Eddie Archer se folla a pelo a Nate Anderson después de comerse los rabos | Bentley Race
La cara de felicidad de Nate Anderson dejó claro a Ben que había acertado de pleno con el compañero de cama que le tenía preparado. Si le gustaban guapetes, con aires de machote y barba y además un buen pollón venoso y gordo, Eddie Archer era su tipo. Lo que Ben lo gozó viendo a Eddie de rodillas al borde de la cama, levantándose un poco la camiseta, posando una mano en el hombro de su lacayo, mientras Nate se arrodillaba delante de él y le bajaba la goma de los calzones descubriendo sus peludos huevos a la vez que se llenaba la boca de ese masculino y potentoso rabaco, no estaba descrito.
Después de saborear el rabo, Nate se puso de rodillas al ladito de Eddie, se bajó la goma de los gayumbos y compararon sus rabos. Eran parecidos, blanquitos, venosos y bien gordos. Nate tenía hambre, así que bajó al pilón una vez más, cogió a Eddie por los huevos y le limpió toda la pija. La pollaza de Nate también hizo tilín a Eddie, que aprovechó su momento para comérsela y llenarse la boca.
Mientras lo hacía y se pegaba un festín paseando los pelos negros de su bigote por el palo, Nate le agarró por la cintura y le colocó a cuatro patas sobre su cuerpo con la insana intención de hacer un sesenta y nueve. Durante un buen rato los dos no pronunciaron palabra. Sus gemidos borrachos, con las bocas rellenas de polla caliente, lo decían todo.
Tras la comida, Nate le ofreció el postre en bandeja de plata. Se abrió de piernas sobre el colchón y dejó que Eddie le penetrara a placer y sin condón. La sentía tan agarrada a las paredes de su ano que pudo sentir el roce de los tropezones de las venas de su enorme y gorda polla, le miró a la cara y se enamoró de ella y de su pelazo, de su barbita, de esa mirada viciosa que sólo te puede lanzar un hombre cuando está abriéndose paso por tu interior.