Viktor Rom, Axel Max, Dann Grey, Oliver Hunt, Koldo Goran y Hung ValenciaX meten un bukkake a David Pool en las duchas
Tiempo de Bukkake
Algo cambió en David Pool el día en que entró por primera vez a unos vestuarios llenos de hombres. Si entonces todavía no tenía muy claro lo que más le gustaba, en el momento en que tuvo una erección en las duchas abarrotadas de tios en pelotas a esa hora de la tarde en el gym, dejó de tener cualquier tipo de duda al respecto. Sí, tuvo claro que le gustaban los rabos, las pollas, unas bien grandes y hermosas balanceándose entre las piernas.
Desde ese momento no paró de tener sueños húmedos con montones de tios rodeándole, dándole de comer rabos, vertiendo toda su rica leche encima de su cara y su cuerpo, en un lugar tan íntimo como esas duchas en las que ahora estaba y desde las que veía entrar de uno en uno a seis tios super pollones dispuestos a regalarle todo el amor de sus pelotas.
El primero en pasar fue Hung ValenciaX, pollón como el que más haciendo honor a su nombre, con un anillo marcando sus huevos cargados de horchata en vena y su soberana picha. Los otros cinco entraron casi a la par, situándose estratégicamente a cada lado para rodearle y no dejarle escapar si es que llegado el momento se atragantaba con los setenta centímetros de polla que estaba a punto de tragarse.
Koldo Goran con la polla más larga que había visto nunca, cayendo por su propio peso de lo gorda que la tenía, Axel Max que tenía toda esa pintaca de chulazo empotrador que le despertaba sus instintos más primarios, Dann Grey otro tio guapísimo que estaba de muerte, para comérselo como un buen postre, con un culazo y unos pectorales a los que estaba deseando mirar desde abajo mientras le merendaba la polla, Oliver Hunt, el más jovencito de todos, con ese cuerpo fibradito y una polla que ya llevaba bien tiesa y descapullada dispuesta a aflojarle la mandíbula a pollazos. Y por último la polla más bestia, la de Viktor Rom, la más morenota y gorda de todas. Llegaba sonriendo, sabiendo que lo que iban a hacerle entre los séis esa misma tarde iba a ser la mayor guarrada que se le podía hacer a un tio.
Séis tiarrones pajeándose delante de él, fabricando lefa en sus bolas para después brindársela toda. David se dejó llevar como si estuviera en un sueño, chupando las bolas marcadas de Hung, llenándose la boca de rabo de Koldo, descubriendo y atragantándose con el inconmensurable pito de Axel, que además de estar buenísimo calzaba de puta madre. A este se la comió hasta los huevos de lo rica que estaba.
De eso se trataba, no de poner el culo y dejarse follar por todos esos varones, sino de rellenarles los cojones de semen a base de chupar, de jalar, de mamar, de llevar al límite, para después recibir de ellos el mejor de los caldos. Con tanto macho a la vista y tanta zambomba no tardó en llegar la primer víctima. David se la estaba comiendo todavía a Axel, acababa de comenzar la ronda de mamadas, cuando Hung se acercó a su jeta y se corrió en sus morros con un buen lechal que se le quedó impregnado en la barba.
Su leche le caía ya por uno de los pectorales y por las caras de los demás que le miraban la carita con ganas de descargar, David supo que ese pequeño desliz por parte de uno de ellos llevarían a los demás a bañarle de semen antes de tiempo. Se acercó a la polla de Axel, que muy amablemente le agarró por detrás del cogote con una mano mientras con la otra se la pelaba. «Dámela«, le decía mirándole a los ojos, jadeando de gusto encima de su rabo.
Pero no fue Axel sino Dann el siguiente de la lista, que poniéndose tan cachondo con sus palabras, se giró y le llenó la lengua de leche. Parecía que David estuviera comiéndose un helado italiano de cucurucho a punto de derretirse por el calor del sol, porque no paró de pasar la lengua por su cipote recogiendo todo el esperma. Se tragó su polla mientras todavía daba espasmos. La leche de un tio tan guapo siempre era bien recibida.
Tragó leche y miró hacia arriba. Asintió dando su visto bueno a ese chulazo y acto seguido se giró para dar la alternativa al pollón de Koldo. Tenía una enorme curiosidad por saber cómo lanzaba leche un tio tan vergón. A esas alturas ninguno le hacía ascos a nada y hasta les puso cachondos que David les chupara las pollas con la boca llena de semen de los otros tios. Les excitaba ver cómo una boca llena de leche de otro hombre se acoplaba a sus erectos rabos.
Y cuando esperaba su dote, Axel, con ese estilo de cabronazo que le caracterizaba y que le ponía a mil, le agarró del pelo, le condujo hacia su polla y empezó a regarle al gotelé, llenándole de lefa el cuerpo y los morros. Se la chupó, volvió a tragársela hasta los huevos sacándole hasta la última gota y al sacarla de su boca vio lo alucinantemente larga que la tenía.
Los jadeos iban en aumento, sus cuerpos estaban comenzando a sudar ya y cada vez se acercaban más a él de forma desordenada, buscando su sitio para que les chupara las pijas. Los tres que quedaban y Hung que quería donar doble, no paraban de pajearse cada vez a mayor velocidad y de rodearle. Viktor puso el listón bien alto. Con un gemido desgarrador hizo que David se acercara rápidamente, abriera la boca y recibiera leche a mansalva disparada hacia su garganta y sobrevolando su cabeza. La polla más gorda le había metido un buen corridón y hasta los oídos de David llegaron los cumplidos de los otros tios, aseverando que Viktor era un cabrón.
La camaradería entre tios se agradecía cuando sabían apreciar una corrida en condiciones. David abrió la boca todo lo mque pudo para dejar pasar dentro todo ese gordísimo pollón y se lo chupó lubricadito de lefa. Al gorar la cabeza, David se encontró y se enamoró de los huevazos firmes del jovencito Oliver, que para ser el más jovencito de todos, estaba aguantando como un jabato sus impulsos.
Le chupó la huevera y a cambio obtuvo la mayor de las recompensas, pues fue el chavalito el encargado de dibujarle con esperma la carita, el pelo y todos los morros con una potente descarga de leche blanca y espesa que se le quedó bien pegada a un lateral de la cabeza. Otro giro de cabeza y ahí tenía los huevacos de Koldo, rebotando con la paja, irresistibles.
Se los comió uno a uno haciendo contacto visual con su dueño, con hambre se metió los dos dentro de la boca y se preparó para recibir. Koldo paró de pelársela, apresuró a David a meterse la cacho pirula dentro de la boca y se corrió dentro, apretando la cabeza de David con las dos manos para que no se escapara hacia atrás, para que degustara toda su leche. Sin poder coger aire, a David no le quedó otra que tragar.
Con todos corridos y despachados, miró lo cerdacos que eran, con las pollas colgando. Se acercaron para sobarle con las manos, para expandir los pringues de leche por su cuerpo y su cara. David cerró los ojos saboreando la lefa de esos seis tios en su boca, a cada cual mejor. Le encantaba ser tan cerdo, tanto que no sabía si irse directo a la ducha o adecentarse un poco la cara e irse a casa y quedarse desnudo esnifando el olor del esperma de todos esos machos sobre su cuerpo.