Vito Vitali se pajea junto a su bro del gym Felix Trainor y acaba follándoselo a pelo | Jerk Buddies
Can You Get My Back, Dude?
En el gym, Vito Vitali se la pasaba todo el rato hablando de sexo. Ya desde el primer día que se conocieron haciendo pesas, el cabrón no tuvo reparos en poner cachondo a Felix Trainor. Huyeron hacia los vestuarios con una buena tienda de campaña montada y acabaron los dos a paja limpia sobre el banco. No fue esa la última vez que lo hicieron. Los dos eran guapos, atractivos, estaban buenos y tenían buenas trancas.
Normalmente los tios se la ven flácida meando, pero ellos se conocieron desnudos teniéndola bien dura. Aprovechaban los momentos en que el gym se quedaba casi vacío y no había nadie en los baños para calentarse cruzando pajas. Al principio ni se miraban, pero luego descubrieron el placer extra que daba mirar al otro tio a los ojos mientras se la tocabas, cuando se corría encima. Sentir el flujo de su semen caliente bañándote el puño mientras se derretía del puto gustazo.
Nada había comparable a tener un bro para hacerse pajas. Felix era un cachondo mental, pero descubrió en Vito a alguien capaz de superarle. El tio era jodidamente guapo e irresistible y tenía un cuerpazo bronceado musculado y muy apetecible, pero esa cara, además de enamoradiza, era la de un cerdaco de pro. Ya podía ver su sonrisa de vencedor cuando en la habitación consiguió que Felix le diese cremita en la espalda.
Y ahí estaban otra vez, los dos empalmados por debajo de los calzones, por el simple hecho de mirarse y tocarse un rato. Se tumbaron en la camita, cada uno se agarró la suya y se dieron al vicio. Los dos las tenían bien hermosas, largas, gordas y grandes. Era imposible no mirar hacia un lado. Feliz cayó de nuevo en la tentación. Bastó con que Vito le mirara con esa jodida cara guapa de semental, el brillo en sus ojos, sus labios bonitos y húmedos, el pollazo que se metió en la palma de la mano, bien sonoro, dejando claro lo dura que la tenía.
Felix le retiró la mano y la intercambió por la suya, posándola encima del pene erecto de su colega. Eso ya lo había hecho antes otras veces, pero aquella parecía ser distinta, necesitaba más y por primera vez dio el paso. Se inclinó y se la chupó. Fue más allá todavía regalándole su culo para que se lo reventara a pelo, sintiendo su larga y fornida polla desnuda dentro de su ano, poseyéndole. Qué ganas le tenía. Sólo hacía falta que mirara hacia el espejo para saber que no se arrepentía de regalarse a un tio así de buenorro, para ver cómo Vito se lo zumbaba por detrás, con el pelo alborotado, el cuerpo moreno todo sudado, dándole matraca.
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