Blake se folla el culazo de Jackson sin condón | Sean Cody
Hace un tiempo, un colega nos dijo a otro y a mí que nosotros la tendríamos mucho más larga, pero que de gorda no le ganábamos. Nunca entendí por qué lo dijo, porque ni siquiera nos habíamos visto desnudos hasta entonces, supongo que se lo imaginaba por la altura y la envergadura de cada uno, imagino que hizo igual que Jackson, que después de jugar al fútbol en el parque con Blake le preguntó si quería un buen culo para esa enorme polla, sin habérsela visto todavía.
Lo cierto es que no iba desencaminado. Le sacaba media cabeza de altura y, aunque fuese hombre, podía reconocer a la legua lo bueno que estaba ese tiarrón rubio. Sonrisa encantadora, torso peludo, no demasiado, que hacía destacar la virilidad que se desprendía de su definido torso. A Blake también le hacía tilín Jackson. Un cachorrito con una cara guapísima, enmarcada en una barbita de varios días.
Se pasaron la tarde jugando y tonteando detrás de una palmera. Cada sonrisa que se lanzaban no hacía sino incrementar el volúmen de sus pollas encerradas en los pantalones y al final Jackson terminó ofreciéndole su culo para que se lo follara en un lugar privado, aunque con las ganas que le estaban entrando, se hubiera bajado los pantalones allí mismo.
Retozaron un rato en el sofá y descubrieron sus secretos más íntimos quitándose los pantalones. Jackson no estaba confundido, pero Blake se llevó una buena sorpresa al ver la minga de su nuevo amigo. La tenía vien dura y gorda. Jackson se arrodilló para comerle el rabo y cumplió con su promesa. Al cabrón le gustaba sin condón, así que se sentó a pelo encima de la polla y empezó a saltar encima haciéndole una pajilla, agarrándose los huevos y el nabo para no golpearle las pelotas cada vez que tomaba asiento.
Blake siempre recordaría aquella tarde de verano por la forma en la que ese cerdete le ofrecía el culo. Abierto de piernas, una sobre su hombro, la otra se la cogía él por los tobillos. Menudo vicio metiéndola, mientras le rozaba las pelotas con el vientre, el movimiento de su polla gorda rebotando cada vez que se la encajaba a fondo. Le moló follárselo boca arriba. La simple visión de esa cara tan guapa gozándolo, le estaba llenando las pelotas de leche.
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