, sin soltarle, metiéndole la lengua hasta la tráquea.

La mano de Thiago fue al pan. Llevaba tiempo mirando de reojo esa polla bien gorda de Jacob, la forma en la que había ido creciendo a cada beso hasta ponerse tocha y descansar sobre uno de sus muslos. Se la cogió y empezó a masturbarla. Al hacerlo, Jacob se relajó y Thiago pudo tomar el mando. Dejó a Jacob sentadito en la cama y se puso a cuatro patas para deglutir su enorme verga.

Joder qué pollón más gordo, se le llenó la boca entera. Eso de no tener las riendas no iba con Jacob, que en segundos se puso de rodillas frente a Thiago e hizo todo lo posible porque ese tio tan guapo se tragara su polla hasta los huevos. La polla empapada en saliva entraba y salía de la boca de Thiago, que hizo un gran esfuerzo por cumplir el deseo de su macho, pero ese fornido pollón de veinte engañaba a la vista.

Se tomó un respiro. Se tumbó bocarriba en la cama, con la cabeza entre las piernas de Jacob. Las vistas de ese culazo peludo empotrador, de su rajita, de toda su dote, era puro espectáculo. Sacó la lengua y atrapó sus cojones. Se los chupó, se los succionó con gusto, mientras el calor de la polla le rozaba los pelos de la babilla. Con la mano, Thiago inclinó hacia abajo su durísima polla y le folló la boquita.

Al metérsela profunda, los cojones se quedaron pegaditos sobre los morros de Thiago, taponándole la nariz. Por turnos le fue dando huevo y rabo, hasta tener las babas de ese zagal empapando toda su polla y sus pelotas. Entonces Jacob miró hacia adelante. Se fijó en el pedazo pollón del argentino y cayó rendido, inclinándose y metiéndoselo enterito en la boca hasta besarle las bolas.

El mamón la tenía larguísima y gordita y le recordó tanto a la suya y era tan bonita que le despertó un hambre voraz, destinándole a mamársela una y otra vez a garganta profunda. Se sumieron en el placer de ese sesenta y nueve que era un puto vicio. El culazo redondo, peludo y enorme de Jacob sin control empujando y penetrando la boquita del chaval, comiéndole la polla hasta el fondo. Thiago sintiendo el enorme gustazo que le daba un tio así devorando su polla entera, lidiando con otra en la boca y sintiendo el calor y el roce del cuerpo de ese macho sobre el suyo.

La postura les gustó tanto que repitieron antes de follar, esta vez con Thiago encima comiéndole la polla, descansando su rabo y sus huevos en los pectorales fuertes y peludos de Jacob mientras este se dedicaba a abrirle el culito con la lengua, con los deditos y con el aliento de unos susurros que no paraban de pronunciar guarradas de lo cachondo que estaba.

Así le gustaban los culitos a él, ¿eh? Apretaditos, como si fueran vírgenes, para poder sentir cómo su polla lo abría por primera vez, redonditos, grandes y suaves para cogerle por las nalgas y hacerlo a su mano. Jacob desprendía tanta pasión que se la contagió a Thiago. Cuando estaba a cuatro patas en la cama, viendo cómo ese macho se le acercaba para cubrirle por detrás, no veía el momento de sentir su enorme polla surcando sus profundidades.

Con los cachondo que estaba, Thiago creyó tener el culito bien preparado y dilatado para lo que se acercaba, pero una vez más Jacob resultó ser una caja de sorpresas. Su polla era demasiado gorda y hasta el tercer intento no encajó perfectamente. Le dolió un poquito, pero cuando entró entera, no le puso límites y dejó que esa mole empotradora le follara a espuertas.

Cómo no abrirse a un hombretón así de fuerte y potente. La imagen de los dos en la cama en ese primer momento de unión era un puto vicio insano. Ese macho fornido de cuerpo peludo y gran torso taladrando el culito suave de un chaval bien guapo, que mostraba su embriagadora sonrisa a cada pollazo que recibía. Por un momento parecía que eso y nada más necesitaba un hombre en la vida para ser el más feliz del mundo, meterla por un agujero.

Cuánto necesitaba Thiago la rabia de un tio tan potente. Se incorporó un poco apoyando las manos contra la pared que tenía delante. En ese momento Jacob le empotró con dureza y empezó a follárselo de verdad, arremetiendo su trasero con la fuerza de su culo y de sus caderas hasta hacerle gozar. La sonrisa del panameño no desaparecía de su cara. Estaba encantado y en su salsa follándose a ese granuja guapetón tragón de pollas.

Se lo llevó a la camita y le lanzó sobre el colchón, dejándolo a cuatro patas, con la espalda y la cabeza casi pegaditas a las sábanas, el culito en pompa y las piernas más separadas de lo normal. Jacob se subió a la cama, protegió el pandero de Thiago entre sus muslos, se inclinó encima de su espalda y lo empaló de arriba a abajo con su gigantesco pene, con las pelotas pesaditas y con una buena recámara de semen subiendo y bajando al compás.

Pico y pala, pico y pala, los gemiditos de Thiago le daban vida y eso le hizo follárselo con más fuerza. Jacob terminó dejándose caer casi por completo encima del chaval, con la polla dentro de él. Thiago sintió en ese momento que nada le pertenecía, ni siquiera su propio cuerpo, al sentir el aliento y los gemidos de Jacob en su oreja, el calor de su cuerpo sobre el suyo y esa polla enorme invadiéndole por dentro. Un amante de los buenos.

Thiago se tumbó bocarriba en la cama y se la empezó a cascar efusivamente. Quería correrse encima y se le antojó hacerlo con un buen pollón dentro de la boca. Animó a Jacob a ponerse de pie, con la cabeza de Thiago entre las piernas, inclinando la verga para darle de comer. Así se dejó a leche encima Thiago, amamantando rabo con sus dulces labios, con unos buenos lefazos blanquitos y chorreantes hasta las costillas.

Ya que estaba ahí, Jacob no perdió la oportunidad. Se la peló encima de la cara de ese guaperas que no paraba de abrir la boca y sacar la lengua pidiendo leche y le soltó una lefada que parecía eso un albañil lanzando misiles de cemento sin control sobre los ladrillos. Una decena, sí, una decena de chorrazos bien cargados de esperma que dejaron los pectorales de Thiago y sus morros con charcos de semen correteando por su cuerpo y su cara.

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@ fotos por Oscar Mishima

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