
Klein Kerr le come el rabo a Sunny Colucci en el coche y después se lo folla en «Up A Gear» | Men At Play
La de veces que había pasado Klein Kerr por el taller mecánico camino de casa. Reducía la marcha e iba lo más despacito posible para que le diera tiempo a ver a ese chaval guaperas que tanto le molaba, a él y a su polla, que se le hinchaba la muy puta bajo los pantalones de traje a pesar de que apenas eran unos segundos. La mayoría de veces, Sunny Colucci estaba allí trabajando, con la cara embadurnada en grasa, muy sucio, otras metiendo medio cuerpo bajo un capó y, por ende, enseñando un tremendo culazo al arquear la espalda. Lo mejor era el verano, con su camisa de tirantes blanca totalmente sucia y sudada y otras veces sin nada. Sí, alguna pajilla dentro del coche cayó antes de llegar a casa, para qué negarlo.
Le costó decidirse y buscar el momento idóneo para joder el coche, bueno, para hacer que lo jodía, porque sólo iba a poner la excusa de que le costaba arrancar a la primera. Se pasaba todos los días de la semana en diferentes horarios para observar cuidadosamente si estaba su jefe y cuándo se quedaba solo en el taller, hasta que dio con la lógica de los turnos de uno, de otro y de algún que otro compañero y le pudo pillar a solas para lo que pretendía hacer.
Avance exclusivo de «UP A GEAR»
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Le explicó el problema y entraron dentro del coche. Joder, ahí lo tenía. Después de casi dos años persiguiendo ese momento, ahora se sentía como estar al lado de una estrella del cine. Podía alargar la mano, sacarle el rabo y chupar hasta obtener toda su leche. Ahora o nunca tenía que intentarlo. Le hizo poner la mano en la llave para arrancar, pero lo que Klein le arrancó fue un beso. No le hubiera sorprendido que retirase la cara o que le pegase una hostia, lo que le sorprendió es que no lo hizo.
En cuestión de segundos, Sunny le estaba agarrando la cabeza y Klein le estaba limpiando toda la herramienta en el asiento del copiloto. Una herramienta preciosa, larga y muy guapa, algo más de veinte centímetros para ser exactos. El espacio delantero les daba para poco más que para una mamada y un pajeo que Sunny disfrutó de lo lindo, mientras Klein le lamía todo lo que podía y más. Pronto el espacio se les quedó pequeño para continuar aquello y es que Klein consiguió que al chavalín se le abriera el agujero, así que le dejó que le comiera la polla y después se lo folló empotrándole contra el coche. Después de aquello, Klein ya pudo tachar de su lista de cosas que hacer antes de cumplir los 40 el «follarse a un guaperas en el taller mecánico«, aunque volvió a apuntarlo repe, por si acaso.
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