Los dotados argentinos Dave Wikkinson, Jhan Hernandez, Marchelo, Joris Leonard y Viktor Onee meten un gang bang sin condones y hacen un bukkake a ViciousMen
Campe O ano del mundo
Vivir la final del Mundial de Fútbol rodeado de machos argentinos. Tanto si Argentina ganaba como si perdía, ViciousMen bien podría encargarse de hacer que la fiesta continuara hasta bien entrada la noche o de consolarles a todos. Ya en el avión, camino del país que tenía todas las de ganar, cerró los ojos y tuvo un sueño húmedo de lo más excitante. Cada vez estaba más cerca de una de sus fantasías. Todos en círculo dándole polla, soltándole guarradas con ese acento que le ponía tan cachondo. No podía esperar.
Vivirlo desde dentro fue toda una experiencia religiosa. Esos tios se notaba que no llevaban calzones. Se habían puesto la indumentaria oficial y cada vez que se levantaban a celebrar un gol de Messi, se congratulaba observando sus rabos golpeando la tela por el frontal, los imaginaba campaneando entre sus piernas, bien largos y potentes.
Fue justo al final del partido cuando le descubrieron. Viktor Onee se encontró el pasaporte español tirado en el suelo. Había un instruso entre ellos. Pero eso era lo de menos. Su equipo había ganado el Mundial y esa fue la excusa perfecta para convertir a ViciousMen en la putita de todos. Nada mejor que celebrar la victoria con una buena follada descargando adrenalina pura.
Al momento, ViciousMen tuvo a todos los chicos manoseando su cuerpo, propasándose con su trasero. El guapísimo Dave Wikkinson, Jhan Hernandez, Marchelo, Joris Leonard y también Viktor. Les miró a la cara. Estaban excitados, salidos. Podía sentir el calor de sus respiraciones agitadas sobre él, una panda de tios cachondos deseando follarse un agujero. Se lo puso a huevo a todos y calentó aún más el ambiente arrodillándose en el asiento del sofá, mirando hacia el respaldo y dejando que todos esos hombres acariciasen su precioso trasero.
Un montón de manos varoniles y calientes no tardaron en sobar sus nalgas, en adentrarse en la raja de su culo, en flirtear con su ojete. Viktor se agachó, le agarró a dos manos los cachetes separándoselos y mostró a todos el agujerito que se iban a follar. ViciousMen miró hacia atrás. Los chicos no paraban de amasarse el paquete. Donde antes campaneaban rabos, ahora tenían momntadas unas buenas tiendas de campaña y tenían pinta de ser grandes, muy grandes.
Se recrearon la vista un rato admirando ese culazo, tocándose, metiendo las manos por debajo de los pantalones para masturbarse y ponérsela dura. Joris tomó a todos la delantera. Él ya la tenía durísima. Se la sacó bien larga, colocó ese culazo entre sus muslos apaleando con su polla la parte superior de las nalgas y se la metió sin condón, hasta el fondo, una y otra vez.
Iba dotado con unos buenos huevazos con los que le apaleó la zona del agujero taponándoselo a full. ViciousMen miró hacia atrás y supo que eso apenas acababa de comenzar. Le encantó ver a todos los chicos alrededor mirando cómo otro practicaba la follada, masturbándose, intercambiando pajas, brindándose saliva para que las manos se deslizaran mejor sobre los penes.
El siguiente en penetrar en sus profundidades fue el guaperas de Dave. A este le tenía unas ganas especiales. Era guapísimo y era todo un granuja empotrador, el más salido de todos. Lo demostró culeándole por detrás sin compasión, con esas pelotazas de lujo con pelitos rubios de melocotón bien pegadas a la base del rabo. Iba sobradísimo y se levantó la camiseta para que los demás pudieran apreciar su culete de futbolista bombeando.
Abrió el culito especialmente para él. Le encantó tenerle dentro por fin. En lugar de esperar su turno, los otros chicos encontraron otra estrategia para satisfacer sus necesidades. Se colocaron los cuatro detrás del respaldo y le dieron de comer polla. Primero Jhan, con su grueso y enorme pollón negro, luego Marchelo, del que le flipó que se levantara la camiseta por delante y poder apreciar ese torso peludo, esos apetitosos pectorales masculinos.
Por último llegaron Joris y Viktor con las mingas erectas colgando y dando bandazos. No pudo decidirse, así que cogió las dos con las manos para cascárselas y se las fue comiendo a pachas. Boca y culo rellenos en todo momento. Marchelo se la metió a pelo por detrás. Se tomó un momento para deleitarse con la forma en la que se la metía, con ese cipotón grandote que se abrió camino por el interior de su ano como un ladrón.
A medida que pasaba el tiempo, se iban poniendo más cachondos y volviendo más agresivos en el campo de juego. Dave le cogió la cabeza por el cogote y le penetró la boca follándosela. No descansó hasta que metió el rabo hasta el fondo de su garganta. Al ver que lo podía conseguir, los demás buscaron lo mismo cuando le dieron de comer polla.
