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Malik Delgaty amamanta al segurata Presley Scott con su descomunal pollaza, se lo folla sin condón y se corre en su cara | MEN

Fast & Vicious Part 1

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La organización anda buscando a los chicos más duros y fuertes de la ciudad. Tras un chivatazo, el jefe de la banda y su ayudante Presley Scott acaban en un garito donde se entrena a diario un tiarrón buenorro llamado Malik Delgaty. Lo que más han escuchado de él es que es un tio «duro«, pero cuando el jefe manda a su aliado a cachear al chaval para asegurarse de que no lleva armas encima, Presley descubre que lo que esa gente quería decir en realidad es que Malik la tenía bien «dura«.

Hay poco donde cachear a ese tio, ya que apenas lleva los boxer puestos. Presley sabe que es una de las situaciones más comprometidas, pues su jefe le obliga a cachear todo y cuando es todo, quiere decir todo. No le  gusta invadir el espacio íntimo de los hombres con los que se cruza, pero es parte de su oficio. Al llegar a la zona de la entrepierna, está seguro de haber tocado grandes cosas, pero se le queda la boca abierta cuando lo que toca es el durísimo pollón de Malik, que encima es tan largo como una barra de pan, le llega hasta la cadera.

Intentando digerir la idea de lo que acaba de tocar, pero todavía dándole vueltas en su cabeza a cómo es posible que un tio la tenga tan grande y larga, se incorpora y le dice a su jefe que el chaval está limpio. Al fin y al cabo no puede considerar su pene erecto como un arma. Lo que está claro es que Presley no va a poder mirar a Malik con los mismos ojos desde ese momento.

En un segundo ha pasado de ser un tio de barrio callejero más a un objeto sexual al que desear con todas sus fuerzas. Es más, ahora le mira a la cara mientras el jefe le interroga y le parece más apuesto que nunca, más cachas, más todo, hasta el punto de que cuando cruzan las miradas no puede aguantársela y el rubor en sus mejillas le delata.

Malik es un tio de calle, tiene mucho ya recorrido. Sabe cuándo a un tio le gustan los rabos, en concreto el suyo. Ha dado de comer de él a muchos en los callejones tras ganarles la partida. Sin que el jefe se entere, se baja la goma de los boxer con el pulgar por la parte delantera y deja a la vista su enorme trabuco. Presley vuelve a quedarse atónito. Tocarla le había dado una idea de cómo era, pero verla supera todas sus expectativas. No es una polla, es un pollón grande y gordo que le apetece pajear con la mano llena, tener en su boca, pasearlo por toda su cara sintiendo su aroma y su calor.

Con un gesto de la mano, Malik incita al chico a agacharse y mamársela por debajo de la mesa sin que el jefe se entere. A Presley no se le ocurre ninguna manera de ponerse a cuatro patas en el suelo sin que el jefe se dé cuenta, pero enseguida encuentra una, tirando las gafas de sol al suelo fingiendo que se le han caído y dándole una patada para acercarlas al chulazo.

Joder qué pedazo de minga, piensa cuando la tiene delante de la cara. Saca la puntita de la lengua rozando ese pene que en gran parte sigue duro porque Presley está de muy buen ver y Malik sabe apreciar la belleza en otros tios de su calaña. A mamar se ha dicho. Presley se mete el pollón en la boca y si no fuera porque ya es un hombre, diría que ha vuelto a su más tierna infancia, porque la forma en la que la chupa es como si le estuviera sacando hasta la última gota al biberón.

Malik lo nota, vaya que si lo nota. Pocos tios le han comido así la polla, marcando tanta presión con los labios. Como puede divide su mente lo justo para estar atento a responder a las preguntas que el otro tio le hace, pero ahora la mayor parte de su atención se digire a esa mamada que le están haciendo. Pero el jefe no es tonto. Se da cuenta de que ese chico no está al cien por cien. Se levanta y pilla a su ayudante comiéndole la polla.

En el fondo no le sorprende, son jóvenes y están los dos bien ricos. No piensa ser él quien se meta en las relacciones sexuales de sus trabajadores. Estrecha la mano de Malik dándole la bienvenida a la organización, dejando a los dos solitos para que hagan sus guarradas. Malik se pone cómodo, se abre un poco más de piernas y Presley deja de contener el sonido de las chupaditas. Para él eso es una liberación, siempre contenido por a rectitud que supone ejercer su trabajo de malote.

Cuando recibe un cachete de Malik en toda la mejilla advirtiéndole que deje de mamar y se ponga en pie, Presley se fija en la erección de Malik, con todo ese pollón en alto, bien grande y duro. Instintivamente le da la espalda y lo siguiente que suena es el tintineo del cinturón de sus pantalones. Se los baja hasta las rodillas, se inclina y deja que Malik haga el resto.

Ahora ha pasado de estar tomando biberón a la consulta del médico, cuando el enfermero le decía que no le iba a doler, que sólo era un pinchacito de nada. Sin condón, Malik se la encaja dentro del culo. Lo tiene muy apretado, así que sube un pie a la mesa para ayudarse y hacer fuerza con las piernas. Presley está en el cielo ahora mismo. Un cúmulo de sensaciones de todo tipo le invaden el cuerpo por completo acostumbrándose a algo tan grande dentro de él. Felicidad, gustito, a veces algo de dolor. Pero sin dolor no hay gloria. La guinda del pastel es sentir las pelotas de Malik rozándole el interior de las nalgas.

De vuelta a la silla de interrogatorios, Malik toma asiento y coge su miembro poniéndolo en vertical, esperando a que Presley se siente en sus piernas y se la clave entera. Malik le maneja como quiere. Se lo lleva al suelo, cerca del sparring y lo penetra. Presley tiene la mirada perdida, aunque en esta postura logra concentrarla en el cuerpazo y la cara de ese empotrador fantástico. Le planta las manos en las rodillas para que vaya lento, porque piensa que si se la mete de lleno le va a desgarrar el ano.

Con la cabeza de Presley apoyada en la mesa, Malik le pone de lado en la silla y se lo sigue follando. Ese segurata está bien bueno y es guapísimo. Le encanta tener a tios así de buenorros de esa forma, abiertos de piernas, recibiendo toda su tranca a pelo. Presley no para de gemir. Esos gemidos se intensifican a tope cuando el flujo de leche le invade entero. Se la coge, se la mangonea duro y se deja la paja encima de la camiseta negra.

A Malik también le está viniendo la leche. Aguanta todo lo que puede follándose a ese galán, hasta que no puede más e invita a Presley a agacharse para recibir su merecido. Se la pela delante de su guapísima cara y le suelta unos buenos lechazos. Con una sonrisa, Presley disfruta de la leche caliente impactando sobre su cara, con más de un colgajo de lefa caprichoso que se le queda colgando de la nariz y que en el vaivén se introduce por su boca, colgando de nuevo por el labio, meciéndose cuando echa el aliento. Malik ya está dentro, con todas sus consecuencias y con todos sus méritos, porque en esta banda los chicos hacen las cosas así, porque son rápidos y más que rápidos, unos viciosos.

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