Con la excusa de celebrar juntos con un vinito el premio de la música que no pudieron disfrutar el año pasado, Little Brako se queda a solas con Cristian Sam en el estudio de grabación. Brako sale por la puerta hacia la nevera pero al volver no trae nada en las manos. Cristian le mira extrañado y ve cómo Brako se acerca a él invadiendo su espacio vital hasta que lo tiene a un palmo de distancia.
La atracción entre los dos explota de una manera fulminante y acaban comiendose a besos. Brako no pierde el tiempo. Se saca el rabo bien duro por la bragueta y al instante tiene a Cristian comiendo de su polla, haciendo valer su mano que le pajea le miembro de arriba a abajo para darle placer. Ha despertado al animal que lleva dentro y ahora debe afrontar las consecuencias.
Termina inclinado sobre la mesa de mezclas, levantando una piernecita, sintiendo el gusto de una larga y enorme polla perforando sin condón su precioso culazo de machote. Se van al sofá y allí Brako se cabalga a Cristian, cara a cara, observando cómo su polla rebota una y otra vez sobre su camisa blanca. Sudado, con la cara roja, a punto de dejarse llevar, Brako se lleva la sorpresa cuando Cristian se da la vuelta y le regala su culo.
Antes de que se arrepienta y aunque su polla está a punto de reventar, le encama por detrás y disfruta del apretón de esas nalgas estrechándose sobre su firme pollón. Le da la vuelta y se lo folla bocarriba. Cristian ni siquiera se la está tocando cuando ve en su cara el reflejo de una corrida inminente. Mira hacia abajo y se da cuenta de lo que le está causando tanto placer como para hacer que se corra encima. El suave roce de la camisa y la corbata sobre su pene.