Aunque Niko Demon era un tio más de pasar directamente a la acción, por esta vez se estaba dejando emeblesar por el chulazo que tenía enfrente. Jorge Sainz podía ser más alto que él, más coruplento y musculoso, puede que incluso algo más guapo, pero estaba seguro de que él la tenía más larga y grande y acabaría follándoselo. De momento los dos se estaban dando el lote con el gustillo del refrote de paquetes que les estaba sirviendo para darse a conocer y para enseñar al otro sus cartas.
Algo muy grande debió tocar Jorge en el abultado paquete de Niko cuando le metió un agarrón a mano llena para dejar los ojos en blanco y caer de rodillas a sus pies. En esos Calvin Klein blanquitos no había espacio para tanta verga. Jorge cerró los ojos y empezó a restregar los morros por encima del bulto que, empujaba tanto hacia afuera, que dejó una pequeña abertura en el lateral de los calzones por donde se escapaba el olorcito a rabo que le dejó las napias inundadas de auténtico vicio.
Al verlo con tantas ganas, Niko no esperó más y se sacó la chorra por donde se la sacaba para mear. El enorme pollón salió lentamente y se impulsó hacia adelante, hacia la cara de Jorge, todavía morcillón. Jorge agarró la pirula con los labios y se la introdujo entera dentro de la boca hasta besarle los huevos. En un par de caladas se la dejó lustrosa y brillante y también muy dura.
La siguiente ocasión que tuvo para mamarla, despoués de que Niko se inclinara a darle un beso, tragar no fue tan fácil. Veintidós centímetros de rabo de hormigón armado cilíndrico y perfecto, apenas salpicado por tropezones de venas que lo recorrían. Y aún así se puso los cojones en la barbilla, dejando que esa pija le inundara su estrecha garganta.
Aun on una polla así de grande enfrente, Jorge tenía tiempo para fijarse en otros detalles. Se fijó en los brazos fuertes y largos de Niko, por los que debía haber intuído que calzaba bien cuando se conocieron apenas hacía unos minutos al cruzarse por un callejón, cuando ese machote se giró mirando su culo, silbando y agarrándose el paquete. Al ver que estaban solos en la calle y molarle la cara de empotrador que tenía, Jorge le hizo un gesto para ir a un sitio cómodo a hacer cosas entre hombres y terminaron en la habitación.
Y ahí estaba ahora Jorge, a cuatro patas, con Niko desarmando sus calzones por la parte trasera, viendo en directo y al desnudo el culazo que tanto le había llamado la atención cuando iba paseando. Sintió la furia de sus labios, de su lengua, de sus largos dedos. Le dejó el agujero como el ojo de Sauron. Luego sintió un pie de Niko en su espalda y a continuación la enorme polla horadándole el culo sin condón, entera y sin anestesia.
Era sólo una prueba. Niko se la sacó por completo, le escupió en el culo y volvió a sacarla para hacer lo mismo. Jorge tenía la raja encharcada de saliva. Niko le quitó los calzones, acarició su despampanante y bonito culo, le dio unos sonoros toquecitos en la rajita palpando la zona donde le iba a meter la jeringa inyectada de semen y esta vez se lo empezó a follar de verdad.
Pocas veces había visto Jorge culear a un tio de esa manera, todo debido a que la tenía muy larga y eso le obligaba a meter unos caderazos considerables. Jorge sintió dolor, no dejó de gemir todo el tiempo, pero no quería que se la sacara. Cuando todavía se estaba acostumbrando, Niko se metió dentro de él un poco más todavía, acoplando los muslos a sus nalgas, casi sentado encima de su culo, empotrándolo y rellenándolo con esa enorme y deliciosa verga.
Si cada culo que le gustaba a ese tio lo tenía y lo cogía de esa manera, tendría que tener a muchos chicos de la ciudad bien contentos. Niko sacó la polla del hueco y en su lugar metió varios dedos. Hasta tres, quizá cuatro cabían. Estaba haciendo un buen trabajo. Volvió a meterle el rabo y se deleitó con el sonido guarrete de su pollón rozando contra ese agujero bien ensalivado.
Cómo decir a Jorge sin palabras que cabalgara sobre su polla. Le bastó con sentarse en el sofá, impulsar su rabo erecto hacia adelante con el pulgar manteniéndolo en vertical, menearlo un poquito y Jorge ya estaba dándole la espalda, haciendo una sentadilla dispuesto a empalarse en ese mástil. Entró perfecto por la hendidura de la raja de su culo, como si estuviera hecho a su medida.
Lo pajeó entre sus nalgas hasta que se le ocurrió pones los pies sobre los muslos de Niko, entonces él tomó la iniciativa y empezó a culearle desde abajo. La imagen que dejaron no podía ser más cerda y lasciva. Una amalgama de piernas, muslazos, culos, pelotas, rabos que invitaba a desorientarse y convertirse en un animal, el más cerdo que hubiera sobre la faz de la Tierra.
El culazo de Niko destacando desde abajo, su gruesa polla penetrando a fondo, los muslos y el culo blanquito de Jorge completamente abierto, su rabo y sus bolas entre sus piernas. Jorge regresó al suelo de rodillas, esta vez mirando y recostando su pecho sobre el sofá. Niko se puso detrás de él y le taladró el culo perforándole el ojete de forma tan descontrolada y rápida que los gemidos y gritos de Jorge se intensificaron.
La respuesta de Niko fue clara. Le dejó que se recompusiera unos segundos, pero solo para cogerle los brazos y esposárselos detrás de la espalda, porque no pesnaba parara de joderle ese precioso culo a pollazos hasta acabar la partida. Jorge sintió los dedos gordos de Niko estirando de los lados de su agujero, ensanchándolo a tope, dejándolo más abierto que nunca. Luego su durísima polla de nuevo.
La habitación estaba en penumbra. Jorge se puso bocarriba y se dejó follar. Miró a Niko y se arrepintió de no haber follado más tiempo frente a frente con él, porque estaba buenísimo y esa cara y ese cuerpazo le ponían to perraco. La luz que venía de detrás dibujó las facciones de su cara de empotrador, perfiló cada uno de sus músculos, con esos abdominales, sus triceps. Jorge se volvió loquísimo y el siguiente gemido que exhaló fue para correrse encima.
Todavía el culo follado, las piernas abiertas de par en par, la polla rebotándole sobre la lefa que se había dejado encima. Niko aguantó unas cuantas embestidas más, hasta que sacó la polla y se corrió en la raja y el agujero del culo de Jorge. Niko esperó un par de lefotes a que saliera el grueso de la leche y sin pensárselo dos veces penetró de nuevo el ojete de Jorge, con una preñadita a destiempo pero igual de efectiva.