Como después del desayuno se habían pasado un buen rato a la mesa de la terracita conversando, Peter Sinnerpit no había reparado antes en el pedazo de bulto que se le marcaba en toda la huevera a Hanry Onlyjapa hasta que se pusieron de pie dispuestos a entrar al calorcito del piso. La forma de esa estupenda banana que se dibujaba en el frontal, bajo la tela gris, no cabía duda de que era la de un pollón enorme y en erección.
La mano se le fue solita y al tocar esa protuberancia se le abrieron todos los agujeros de par en par. El rabo estaba empinado hacia arriba y empujaba ligeramente la goma de los gayumbos, luchando por salir. Peter le ayudó bajándole los calzones. El rabo cayó un poco por su propio peso, larguísimo y grueso, pero aún así se quedó empinado manteniendo una buena inclinación hacia arriba, rozando el vientre de Peter, marcando la distancia entre los dos en ese baile mañanero que les tenía completamente embobados.
Peter le agarró la mancuerna masturbándosela con la técnica del tornillo. Hanry también buscó placer en el culazo de Peter, bajándole la parte trasera de los gayumbos y colando un dedete por su raja. Peter le empujó suavemente hasta que el trasero de Hanry se topó con el respaldo del sofá. Allí se quedó sentado, observando cómo Peter se agachaba y le chupaba la pija.
Tenerla frente a frente fue una grata sorpresa. Si a Peter ya le parecía enorme, ahora sólo tenía una palabra en mente cuando acercaba sus labios para mamarla. Pollón, pollón. Había visto muchas pollas, pero esa era especialmente deliciosa y le abría el apetito lo que no estaba escrito. Le gustó lo fornida que la tenía, bien gordita y muy larga para poder jugar, pero le chifló el hecho de que estuviera tan descapullada y el glande gozara del protagonismo que merecía.
Le chupó la barra y los huevos, volvió a subir por su cilindro y se calentó en él los morros. Se entretuvo más de la cuenta en el cipote, acoplando los labios encima, chupa que te chupa, ese pellejo que se retraía marcando el tope. Mirando hacia el sofá, Peter elevó una pierna y Hanry se puso detrás de él. Le metió en pene dentro del agujero sin condón y empujó arrastrando su polla por ese hueco tan apretado hasta que tuvo suficiente trozo dentro como para poder follárselo.
El gemido que profirió Peter por la boca dejó claro que Hanry la tenía enorme. Peter sintió como si le estuvieran arrebatando la voluntad de su propio culo. Ante una polla tan poderosa y decidida, no le quedó otra que expandir sus puertas y entregarse al placer. Cuanto más se la metía, cuanto más le empotraba, más dura se le ponía a él también. Instintivamente, se llevó una mano a la pija y se la peló mientras Hanry se lo zumbaba.
Se abrió de piernas para él y después se sentó sobre sus piernas, saltando una y otra vez tragándose su verga entera, masturbándola con el ano todo lo grande que era. Hizo lo mismo dándole la espalda. Hanry se emocionó y al encular desde abajo le desgarró el ojete haciéndole daño. Nada que no pudiera solucionarse dándole más cariño.
Hanry le protegió el culete situándolo entre sus muslos y lo penetró una y otra vez dándole por culo. Se liaron a pajas en el sofá. Hanry se la empezó a pelar efusivamente, viendo cómo Peter acoplaba la cabeza encima de su torso esperando la leche. Cuando le vino el flujo, apretó el culo, lo elevó un poquito y un lechazo salió directo hacia la cara de Peter, que se quedó con un buen colgajo de lefa en los labios. Concentrando la vista en ese pedazo de polla, en la raja húmeda del cipote echando leche, con la boquita lefada, Peter se labró un buen pajote que le hizo gemir de auténtico gustazo.
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@ fotos por Oscar Mishima
