La boca abierta y la lengua por fuera, jugueteando con su dura y gorda polla, haciéndola danzar a un lado y a otro de su cara, mientras Tony Zuko no dejaba de mirar hacia arriba con sus ojazos verdes a Joe Angelli, al que tenía a punto de nieve, excitado, soltando gemidos sordos, acicalándose él solo las tetillas para darse más placer todavía.
Se sentó encima de su cara y le puso a chupar rabo y huevos. Menudo festín se pegó Joe con el larguísimo pollón de Tony sobre su jeta, de un tamaño mucho mayor del que esperaba. Sacó la lengua y se lo relamió desde la base hasta la punta, degustando esa majestuosa barra de carne antes de metérsela dentro de la boca y hacerle una buena mamada.
Tras la limpieza de sable, Tony se inclinó hacia el sofá y dejó que Joe siguiera usando su prodigiosa lengua, pero esta vez en su culo, poniéndole la piel de gallina, urgando dentro de su ojete mientras él se masturbaba dándose un buen repaso a la polla de arriba a abajo, azotándose los huevos con la empuñadura una y otra vez. Y después de la lengua, llegó su rabo.
Una sonrisa de bobalicón acudió a la cara de Tony al sentirla dentro de su recto. Miró hacia atrás para ver al follador que estaba atacando su pandero blanquito. Encajaba a la perfección, super justita. En cuanto Tony se acostumbró al azote y no vio peligro de correrse a las primeras de cambio, se agarró el pijote y volvió a las andadas.
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