Le pilló con las manos en la masa o más bien con la mano dándole al manubrio. Era la primera vez que Rico Vega compartía piso y la verdad que andaba un poco perdido, como un perrete al que han cambiado de casa, así que iba a tardar en acostumbrarse a ciertas normas y situaciones, como la de abrir puertas y encontrarse a su compañero Vadim Romanov cascándose una paja.
Por respeto a ese momento íntimo, según entró, salió por la puerta intentando no hacer ruido y por qué no, también impresionado por la pedazo de pija que había visto. Joder, qué grande, ¿no? Mira que él tenía una buena chorra y no podía quejarse de la dote, pero eso que había visto era descomunal. Escucho la puerta abrirse de nuevo a sus espaldas y le dio un vuelco el corazón, deseando que sucediera lo que estaba pensando. Al girar la cabeza, vio a Vadim haciéndole una señal con la mano para entrar en su habitación y por la rendija de la puerta se le podía ver toda la polla enorme y dura colgando, formando un buen ángulo recto con el resto de su cuerpo, sobresaliendo.
Por suerte, Vadim era de los enrollados. Se subió con los pies en la cama y se acercó al borde esperando que ese chico guapo se la mamara. Rico se agarró a sus piernas, enfundadas todavía en los vaqueros y se metió dentro de la boca todo ese rabo gigantesco. Él tenía hambre y el otro tenía ganas de dar de comer. Quñe polla más hermosa. Entraba sola, pero Vadim le agarró por el cogote para que tragara a fondo. Así pasó, que le entró una pequeña arcada que resolvió sacándosela de la boca. Ahí estaba el pollón colgando durito, mojado con sus babas, una hilera de saliva uniéndoles a los dos. Rabo y boca.
Brillante, venoso, imponente. Hasta por los huevos le colgaba saliva y por si no era suficiente, Vadim escupió desde arriba soltando un certero gapo en la cachiporra que enseguida Rico se dedico a desparramar por la gruesa polla con sus labios haciendo una buena mamada. Habían pasado apenas un par de minutos y ya le tenía exhausto, sediento. Tomó un respiro pajeándole la polla y miró a su dueño por primera vez a a cara. Tio pollón.
Cómo podía ser tan delgadito ese tio y tenerla tan grande, cómo podía meterla en los vaqueros teniendo ese tamaño. Preguntas sin respuesta. Cuando Vadim se tumbó en la cama, Rico le quitó los pantalones para quedarse los dos completamente desnudos y se la volvió a jalar a boca, lengua, puño y paja. Después fue Rico el que se tumbó a cuerpo descubierto sobre la cama. A Vadim le entraron ganas de darle todo. Pues no estaba bueno ni na. Ojazos, cuerpazo, ese pollón que le cilimbreaba morcillón y grande entre las piernas. No era el único bien dotado de la sala.
Se puso en posición de flexiones sobre el chaval y acertó a meterle la pija por la boca. Baja culito, traga polla, toda durita alimentando al guaperas. Algo a la izquierda estaba llamando su atención y se fijó en su polla que ya estaba durísima. La tenía bien guapa y le estaba tentando. Además la luz de la habitación reflejaba una buena sombra de la minga en su muslo. Tenía tan buena pinta que no pudo evitarlo, se la chupó. Y no chupar de chupar, sino que la metió dentro de su boca y se la succionó con ganas.
En otras situaciones, Vadim ya habría ido al ataque, pero con Rico tenía la necesidad de jugar antes de meterla. Pidió su culo y Rico se lo dio plantándoselo a un palmo de la cara, apoyando su rabo y sus pelotas entre los pectorales, ofreciéndole unas vistas dignas de grabarse en la memoria, porque menudo culazo tenía. Vadim le metió un dedito, coló los morros por la raja y se dio un festín.
Rico culeó un poquito hacia atrás y le posó los huevos en la boca. Vadim se dio media vuelta tumbado sobre la cama, gozando del momento en que el rabo de Rico le rozó la cara y la frente. Luego inclinó su polla hacia adelante y Rico se sentó encima de ella lentamente, sin condón, clavándosela sin rechistar, centímetro a centímetro, hasta notar la piel rugosa de las pelotas entre sus nalgas. Entonces empezó a subir y bajar el culete pajeándole esa impresionante pollaza.
Seguía brillante, con las babas encima, bien lubricada y la forma en la que se hundía dentro del culo era flipante, como si quedara bien ajustada al hueco. Y así era. Se dieron el lote mientras follaban y Vadim disfrutó todo ese tiempo de un rabo caliente y duro restregándose contra su barriga. Rico decidió que ese momento era demasiado íntimo para haberse conocido apenas unos días antes, así que pivoteó sobre la polla y le dio la espalda. Así todo parecería más casual, más guarro, más cerdo. Subió y bajó el culo tragándose toda la polla por el ano, poniendo a Vadim en una situación complicada al ver ese precioso trasero bombeando su enorme mango.
Iba a tener que hacer algo. Volteó a Rico y le puso bocabajo, con las rodillas un pelín apoyadas en el colchón para que pudiera elevar el culete. De nuevo se puso en posición de flexiones sobre él y le pinchó el culo tomando el control, amándole desde atrás, metiéndosela hasta los huevos, toda entera, haciendo desfilar sus veintidós centímetros de tranca dura y gorda por el ardiente agujero.
Rico se dio la vuelta, se abrió de piernas y aprovechó para cascarse pajote sintiendo esa polla blandiéndole el ojete. Le vino el gustillo y elevó la cabeza mirando hacia su rabo, por el que brotó una fuente de leche rica en calcio. El semen cubriendo los pelos de la base de su polla. Vadim se la sacó y se empezó a pajear encima de él cuando de repente Rico se levantó de la cama dejándole sorprendido.
Volvió con una copa en la mano. Vadim sonrió, encantado con tener de compi de piso a un tio que sabía apreciar y catare leche de calidad. Aceptó de buen grado la copa, que comparada con el tamaño del rabo se quedó pequeña. Es más, ni le cabía el pollón dentro, el cipote ya quedaba super ajustado a la boca de entrada, así que como pudo Vadim apuntó dentro y lo hizo muy bien, sin desperdiciar ni una sola gota.
Se la estrujó bien, rebañando contra el borde el último poso de esperma y luego la inclinó encima de Rico, que esperaba impaciente con la boca abierta. Un chorrito cayó sobre su lengua y la escondió dentro de la boca para saborear y tragar. Al volver a abrir la boca tenía la lengua limpia. Vadim se estaba poniendo cachondísimo, porque justo al abrir la boquita parte de su semen colgaba entre su lengua y los dientes. Al echarle el resto en la lengua, bajó a relamer y entre los dos compartieron un nutritivo y lujurioso besito de leche, juntando los labios, con la lefa saliendo por sus morros.