[Fucker Mate] Max Toro y Javi Mendez se follan sin condón a Adam Risso en el taller mecánico
El garaje de un taller mecánico se ha convertido por excelencia en uno de los lugares más morbosos donde meterse una buena follada. Tener alrededor vehículos motorizados, el olorcito a gasolina, la sensación de estar en un lugar donde cualquiera puede pillarte en cualquier momento, la imagen del mecánico buenorro y macizo con camiseta blanca de tirantes ajustada, rebozado en grasa por todas partes, imaginarlo agachándose sobre la cubierta del capó del coche, dejando al descubierto por encima de los pantalones la incipiente rajita de un culo pomposo, duro y blanquito como el de un futbolista, cuando se incorpora y se dispone a bajar el capó, la camiseta se le sube y enseña los abdominales y esos pelillos bajo la barriguita, tan cerca de una más que seguro voluminosa polla en los calzones. Qué rico macho, como para no ponerse duro el rabo pensando en esto.
En su búsqueda de nuevas aventuras, los chavalotes Adam Risso y Javi Mendez, que ya lo han hecho casi en todas partes, se han colado en un taller mecánico que estaba abierto, a sabiendas de las consecuencias, pero están ya los dos tan cachondos que no van a ir buscando otro sitio a plena luz del día tal y como tienen los rabos bajo los pantalones, marcando algo más que una simple tienda de campaña, necesitan rebajárselas cuanto antes. Además saben a quién pertenece ese taller y sólo de imaginarse al propietario ya babean de vicio, sobre todo soñando con la posibilidad de que aparezca y les dé una buena tunda.
Vaya pillines, se andaba rumoreando por el barrio que a Max Toro su piba le tenía a pan y agua y Adam y Javi, como hombres que son, saben que cuando hay ganas cualquier agujero viene bien para calmar la polla. Por ellos no va a quedar el intentarlo, siempre han soñado con poder sentir a ese macho bien dentro. De momento se han puesto a juguetear entre los dos solitos, besándose y pajeándose los rabos a la vez gimiendo a conciencia para que se les escuche alto. Menudos cabrones, vaya par de mangueras tienen entre las piernas, super gordas y gigantescas. Esa es la primera imagen que ve Max Toro cuando entra en su taller, escucha los gemidos y mira a través de la ventana de la furgoneta. Y parece ser que los rumores eran ciertos, porque nada más verles, se echa mano al paquete bajo el mono de trabajo y se le comienza a hinchar el bulto.
Lo que ve a través de la ventana sucia le deja impresionado, una cabeza bajando y subiendo por un pollón largúisimo, ¿pero qué coño les han dado de comer a los chavales de la nueva generación para tenerlas así de largas? Vaya cabrones. Max Toro no anda mal de tamaño, pero las pollas que tienen esos tios son las más largas y gordas que ha visto y mira que con los compañeros de trabajo en el baño ha visto grandes rabos. Lo que ya le parece la hostia es mirar cómo uno se la mete por el culo al otro, con semejante tamaño no sabe cómo eso le puede entrar entero. Max no había visto antes follar a dos tios, siempre había tenido curiosidad por saber lo que se sentía y ahora que lo tiene enfrente de las narices, le está molando y mucho.
Llevaban soñando con ese momento desde hacía mucho, estar follando en el taller de Max, que apareciese él en plan machote con el mono puesto y con la polla por fuera en alto y que les lanzase esa pregunta a la que no hace falta responder «¿quieres polla?«. Vaya que si la quieren y Max intuye que les gusta, así que les da de comer rabo por turnos como si fuesen polluelos en un nido, con la boca abierta esperando alimento mientras se dan por culo.
Teniéndola tan cerca, pudiendo olerla y sentirla dentro de la boca, tan grande y gorda, no se explican cómo su piba no le suplica que se la meta por todo el coño a cada momento, qué bueno que está el canalla. Una buena polla de macho inundando el paladar. Apenas les deja probarla unos segundos cuando ya está pidiendo culo, un agujero donde meterla. No lleva condones ni nada, así que como las ganas aprietan, ahí que se la mete a Adam toda enterita a pelo por el trasero. A dos manos Max tiene cada una de sus cabecitas que no paran de darle besos, unos chavales bien cariñosos con los que piensa hacer lo que le venga en gana, les ve entregados por completo.
