Por si le quedaba alguna duda, a Beau Butler se le disipó cualquier temor al comprobar al día siguiente que, tanto con 29 como con 30 años, seguía estando en plena forma. Menuda fiesta se había pegado con sus amigos la noche anterior. Tomó asiento en el sofá con la lanza bien dura apuntando hacia arriba y se desayunó el pastel que había quedado casi intacto encima de la mesa.
Su fiesta de 30 cumpleaños no había hecho más que comenzar. Ya ni se acordaba de las guarradas que habían hecho todos juntos, pero alguna que otra escena se le vino a la mente al ver aparecer por el salón a Reign. Cómo se podía estar tan bueno. Un tiarrón negrazo y musculoso paseándose por ahí con su larguísima pija morcillona colgando entre las piernas. Al acercarse, le puso pastel encima del rabo y se lo comió a bocados.
Con chulos así de bien dotados a Beau no se le podía quitar nunca el hambre. Aunque la tenía larguísima, el hambre de Beau podía más y se la merendó hasta tener los pelazos negros de la base d ela polla de ese machote pegados a su cara. Por ser el primero en hacer los deberes y despertarse, Beau decidió ofrecerle su culo treintañero recién estrenado. Se lo estaba preparando en el sofá cuando apareció Isaac X, que cogió la tarta, se la folló con su robusto y gordísimo pene y luego se la dio a chupar a Beau.
Reign le metió la polla por detrás sin condón y entre los dos empezaron a penetrarle los agujeritos. Se abrió de piernas para ellos en la mesita y disfrutó de sus cuerpazos mazados y varoniles desviviéndose por follarle. El sexo cada vez se estaba volviendo más cerdo, más salvaje. Estaban sudando, salidos, turnándose para meterle el rabo por el culo, girándole sobre la mesa como si fuera una buena puta.
Ay Reign, cuando le vio ese cuerpazo de lujo empotrándole con su picha larga, si no se había enamorado de él al tenerle encima, le faltaba poco. Isaac empezó a decir que no aguantaba más, que se corría. Dobló las rodillas, su cara descompuesta de placer. Beau se preparó abriendo la boca y al momento ese cabrón le metió una buena inyección de lefa en toda la boca. En ese momento Beau miró a Reign, su ceño fruncido de gusto. El tiarrón le estaba preñando por dentro. Beau se cascó una paja y se corrió encima.
Los gritos de las corridas despertaron al resto de chicos, que de buena mañana y bien empalmados, bajaron a por su parte del pastel. Max Konnor, Jake Nicola, Austin Avery, Cole Connor y Lucca Mazzi cogieron sitio alrededor de la mesita y rodearon a Beau mientras se abrazaban como buenos colegas y se masturbaban. Esa era una de sus putas fantasías más codiciadas, tener a un montón de tios rodeándole y pajeándose a punto de regarle enterito.
Cole fue el primero en disparar. Se inclinó y acertó de pleno metiéndole un primer chorrazo dentro de la boca, aunque el siguiente salió por encima disparado hacia la mesa. Austin se la estaba pelando sobre su cabeza y vio sus mecos volando para caer sobre su cuello. Max se frotó su largo miembro negro y venoso y dejó escapar una abundante cantidad de semen decorándole los morritos. Jake le regó la carita con unos buenos salpicones. Lucca fue el último en parir lefa por la polla. Dejaron a Beau bien guapo con todas las corridas encima. Beau echó un vistazo alrededor fijándose en todos esos chulos desnudos con las pollas todavía duras. No podía haber iniciado mejor esa nueva década a la que oficialmente llamó «mis sucios 30«.
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