[Fucker Mate] Frank Valencia se la mete a Elio Guzman al aire libre
Saben cómo pasárselo bien, son como uña y carne, como culo para polla, inseparables, conectados por una química especial que en cuanto se juntan comienza a unirlos y no les separa hasta que descargan toda la energía el uno sobre el otro. Elio Guzman es todo un reclamo para Frank Valencia, su culito prieto y de piel blanquecina, el chaval guapete con barba y bigote, tanto que no puede resistirse a palparle el pompis cada vez que lo tiene a tiro y es que se lo pone a huevo porque sabe que así le gusta, apenas con los slips puestos paseándose por las calles de Barcelona. De Frank a Elio le encanta su envergadura, no sólo de su cuerpo fortachón, sino la fortaleza de su entrepierna, le encanta llevar la mano ahí abajo y sentir ese pedazo paquetón enorme, amasarlo como si estuviera en una panadería y cocerle la barra de pan hasta sentirla dura y grande como a él le gusta.
Los dos son un par de almas libres y traviesas que se conocen todos los rincones de cruising y lugares al aire libre en la ciudad, apartados de las miradas de la gente, pero siempre a la tentativa, situándose en un lugar donde de vez en cuando alguien pueda pasar por allí y así mantener la emoción, pensando que alguien pueda observarles de reojo o con prismáticos mientras ellos se dan el lote.
Siempre acaban igual, cada uno metiendo mano donde más les gusta, Frank acaparando el culo por detrás y Elio con su mano traviesa adorando el rabo, dejándoselo medio morcillón, así con consistencia dura pero todavía flexible, en el estado perfecto para agacharse y comenzar a comerle la polla. Aprovecha que aún no la tiene dura del todo para encajársela hasta la garganta, pero con cada meneo de cabeza siente que cada vez es más complicado y que ya el mismísimo cipote se pone tan gordo que le ocupa toda la entrada de la boca dificultando una mamada completa hasta los huevos.
Es justo en ese momento cuando Frank le ayuda por detrás, poniéndole las manos en la cabeza y haciendo un poco de fuerza para que se la pueda tragar. Lo hace tan bien que, como premio, se da la vuelta y le deja comerle el culo que en breve le va a bombear. No tarda mucho en hacerlo, le encanta metérsela así de repente, tras enfundarse el condón en la polla, que la sienta bien dura y gorda embuchándole el ojete. Así le molan los culos a Frank, los de chicos delgaditos, culos bien prietos para arramplar con su pedazo polla, un culo fiel como el de Elio, amoldado al tamaño y la circunferencia de su rabo para que quede apretadito y poder darle placer.
Entre el ruido de las coches y las motos que pasan por allí, Frank pone el turbo y le enchufa toda la pipa a cuatro patas bajo los árboles, entre la maleza y el suelo lleno de cortezas, dos amigos follando y dejándose llevar por el placer en plena naturaleza. Entre empotrada y empotrada, el culo de Elio cobra vida y le propina una culeada de vicio pajilleándole el rabo, una contrafollada a tope con la que Frank se queda encantado, retirando las manos de ese trasero que hacía un momento reconducía con las manos para meterle una buena apretada por detrás y asistiendo al espectáculo de esos dos globazos desatascándole toda la polla.
Enganchaos como dos perros callejeros que acaban de encontrarse, no paran de follar. A Elio se le entornan los ojos sintiendo el rabo y el suyo permanece duro en ángulo recto mientras se la mete. Frank no tiene unos huevos que le cuelguen mucho, pero si firmes, unos buenos melocotones con los que sabe taponarle el agujero. Entre gemidos de animales, Frank se la saca del culo y le revienta toda la leche encima del cuerpo, soltándola por un cipote super gordo del que no para de salir lefa a tutiplén. Como si acabara de mear, se la sacude esparciendo el semen al aire por todas partes. Elio se corre soltando la suya combinándola con la que ya tiene encima, Frank le levanta pringadito de lefa, le ata al árbol y se la limpia de una forma muy especial.
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