El placer de levantarse una mañana de fin de semana sin prisas, un desayuno tranquilo mirando por la ventana, viendo cómo cae la lluvia y sintiendo el confort de estar protegidos bajo techo al calorcito mientras fuera hace un frío que pela. Recién levantados a todos nos pasa lo mismo, todavía o la tenemos bien dura montando la tienda de campaña bajo los calzoncillos o aún está peleona y basta una imagen en la cabeza de una pola o un tio guapo para que empiece a crecer como loca.

Lucio Saints está solito y empieza a dejar volar su imaginación, la testosterona le recorre todo el cuerpo de los pies a la cabeza. Cierra los ojos, se baja la camiseta de tirantes blanca, dejándose al descubierto un pectoral y disfruta acariciándose el pezón. Al cabronazo se le pone la piel de gallina y con la otra mano empieza a magrearse el paquetón, que crece y crece hasta tener una barra gigante y dura marcándole los pantalones del pijama. Se recrea sintiendo lo dura que está y entonces nos deja entrar dentro de su cabecita. Y ¿sabéis en quién está pensando y cuales son sus fantasías?

Joel Tomas es el chaval que inunda sus pensamientos, el tio hetero al que se quedó con ganas de que le follara cuando entró en su casa con una amiguita, aunque consiguió hacerse un pajote entre colegas codo con codo y al final recibió toda su paja encima. Lucio Saints se impregna del espíritu navideño de los cuentos de Charles Dickens y viaja al pasado o lo que pudo ser de haber continuado. Lo imagina con aquella amiguita, como si no hubiera pasado el tiempo, ella acariciándole el paquete y poco a poco sustrayéndole toda la polla, quitándole los calzones y agarrándole el mango, pajeándoselo y manoseando toda la barra de arriba a abajo con rapidez, haciendo que le reboten un buen par de huevos gordos.

La tia enseguida le planta la boca y le impregna la polla grandota y larga de saliva dejándola reluciente. De fondo la cara de Joel no pierde ripio de lo que sucede ahí abajo fijándose bien en cada movimiento y sintiendo el cosquilleo. Sin dejar que el chaval se mueva, se le sienta encima y se introduce toda la polla sin condón por el culo. Le queda super ajustada a la cabrona y tiene que hacer esfuerzos porque le entre. Ya abierto el camino, se la folla como un conejo, propinándole unos mazazos que hace que hasta los cojones le reboten hacia arriba pegando una hostia a la tia en todo el culo, con un buen par de pelotas, sí señor. Encabronado total, la pone a cuatro patas y la revienta el ojete. La tia ha conseguido despertarle el instinto animal y recibe su merecido, vetiéndola todo el semen a la entrada del agujero.

Lucio no puede quitarse de la cabeza la imagen de ese chaval guapete, su cara de placer, la pollaza larga y potente, el calorcito que sintió sobre su torso cuando le metía un lefazo tras otro y le dejaba blanco como un paisaje de Navidad. Echado sobre el sofá en esa tranquila mañana, desprovisto ya del pijama y sólo con los calzones, tiene la polla tan dura y grande que no puede evitar que se le salga por el lateral. Se la saca entera y se la pajea a dos manos, disfrutando de la imagen de su rabo sufriendo, de la piel ahogando el cipote cuando sube. No sólo ahoga a su polla, sino que también estrangula a sus cojones, gordos como melocotones, en un sufrimiento placentero.

Le gusta mirarse su propio rabo gigante con el que tanto placer ha dado a tantos tios este año, con el que ha desvirgado tantísimos culitos, haciéndoles sentir el placer de un macho por todo el culo. En su mente se agolpan todas las caras y culazos de esos chavalitos y de esos machotes llenándose la boca con su herramienta, el gustito que sentía cuando el capullo iba metiéndose por la estrecha abertura de sus gargantas, sus caritas rellenas de leche, del sabor de sus pelotas. Recuerda la doble mamada que él mismo hizo a dos tíos hasta sacarles la leche, una tremenda guarrada que le dejó bien satisfecho. El espíritu de la Navidad le coge de nuevo y le lleva allí, pero esta vez intercambia los papeles, sintiéndose parte de uno de esos dos tios pollones alimentando la boca de Toby Dutch. Todavía recuerda cómo Juan López le dejó la boquita y desearía poder volver a hacerlo él mismo junto a otro amiguete.