Max les maneja como quiere, serán pollones, pero son delgaditos y él tiene más fuerza. No sabe ni por dónde empezar, está loquito y con ganas de desfogarse, solo quiere sexo. Tan pronto se la mete de nuevo a Adam levantándole una pierna para que entre mejor, como lo alza en volandas y lo pone en el techo del furgón metiéndole dedos y compartiendo comida de culo con Javi para después volver a meterle la polla. Pronto descubre que dentro de esa parejita, al que más le mola poner el culo es a Adam y no paran de voltearle entre uno y otro darle de comer por los dos lados, uno encajándole la polla en la mandíbula y el otro el el ojete, que ya nota que lo tiene bien abierto de inicio, normal con el tamaño que se gasta su chico.
Sentado con la polla dura, Max invita a Adam a sentarse encima y no para de soltarle guarradas y gemir de gusto sintiendo el roce de su polla contra las paredes del culito apretado y ya ve el cielo y pone los ojos en blanco cuando de repente por debajo Javi se pone a chuparle la base del pollón, los huevos y esa zona hasta ahora prohibida para él, la entrada del culo. Siempre había sido muy reticente a dejarse tocar ahí, pero ahora que le ha venido por sorpresa, le está dando tanto gustillo que no quiere que esa lengua se aparte de ahí nunca.
Con esos rabos tan grandes, Javi casi ejerce de mamporrero, asegurándose de guiar la polla del caballo hasta la entrada. Max se siente tan cómodo y tan libre de hacer lo que quiera, que decide probar uno de esos rabos enormes. La de Javi le pilla a mano, justo encima de su cabeza, así que se la mete en la boca y se la come a bocados hasta sentir los huevos calentitos del chaval golpeándole la frente.
Entre los dos vuelven a poner a Adam a cuatro patas y se van turnando sin dejarle un solo agujero libre de rabo. Menudas empotradas le meten por detrás, con tanta energía que la polla larga de Adam no para de rebotarle entre las piernas, curvándose y ajustándose al contorno de los huevos. Javi sigue asegurándose de que su chico recibe lo mejor. Le abre bien el culazo para recibir el pollón de Max y de vez en cuando escupe para lubricarlo. Se lo ha tomado tan en serio que llega a sacarle el rabo y mamárselocon energía antes de agarrarlo y conducirlo con la mano hasta en agujero.
Es un placer ver una polla tan gorda en primer plano penetrando un culo sin condón, entrando y saliendo por completo, mirando cómo cae ligeramente por su peso cuando sale, brillante y lubricadita abriéndose hueco de nuevo, ajustándose a una abertura que ya está hecha al diámetro de su rabo. Amoldar un culo al tamaño de tu polla, meter y sacar hasta que está hecho, no tiene precio. Tanto esfuerzo y trabajo te ha costado, que cuando ves que ya simplemente enfilándola hacia la entrada, y sin ayuda de manos, entra solita, lo has logrado.
Max nunca pensó que la carga de sus pelotas después de tanto tiempo a pan y agua iba a acabar así, a chorrazos dentro del culo de un chaval al que no conoce de nada y sobrevolándolo, disparando contra el brazo de su chico y siendo saboreada por lengua ajena. Ni con su piba había soltado tanta leche por la polla jamás y además ella se niega siempre a lamerle el semen, pero esos dos chavales no tienen reparos. Javi se lanza a su rabo recién corrido y le limpia el sable endulzado con su lefa. Y ya que lo ha probado todo, Max se anima, se agacha al culo que acaba de follarse y le pega una relamida a la abertura cubierta con su semen. Protegiéndolo entre sus brazos grandes y con su chico lamiéndole los huevos, Adam se machaca la polla hasta soltarse una buena cantidad de leche encima. Estos chavalotes tan pollones, siempre buscando nuevas aventuras, pero al final terminan siempre rindiéndose ante un buen macho que les dé de comer como se merecen.
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