Viktor Rom y Victor Ferraz se follan sin condones a Allen King y se corren dentro de su boca

3-Way Perverse

10 marzo, 2022

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Dos buenos fontaneros con las pollas bien gordas para desatascarle las tuberías de su ansioso culo, eso era lo que Allen King necesitaba y lo que se encontró en el Boyberry Barcelona, un lugar que frecuentaba a menudo porque por cada rincón de él podía cumplir una fantasía distinta. Ahí estaban Viktor Rom y Victor Ferraz, sacudiendo sus pollazas y haciéndolas impactar contra la mano con un sonoro palmeo que despertó en Allen el apetito sexual al instante.

Los dos iban muy bien dotados y teníanmlas vergas parecidas aunque de distinta tonalidad que conjuntaba con el arnés que llevaban al pecho, la de Viktor más morenota y la de Ferraz blanquita e igual de super gorda. Para llenarse la boca le servían. A Allen le encantaban los tios que podían presumir de rabo, que movían las caderas y la cigala les rebotaba en la cintura de lo largas que las tenían. Agarró la de Ferraz con tantas ganas que se quedó sin aliento.

¿Era una sensación suya o la polla de Ferraz cada vez era más larga y hermosa? Se la nutrió de babas hasta atragantarse mientras Viktor le cogía en carretilla y se gozaba con la boca su precioso culito. Viktor le presentó sus respetos, colocando la polla a puntando hacia la raja y le pareció casi una indecencia colarle el rabo por ese agujerito, pero lo hizo con todo su amor y todas su ganas sin dejarle un puto hueco, cubriéndole por completo en ano.

Allen no era el único que lo disfrutaba ahogando sus penas en el rabo de Ferraz. Victor tambien se estaba poniendo las botas mirando cómo le penetraba sin condón y ayudó a que esos dos se unieran más y mejor, agarrando las dos nalgas blancas, redonditas y suaves de Allen y empujándolas hacia adelante y hacia atrás, haciendo que en cada recorrido la pollaza se hundiera un poco más cada vez dentro de su ojete.

Una vez abierto el agujero, ya nada podía pararlo. Le dieron la vuelta y llegó el turno de Ferraz, que lo tuvo relativamente fácil ya con el ojete dilatado por su colega. Ya le avisó Viktor de que Allen era un pillo, de que aunque emitiera gemidos cargados más de dolor que de gusto al principio, lo que tenía que hacer era caso omiso y partirle el culo en dos que era lo que quería. Ferraz le cubrió el culo entre los muslos y le metió una follada de empotrador de pro, colando sus veinte centímetros de rabo por ese culazo tragón.

Bocarriba se lo fueron turnando para rellenar sus dos agujeros principales, esa boca sedienta de rabo y ese culo hambriento de polla. Hecho el culo a la medida de los dos, Allen ya estaba preparado para cabalgar como un buen mozo de cuadra. Ferraz fue el primero en tumbarse y dejar que Allen le pajeara la minga entre las nalgas. Viktor se sentó al lado de su colega y Allen fue pasando de uno a otro, saltando encima de los dos por turnos, poniéndoles contentos.

Hicieron con él lo que quisieron. En volandas, Viktor agarrándole por los sobacos, a la sillita la reina que nunca se peina, un día se peinó y un buen pollón que se zampó, ahí Ferraz metiéndole todo el rabo por el esfínter a toda hostia, reventándolo de amor. Luego Viktor haciéndole la misma jugada, mientras Allen sentía los rebotes del enorme y gordo pollón caliente de Ferraz bajo su espalda.

Los tres se corrieron casi a la vez. Allen tenía el rabo de Ferraz metido en la boca cuando sintió que le daba el biberón por sorpresa. En ese momento Allen se corrió encima. Viktor aguantó carros y carretas para no preñarle por dentro. Sin importarle la leche de su colega que correteaba por los labios y el interior de la boca de Allen, metió su gordísima polla en la boquita y se corrió también ahí dentro. A Allen le brotaba ya a leche por todos los morros, colgando por la barbilla. Vaya dos vergones se había comido y menuda merienda le habían regalado. Le dijeron que no hablara con la boca llena, pero se pasó esa norma por los cojones y con la boca rebosando lefa les dijo: «uau, cabrones, ¡qué rico me lo he pasado!«. Les limpió los sables hasta no dejar gota.