Toby en medio de dos rabos gigantes, dos tios metiéndole polazos en toda la cara a hostia limpia, el sonido del impacto de una polla de gran calibre sobre una carita. El tio tiene buenos labios y unas buenas tragaderas para afrontarlo, abre la boca y uno a uno se la llena notando cómo le embuchan. Da gusto chupar pollones así. El tio desconocido de la polla más blanquita la tiene larguísima y encima bien gorda. Toby se la agarra como si no hubiera visto nada igual antes y le deja hacerle de todo. Nota cómo la potencia de ese mega rabo le intenta penetrar la garganta. Se la saca, la coge con la mano por la base y la hace rebotar sintiendo su fuerza sobre los labios, la observa de cerca a unos centímetros, adorándola, todavía sin creerse que pueda tener algo tan grande y gordo dándfole el gusto de su vida.

De repente tiene a esos dos tios salidos y descontrolados pajeándose encima de su cara, con las pollas rezumando olorcito de la corrida que se acerca, las puede oler y sentir sus movimientos tan cerca, sabiendo que en unos segundos van a empezar a expulsar leche. El chaval pollón, al llegar ese momento se retira, signo inequívoco de que va a jugarse una buena tirada. Y lo hace, la leche le brota como una fuente que sube hacia arriba y cae en trayectoria curva encima de la boca de Toby. Pero eso es sólo el principio, a ese primer lefazo le siguen muchos más, sobre la barbila, cayendo por su cuerpo, las últimas gotas que le posa en la lengua para que pueda saborear su semen.

Lucio Saints descarga todo sobre esa deseada boquita de labios gruesos. Si el otro chaval le ha metido una lefada líquida, la suya va concentrada. El primer lefote va directo a los labios, un segundo no tarda en salirle del capullo y dejarle una hilera blanca en la mejilla que le cae hacia abajo como un pegote. Del gusto de la arremetida de la corrida, Lucio no puede evitar culear y posarle el tronco de la polla sobre la boca, que sigue escupiendo leche blanca como la nieve haciendo que se pose por toda su cara. Toby se queda literalmente babeando leche, con dos hileras de semen cayéndole espesitas por la barbilla.

Esos pensamientos guarros le están poniendo burro. Para ayudar a suavizar la cosa, Lucio se pone un poco de lubricante y continúa con el pajote. Va tan rápido con la mano que tiene que parar un par de veces cuando siente la corrida inundándole la polla. Ante esa situación se aprieta el cipote y repasa el dedo por la raja por la que le sale un poco de leche, se lo lleva a la boca y se lo come. Otra vez se coge los cojones y se los exprime, los deja apretados contra la piel mientras repasa la mano por encima dándose gustito. Ellos también juegan.

La taza del desayuno, un saloncito acogedor, el árbol de Navidad, los regalos. Sólo falta la ración de leche para los camellos de los Reyes Magos que han protagonizado sus sueños. Por Toby Dutch, por Joel Tomas y por el chaval mega pollón de rostro desconocido. Por todos ellos Lucio termina sacándose la leche descargando los huevos encima de sus abdominales, esa misma leche blanquita y espesa que caía a baba limpia por la cara guapa de Toby. Lucio disfruta de los segundos posteriores a la corrida, se estira de gusto y se deja la enorme polla, todavía empinada y dura, pegándo las últimas sacudidas. Felices pajas!!

>> REGISTRATE AQUI Y DISFRUTA DE LA FANTASÍA DE NAVIDAD DE LUCIO SAINTS CON JOEL TOMAS Y TOBY DUTH EN LUCIOSAINTS.COM

>> REGISTRATE AQUI Y DISFRUTA DE LA FANTASÍA DE NAVIDAD DE LUCIO SAINTS CON JOEL TOMAS Y TOBY DUTH EN LUCIOSAINTS.COM