
[Lucio Saints] A Alex Rubio se le hace el culo pepsicola con el enorme pollón de Lucio Saints
Cuando tenemos sed buscamos agua, si nos pica una parte del cuerpo nos rascamos, ante el dolor, nos llevamos la mano allí donde nos duele, si tenemos sueño, bostezamos. Nuestro cuerpo reacciona de forma instintiva a todo tipo de reacciones a lo largo del día casi sin darnos cuenta mientras dedicamos nuestra atención a cosas que no pueden hacerse solas, como que los platos se laven solos en el fregadero a menos que tengas un lavaplatos. Ahora que los dinosaurios han vuelto a la vida en el cine, había una frase mítica de Jurassic Park que venía a decir que la vida no se puede parar y es que al final somos seres que dedicamos la mayor parte del tiempo a la reproducción y como encima eso nos reporta placer, el cuerpo lo anda buscando a todas horas cuando le apetece. Lo creamos o no, al final todos somos unos expertos folladores y nos sorprenderíamos de lo bien que podemos llegar a hacer algunas cosas simplemente por instinto, porque lo llevamos dentro. Comprenderéis a qué me refiero un poco más adelante.
Alex Rubio y Lucio Saints han quedado como buenos colegas una tardecita de domingo para pasar el rato. Hace mucho calor como para andar a esas horas por la ciudad y pasan de la piscina, así que han decidido sentarse cómodamente en el sofá a pecho descubierto, con un par de cervecitas y alquilando una peli de putas de las que les gustan a los dos, con chavalas saltando sobre unas mazorcas bien gordas de las que te empalman el pito.
La simple imagen de la tia saltando sobre un pollón gigante está consiguiendo que se les ponga morcillona. En el fondo saben que alquilar una porno hetero es una simple excusa para excitarse con rabos grandes de tios espectaculares y poco a poco empiezan a distraer su atención de la pantalla para echarse un ojo el uno al otro mientras se frotan los paquetes. Hasta ahora han mantenido las distancias y su código de chicos hetero, pero cada vez les pica más la curiosidad de ver cómo la tiene el otro y fantasean sin decírselo con lo que podrían llegar a hacer juntos.
Con los gemidos de la peli de fondo, Lucio ya tiene la mirada fija en el paquetón de su amigo y todo cachondo alarga la mano en un intento por tocarle el rabo por encima de los boxer. Lo que recibe es una hostia de Alex en toda la palma retirándosela, pero al segundo intento Alex se deja llevar, sintiendo cómo la mano calentita y grande de su colega le soba todo el rabo, además siempre es más agradable recibir una paja, que otra mano diferente te la coja y ejerza una presión distinta, un ritmo distinto, que pajee a velocidad de aventura, sin saber ni intuir si estás a punto o no de correrte, solo preocupándose por menear arriba y abajo, de descapullar el cipote sin consideración, sin darte opción a gritar»para!» porque te viene el gustillo por las pelotas.
Alex se contagia de la confianza que se toma su amigo y cruza su brazo hacia el otro lado plantándole la mano encima del pollón que se dibuja por debajo de los pantalones. Se queda flipando del grosor y del tamaño de lo que está tocando, le agarra la barra haciendo un cuenco con la mano y pajeando un rato, le palpa toda la longitud del rabo y también se detiene sopesándole los huevos. Dinero perdido el del alquiler, que lo único para lo que les ha servido ha sido para levantarles las pollas. Ahora Lucio se la ha sacado a Alex de los pantalones y le basta una sola mirada a su amiguete para tener su consentimiento, agacharse y arropársela con la boca.
La tia sigue gimiendo en la pantalla de la tele, pero ya nadie le hace caso. Con su boca grandota y unos labios gruesos, Lucio le está mamando la polla enterita de cabo a rabo, con tanto rechupeteo y tanto vicio que Alex termina hasta suplicando a Dios. Lucio le hace una buena limpieza de rabo, pero también descubre lo ricas que están las pelotas de su colega, rositas y blancas como un par de melocotones, se mete un huevecillo absorbiéndolo, lo reboza y lo saca chupadito y ensalivado y va a por el otro para hacerle lo mismo. Con los dos completamente marcados en la bolsa, saca la lengua y lame con rapidez entre ambos, antes de agarrarle el mango y volver a metérselo por completo en la boca haciendo que gima como nunca.
Lo de la piba saltando sobre la tranca de un maromo se va a quedar corto con lo que Lucio le va a hacer a este, recreando la misma parte de la escena pero entre dos machos. Lucio se da cuenta de que va a poder conseguirlo sin problemas cuando pone a su coleguita de vuelta y se encuentra un ojete de lujuria, rositay abierto de par en par, sin ninguna dificultad para palparle la entrada con los dedos ensalivados y penetrarle primero con uno y después con los dos, haciendo una pinza con ambos una vez los tiene dentro y ensanchándole el agujero.
Al ir a echar una meada en el local de copas de turno, alguna que otra vez había desviado la mirada para comparar su rabo. Alex sabía que su amigo la tenía grande, pero nunca había tenido la oportunidad de vérsela empalmada, es un código entre colegas que siempre permanece oculto a no ser que te estés haciendo una paja codo con codo viendo la peli de putas, que os folléis a la misma chavala o que os montéis una orgía. Lo que sí que nunca había imaginado es que no sólo la iba a tener enfrente de la cara, sino que la iba a poder tocar, menear y chupar a su puto antojo.
Ese trozo de chorra morena que solía observar de reojo, ahora igual de morena y apetitosa, totalmente dura y tiesa dentro de su boca, con el capullo surcándole la lengua, llegando hasta su garganta y penetrándole. Ahora entiende su éxito con las tias y cómo consigue camelarse a los tios, con esa miradita pícara de vicioso, su voz profunda y una buena pollaca para ofrecer a cambio. Llega a descubrir cosas de su colega en el terreno sexual que no sabía porque nunca había cruzado la línea, cuando le muestra cómo le gusta que le pajeen la polla, le chupen los cojones o le laman las tetillas mientras se la cascan. Cosas íntimas que todo buen amigo debería poder conocer.
El claro ejemplo que ponía al principio sobre cómo nuestro cuerpo responde solo mientras nos dedicamos a otras cosas, tiene su muestra sexual cuando el pollón enorme de Lucio se inserta en el culo de Alex. Ante el contacto del cipote encapuchado, el ojete de Alex responde y se abre solo. Lucio le deja apañado un agujero de un buen diámetro, literalmente como la bandera de Japón y es irresistible mirar cómo se va cerrando poco a poco cuando se la saca hasta que le vuelve a empotrar y el culazo se adapta a su tamaño.
A cuatro patas, la visión por detrás casi se hace un imposible, con toda esa polla ancha y gorda empotrándole el culo desde atrás, con unas pelotas inmensas a cada lado esperando desembuchar. Es en esta postura que Alex se deja llevar, ordeñándosela entre las piernas hasta dejar su impronta en el suelo de la habitación. No saben lo que será de su amistad después de esa tarde, pero sin duda que les ayudará a haberse conocido más a fondo, muy muy al fondo, por lo menos más de 20 centímetros al fondo. Que tu amigo te regale lo más preciado de su ser, toda su estirpe y sus genes resbalando por la raja de tu culo, es de agradecer.