El rabaco del tio al que apodaban trípode, que te la ponía bien duras cuando veias cómo la meneaba entre sus piernas en las duchas, salpicando agua y jabón después de clase de educación física. El culazo del chaval que adorabas cuando en los vestuarios se agachaba para levantarse las bermudas de baño antes de nadar en la piscina cubierta. Ese machote que te hacía tilín con su mirada grosera, su bigote, su barba y un torso de pelo en pecho. El madurito que destacaba en clase por tener más experiencia y del que se decía, se rumoreaba, que no había día que no se petara el culito de un zagal a escondidas en los retretes.
Al igual que para muchos de nosotros, estos días han sido época de reencuentros con colegas a los que hacía tiempo que no veíamos. Ace Quinn, Ethan Chase, Manuel Skye, Rocky Vallarta y Teddy Torres se reencuentran después de varios años tras el instituto con la excusa de intercambiar regalos del amigo invisible, para desvelar esos secretos que jamás pudieron contar, para declarar su amor a los tios que les molaban y dar rienda suelta a todo aquello que en su momento quisieron hacer y nunca pudieron.
Sus caras han cambiado, ahora mucho más atractivos, sus cuerpos han cambiado, ahora mucho más masculinos y por supuesto sus rabos han crecido. Ethan, Rocky y Teddy son los primeros en hincar las rodillas y redescubrir los enormes pollones de Ace y Manuel, con su par de pelotas colgando, bien empalmaditos, unos rabos duros que hasta entonces sólo pudieron imaginar en sus fantasías, usando como punto de partida la visión que les habían dejado sus chorras colgando en los baños en un tiempo no muy lejano.
Se comen las pollas, preparan ojetes, Manuel y Teddy ejercen de maestros de ceremonia machacando culos a plena potencia, sin un puto condón a la vista. Es tal la fantasía que están viviendo, recordando todo lo que les hubiera gustado hacer entre ellos hace unos años, que Teddy no puede soportar la carga emocional del momento y termina corriéndose como un primerizo. Mientras se pajea y brota la leche de su gordo y lujurioso cipote en pequeños chorretes cremosos, espesos y blanquitos, dos bocas abiertas con la lengua por fuera de acercan con rapidez para cazar esperma.
Teddy se retira para coger fuerzas. Los otros cuatro siguen follando a pelo, dando y dejándose dar por culo. Rocky cubre la retaguardia de Ethan mordiéndose los labios mientras penetra a fondo y machaca el culazo de ese cabrón. Para Ethan, tener la polla tiesa de ese tio dentro del culo es un triunfo personal, por la de veces que le había deseado dentro de su cuerpo cuando veia a ese santo varón siendo el centro de atención en las duchas.
Pero hay un secreto que todavía necesitan desvelar. Pronto descubren que la leyenda de Manuel es cierta, que no uno, sino varios culitos perforaba con su gorda y enorme tranca, valiéndose de ser el más experimentado del instituto. Los chavales lo experimentan en carne propia, dejándose meter su vara a pelo.
El lecherío no tarda en llegar. Todos observan con lujuria la corrida que Manuel se mete a lefazos sobre su propio cuerpo y alguno no puede resistirse a dejar sus sustanciales lechazos unidos a los de él. Mezcla de leches de hombres sobre un mismo cuerpo. Otros como Ace prefieren a la cara, un buen facial, abriendo la boca por si atrapan algo de esas pollazas salvajes que meten disparos de lefa aleatorios salpicando todo lo que pilla a su paso.