Más le valía prepararse, porque estaba a punto de disfrutar de una de las pollas más grandes del grupo. Jhan iba dotadísimo con su pollón largo, morenote, duro, venoso, formidable. Por suerte, entre que los demás le habían abierto camino y que ViciousMen estaba completamente entregado, no tuvo dificultades en meterla. Menudo empotrador, qué bien se le daba follar y menuda verga tenía.
Tras la primera ronda, comenzaron la segunda. Ya no iban de timiditos ni exploradores. Esta vez tardaron menos en darse el turno. Se desfogaban despachándole una buena tanda de pollazos y la alternativa para el siguiente. En apenas unos minutos ya se había gozado los cinco rabacos de esos cinco aregentinos tan bien dotados. Ese jueguecito por detrás dándole por culo les traía locos.
Jhan demostró un especial cariño por la carita y el culazo de VicousMen. Le estaba dando de comer polla cuando le apeteció comerle los morros, le escupió en la boca haciendo notar su virilidad y luego se lo folló a toda hostia. Al acabar, comprobó con sus propios dedos el agujero que le había hecho en el culo.
Otra rondita. Esta vez en la silla. ViciousMen lo dio todo, desplegando su culazo, abriéndolo de par en par como nunca. Uno a uno fueron pasando por detrás. Habían comenzado la casa por el tejado. Quizá deberían haberse conocido un poco mejor. ViciousMen remedió la situación poniéndose de rodillas en el suelo. Al momento los chicos se acercaron a él y le rodearon cumpliendo una de sus fantasías, estar rodeado de un montón de rabos, de tios pajeándose frente a su jeta.
Mirara donde mirara había un buen pollón para comer. Además le encantó la camaradería de esos pibes, abrazándose por detrás de los hombros en plan colegueo, haciendo piña, con los bajos de las camisetas por detrás del cuello, mostrando sus musculosos y varoniles torsos. Aquí fue él el que se volvió un puto cerdaco y la que le cabía se la comía hasta los mismísimos huevos.
El sexo entre tios era lo más, porque le permitía hacer cosas que desafiaban el código de los caballeros. Poder sacar esa rabia contenida y expresarla siendo correspondido de una manera más salvaje aún. Sacó la lengua. Pidió a uno de ellos que le escupiera encima de ella. A los demás les gustó tanto que terminaron haciéndolo todos, dejándole los morros llenos de escupitajos y saliva. Se entendían tan bien que confiaba en que el final del partido fuera una puta gozada.
Les dio la espalda, se puso a cuatro patas en el suelo, separando las piernas y dejó que le fueran cubriendo como buenos machos. Mientras uno se lo follaba, los demás permanecían de pie o sentados pajeándose. Cuando terminaban, se sentaban en el sofá dándole de comer rabo, metiéndole los dedos por la boquita, acallando sus gemidos de placer.
ViciousMen tomó asiento en el sofá, dejó caer hacia atrás la cabeza en el respaldo, abrió la boca y sacó la lengua. Los chicos ya sabían que la fiesta estaba tocando a su fin, pero iba a ser un final de lo más lechero y memorable. Jhan y Joris empezaron a pajearse duro sobre su cara, uno a cada lado. Joris fue el primero en correrse. Plantó la raja del cipote justo encima de su lengua y le entregó su dósis.
A su lado, Jhan gimió como un perraco. ViciousMen giró la cabeza a tiempo para ver cómo Jhan elevaba una pierna sobre el sofá y dirigía su enorme pene hacia su boca. Le metió un trallazo de lefa blanca cargadísimo con un goterón en el cuello y que se le quedó pegado a la barba. De la raja de su polla manaba más y más semen, que se resistía a caer. Al final se le acumuló tanto que cayó por su propio peso, como miel, sobre la atenta lengua de ViciousMen que se lo recogía con vicio.
Miró a los otros tres que faltaban. Les hizo señas con las manos para que se acercaran y le dieran también leche en la boquita. Viktor llegó a ella con los huevos llenos, tanto que empezó a lefarle la cara por el camino, soltando unos buenos fusilazos. Dave llegó con tiempo para hacerse una pajita encima de su cara. Al ir a correrse, dirigió el cipote hacia la boca y ViciousMen le agradeció esos golpetazos de semen contra el paladar abriendo después la boca y haciendo pucheros para él, para que viera la delicia que le había dejado dentro.
No había perdido la cuenta, le quedaba uno. Marchelo gimió detrás de él. ViciousMen apartó la mirada de Dave y se giró abriendo la boca, sacando la lengua, sintiendo el roce de la mano masturbadora de Marchelo sobre ella. En cuanto salió el primer flujo de leche, cerró los labios en torno a sus dedos y su rabo para chupársela toda. Cinco rabacos argentinos, el sabor del semen de los cinco en su boca. Esos cabrones siguieron celebrando la victoria, saltando y coreando, con los rabos corridos rebotando entre sus piernas. España también se había marcado un tanto ese día, aunque fuera como premio de consolación.