Barbita, ojazos azul claro para perderse en ellos y una sonrisa que invita a hacer cositas muy cerdas y guarras con él, Heath Halo gusta y se gusta. Tiene un cuerpazo musculoso que le encanta tocarse. Cierra los ojos y piensa en todo lo que le gustaría hacer. Estar entre un grupo de tios pasándoselo en grande, practicar sexo duro y bien caliente. Está dispuesto a hacer cualquier cosa.
Sólo de imaginarlo, no puede esconder lo dura que se le está poniendo la polla, porque se le marca bien en un lateral de los pantalones cortos que lleva puestos. Lleva la mano al paquete y se la soba por encima marcando el contorno del rabo duro con la mano. Mira hacia abajo para verlo bien mientras su respiración se acelera y se hace más profunda.
En su trabajo como estríper, está acostumbrado a aguantar el calentón, pero a solas no hay necesidad, así que se apresura a bajarse los pantaloncitos. Le quedan bien ajustados, no sólo por lo bien que marca por delante, sino también por detrás. Se los baja poco a poco. Primero los pelos de la base del rabo, se empiezan a ver los huevos y la pija, más y más trozo de rabo hasta que al final la deja escapar toda preciosa, larga, algo durita ya, descapullada.
Manda los pantalones a tomar por culo de una patada y se queda a solas y completamente desnudo de pie en la habitación, guapísimo, con un cuerpazo alucinante, cascándosela. Se masturba el rabo con fuerza de arriba a abajo, a mano llena, sin dejar un solo centímetro sin rozar. Tiene ya la polla completamente dura y se la pajea tan rápido que suelta algún gemido sonoro que bien nos gustaría escuchar en nuestra orejita mientras nos la mete poniéndose encima.
Uff, qué rico cuando se pone de rodillas mirando hacia el respaldo del sofá, abriendo las piernas, sin dejar de pajearse, pasándose la polla entre los muslos. Un culazo de vicio, redondito, grande, con una buena mata de pelazos negros decorando con buen gusto los alrededores de su ojete. Cualquier salivaría deseando probar esa rajita, sacar la lengua y acariciarle con ella esa entrada que parece super apretadita, poder ver cómo se le abre el agujerito y late al contacto.
Se da la vuelta y se tumba en el sofá, aprovechando para machacársela a tope, tan fuerte que suelta alguna burrada por la boca. Tiene la cama justo delante. Se tumba en ella y se agarra el rabo con las manos entrelazadas, como si fuera el interior de un apretadísimo culito. Cierra los ojos y lo imagina llevando las manos al compás de abajo a arriba. Sonríe de gusto. Sube los pies al somier, doblando las rodillas, deja las manos quietas y se pone a culearlas desde abajo, deslizándola apretada por el hueco que ha hecho con ellas.
Su flequillo está empapado del sudor de su frente, su cuerpazo también suda y no para de machacársela, cada vez más duro. Se pone de rodillas. La respiración y los gemidos también se intensifican. Ya lo siente por esa mantita suave que tiene justo delante, pero la va a poner perdida. Le suelta cuatro buenos disparos encima en línea recta y se queda con las posaderas reposando en los talones, mirándose el rabo, zarandeándoselo, recomponiéndose de la paja.
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