
[Lucio Saints] Nico Fuentes se desayuna el pollón gigante de Lucio Saints y le mete una paja perra
El puto calor que te despierta varias veces durante la noche impidiéndote coger el sueño del tirón y lo que más jode de todo, apenas unos minutos antes de tener que levantarte para ir a trabajar, con la única posibilidad de dar vueltas en la cama pensando que para qué coño te vas a dormir si en cinco minutos va a estar sonando la odiosa alarma. En pelota picada te da por levantarte a echar una visita a la nevera y ni te das cuenta de que tienes la polla contenta, aunque te golpee a bandazos en los muslos o notes que algo te pesa entre las piernas y tira hacia abajo. La cabeza de arriba va pensando en otras cosas, en el «tengo sed«.
Todo naturalidad, Nico Fuentes se levanta totalmente desnudo a prepararse un vasito de zumo fresco. Si la pareja que tiene en esos momentos retozando en la cama pudiera mirarle, se levantaría y directamente le follaría el culito guapo, pero como Lucio Saints todavía anda dormido, no ve esos globazos blanquitos que contrastan con el moreno del resto del cuerpo, no ve que entre la abertura de las piernas le cuelgan los huevos y que asoma bajo ellos el pellejo de un rabo con capuchón.
Un cafelito le sirve de excusa para despertar a la fiera que dormita. Hasta él lleva el aroma que rezuma por la taza y consigue que abra los ojos además de unos halagos por el desayuno, pero a Nico no le bastan las palabras, quiere que se lo agradezca con eso que tiene ahí abajo. Se la destapa con la manta y lo que sale es alucinante. La acaricia con el nudillo de los dedos y parece no tener fin la cacho polla recién levantada. Enseguida cada uno sabe perfectamente lo que tiene que agarrar. Lucio se estira para palmear el culazo intentando llegar con los dedos a la hendidura de esa huchaca y Nico ya tiene la mano llena de rabo y no suelta la palanca el jodío.
Sin mantequilla ni mermelada, sin calentar en la tostadora, igual de sabroso sabe el pollón de desayuno que se mete en la boca. Chupa los cojonacos consciente de que, después de toda una noche soñando, deben estar abundantes de lefa calentica. Acostumbrado a hacer unos buenos desayunos por las mañanas, Nico tiene unas buenas tragaderas para meterse el rabo hasta las trancas. Tiene que tener cuidado con la fuerza que aplica a los labios y la succión que le mete, que por las mañanas y sin haber ido al baño a echar una meada, en cualquier momento sin querer le pringa los morros con el gustillo del cosquilleo.
Lucio cada vez abre más las piernas dejando hueco al chaval para que se aplique comiéndole el nabo. Levantarte y que de repente un tio te ponga contenta la polla adorándola con las manos y la lengua es para perder el sentido. No se conforma con una simple mamada. Cuando parece que nos va a hacer gozar de esa maravilla patentada que ya puso en práctica con David Avila, una pajilla boca a un lado y mano al otro del rabo, nos deleita con otra novedad que hay que probar, la «paja perra«, haciendo que el chavalote le clave los dientes en toda la polla como si fuera un perrico que no quiere soltar el hueso.
Se lo sirve en bandeja, plátano y melocotones y además estos nunca se acaban, buffet libre. La polla dura recién levantada y sin mear de un macho tiene un peligro que lo flipas. Nico empieza a sentir la magia de la vara gorda dándole buenas hostias en toda la cara, qué pedazo rabo enorme y qué poder, se le abre el culo solo que ya está deseando su comida también. Con las manos asiendo cada cachete del trasero, Lucio deja a la vista un hermoso ojete estrechito listo para embuchar polla hasta dejarlo abierto. Le encanta ver esos agujeritos casi imposibles y mucho más admirar su rabo perforando algo que casi parece virgen e inmaculado.
Lucio le mete unos tientos a pelo haciendo resbalar su capullo y todo el rabo por la raja del culo, queriendo entrar dentro pero sin hacerlo, tan sólo poniéndolo cachondo haciéndolo desear que se la meta. El ruido del plático del condón desarmándose ne la boquita llega hasta nuestros oidos y ya con la polla enfundada, se la endiña en el ojete, tan estrechito que la piel del rabo se repliega hacia atrás, pero el tio no para y la sigue metiendo hasta que el culo cede y se la traga entera. El agujero antes estrecho ahora empieza a tomar forma, la del diámetro del rabo que le está follando.
Como un arquitecto, Lucio se la saca repetidas veces para mirar dentro del pozo que está haciendo a base de puro arte con su enorme polla, y qué bonito le está quedando. La tiene tan grande el cabrón que el condón casi se le sale, incapaz de cubrirle todo ese pedazo de tronco enorme. A punto de descargarse las pelotas, ese culazo le gusta tanto que se arriesga y se tumba boca arriba para dejar que Nico le haga una pajilla con los dos globos atrapando su rabo. El chaval se la mete de espaldas y le empieza a culear rematando su polla. Después Lucio lo pone en volandas, con los pies sobre sus pantorrillas y el culo pegando en sus abdominales para meterle una auténtica follada repleta de nabo y huevos en movimiento, un batido de frutas delicioso.
Todos los sueños de esa noche y el calentón de la mañana se van a tomar por culo en un plis plas. Como si fuera una tostada, Lucio lo apaña volteándolo hacia arriba. Nico se nutre de mantequilla y Lucio pone la leche sacándose la polla, meneándosela y soltando lefazos como si fuera un manguito de pastelero descontrolado, hasta dejarle todo el cuerpo completamente cubierto de lefa. A ver quién es el glotón que se come toda la tostada de rica leche.