No podía consentirse eso. Viernes por la tarde, trabajando en el taller mecánico en pleno verano cuando más aprieta el sol, a pocas horas de disfrutar del fin de semana para despendolarse. Sí, las robustas paredes del taller hacen que dentro incluso se esté más fresco que fuera, aquello es como una cueva, pero nada evita que siga haciendo un calor sofocante y que la camiseta de tirantes blanca de Malik Delgaty, ahora grasienta por el transporte contínuo de neumáticos y herramientas, tenga que desaparecer dejando a la vista su torso de chulazo empotrador musculado al que todas las tias y tios quieren tener dentro.
Todavía está en esa edad que gusta de mirarse al espejo, recreándose con las deliciosas vistas de su perfecta musculatura, de su cara de machote. Se gusta a sí mismo, eso es indudable. Se toca los biceps, los pectorales, se emociona y termina empinándosele la polla por debajo del mono haciendo que se le forme una buena tienda de campaña que deja en evidencia lo bien dotado que está.
Con astucia, mira hacia la entrada por si viene algún cliente de última hora, luego hacia el fondo del taller por si quedan el jefe o algú compañero en administración. Se sienta, se saca la polla y se la coge con la mano, observando lo larga, gorda y dura que la tiene. Suelta por la boca un bufido de auténtica satiafacción. Se masturba. Lo bien que sienta una paja de viernes tarde antes de salir de marcha no lo sabe nadie.
Está tan concentrado que tarda en escuchar el sonido de un coche entrando por la puerta. demasiado tarde. Los clientes, una pareja de chicos que van en los asientos delanteros, le acaban de ver haciéndose un pajote. Al otro lado de la luna sonríen. Son chicos. Ellos mejor que nadie para comprender que hay momentos en que la naturaleza te llama. Malik se levanta, se guarda la polla lo mejor que puede e intenta ocultarla bajo las mangas anudadas por delante del mono en su cintura.
Ni se da cuenta al saludar a uno de los dos tios que se baja del coche, Presley Scott, de que acaba de saludarle con la mano con la que se estaba agarrando el rabo. Al terminar el saludo, Presley se lleva la mano a la boca y se la relame. Malik ata cabos y da por hecho que ese guaperas se lo comería todo de él, pero todo. El tio está muy rico, tiene unos ojazos y se ve que está igual de cachas que él.
Pero está allí para currar y no debe mezclar deseo con trabajo. Pide al otro tio del coche, Maverick Sun, que levante el capó para ver el motivo de la avería. Presley se inclina hacia adelante, aprovechando que su pareja no le ve con el capó levantado. Tiene un pedazo de pandero que no pasa desapercibido para Malik y que consigue levantarle de nuevo la erección, una que ya no puede ocultar. Se pone detrás de Presley, que empieza a rozar su culo por el paquete del joven mecánico cachas. Malik se saca la polla, la frota contra la tela de los vaqueros deseando penetrar su culo, le baja los pantaloncitos y, de un caderazo, se la mete sin condón.
Se lo folla. Menudo culo tragón. Se la está comiendo enterita. Presley alucina con ese pedazo de pollón atravesando su ano. Está en las nubes. Al escuchar que se abre la puerta del piloto, se visten rápidamente. Maverick se interesa por la avería. Malik lo interpreta como una señal de que no debería entrometerse en esa pareja y vuelve a convertirse en el profesional que es, pero cuando está mirando los frenos, metiéndose por debajo de la carrocería, Presley no para de perseguirle, le baja le mono y le come toda la polla.
Le encanta lo larga y dura que la tiene. Eso de meterse le cipote caliente en la boca y amasarlo entre los labios le vuelve loco. Malik sólo espera que el piloto no vuelva a abrir la puerta porque entonces les pilla bien pillados. Pero si a su novio parece traerle al pairo, más a él, así que se dedica a disfrutar de la mamada, que ya es algo más y mejor que la paja que tenía previsto hacerse a solas.
Presley se quita los vaqueros. Por primera vez Malik ve a ese chulo desnudo de cintura para abajo. Tiene una buena minga, morcillona y encapuchada, con un buen pellejo colgando de la punta del pene. El siguiente lugar donde descansa esa minga es en su torso cuando Presley se sienta encima de sus piernas y se clava su rabo a pelo.
Iba de valiente, pero en cuanto Malik toma el control de su culo y lo banderillea desde abajo, Presley no puede contener el flujo de su polla, se pone de pie, gime como un cabrón y empieza a correrse en la ventanilla desde la que Maverick le está mirando. Maverick se enfada. Debería haberlo supuesto. Un novio tan guapo y tan sexual como él no se iba a conformar con un solo hombre. Se marcha y les deja a solas.
Malik confiesa a Presley que todavía no ha acabado con él y se lo lleva donde todo comenzó, bajo el capó, donde le inclina hacia adelante, le baja los pantalones vaqueros y se la enchufa de nuevo. Ahora pueden disfrutar plenamente, sin acallar un solo gemido, sin contener el movimiento de sus cuerpos que impulsan la carrocería del coche hacia arriba y hacia abajo. Malik sabe meterla.
Cierran el capó, Presley se tumba encima y ofrece su culo a Malik que se lo folla, encantado de ver a ese joven musculoso y atractivo penetrándole. Se enamora de su cara, de su pelo, de sus pectorales, de su firme abdómen. No para de pedirle que le folle el agujero mientras se corre encima, soltando toda la leche encima de la camiseta. Malik le saca el trabuco del culo, jura que se va a correr y cumple. Se la machaca encima de Presley y le suelta un lechazo en la cadera y el muslo.
Recién corrido, soltando un gemido de gusto, Malik le da las gracias, se sube el mono de trabajo y se va a por un vaso de agua fría antes de terminar la jornada. Presley se queda mirándole unos segundos, viendo cómo se aleja el hombre de sus sueños y se mete en el coche con el culo y los bajos bien mojados por su leche y la de ese otro hombre.
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