Era un chavalito más joven que él, pero tan irresistible que quería dárselo todo. Andy Star invitó a Randy Junior a tomar algo en la terraza de su habitación de hotel y después de hablar un rato, no pudo resistirse a juguetear. Alzó la pierna por debajo de la mesa y con el pie empezó a acariciarle los muslos para acabar en su paquete.
Lo tenía bien relleno y caliente. Pudo sentir al tacto la polla y los huevos cediendo a la presión del contacto con sus dedos y se divirtió empujando todo ese material de primera hacia arriba y hacia abajo. No sabía cómo iba a reaccionar el chaval, pero la jugada le salió bien, porque los ojos de cachorrito de Randy se transformaron en ojos de cachorrito vicioso.
Andy ya iba preparado para que le metieran un buen rabo por detrás, con sus calzones abiertos por el culo. No era virgen, pero de haber tenido a varios tios para elegir quién sería el encargado de desflorar su ojete, sin duda se habría quedado con Randy. Se acercó cuerpo a cuerpo al chaval sobre la cama y dejó que le metiese mano entre las piernas. Si era un jovencito inexperto ya le enseñaría él buenos modales. De momento parece que sabía lo que se hacía, porque notar un par de dedos recorriendo la raja de su culete le estaba poniendo cerdo.
Menuda perita en dulce estaba hecho Randy. Pronto ese dedo comenzó a introducirse por el agujero a la vez que le besaba la boca y bajaba hasta sus pezones. Andy le abrió las nalgas para que pudiera maniobrar a su antojo. Al rato se puso a cuatro patas y dejó que el chavalín demostrase todo su potencial comiéndose un buen culo.
Le plantó los morros y le hizo el vacío en el ojete para después empezar a lengüetear, a veces con dulzura como el que lame un polo y otras con picardía, con rapidez y toquecitos rápidos como la lengua bífida de un reptil. No sería Andy sino su polla la que le dejaría una señal al chico para decirle si lo había hecho bien o no. Y cuando Andy se dio la vuelta, tenía la polla completamente empalmada y durísima. ¿Se animaría a comérsela?
Vaya que si se la comió. Andy se agarró la polla, hizo un gesto de ofrecimiento al chaval y Randy ni lo dudó, se la merendó metiendo toda la barra entre sus jugosos y apetitosos labios. De inexperto no tenía nada ese cabroncete. Se lo demostró con la comida de culo y ahora comiendo rabo. Era todo un tragón al que no le importaba atragantarse y soltar unas cuantas lágrimas comiéndose todo el rabo enterito hasta los huevos.
Andy pensó en que quizá hasta podría follárselo. Pero esto fue antes de bajarle los calzones y descubrir lo que guardaba dentro, porque entonces le entraron unas ganas irresistibles de ser follado y cambiar las tornas. Ahora era Andy el que se la estaba chupando a Randy mientras se pajeaba como un mandril. Nada le había conducido a pensar que ese chavalito pudiera tener una polla de esas dimensiones.
Mientras se la chupaba, le miraba a los ojitos y la lujuria lo invadía. De no haberlo frenado a tiempo, podían haber acabado los dos con la leche fuera de los huevos antes de tiempo. Para no tener que mirar a esa carita que tanto deseo le despertaba llevándole al límite de sus fuerzas, le puso a comer de su culo de nuevo mientras él se dedicaba por completo a su polla, a pajearla y masturbarla entre sus labios.
De la boca a la polla, Andy andó unos pasitos sobre le cuerpo de Randy y se clavó todo el pollón gordo por el ojete a pelo y sin previo aviso. Randy echó la cabeza y los brazos hacia atrás de gozo al ver ese culazo tragándose toda su polla de esa manera. Cuando se recobró por completo de ese instante de placer, tomó el control de ese culo como un auténtico empotrador de pro.
Sería jovencito, pero desde luego sabía muy bien cómo follar. Andy se estaba poniendo super cachondo precisamente por eso, porque le miraba a los ojos, a su carita guapa, a su cuerpo musculadito y tenía la sensación de que le estuviera petando el culo un adolescente de los que están empezando a ir al gym y ponerse buenorros, pero uno con mucha experiencia y mucha energía para regalar. Y encima con una buena porra entre las piernas.
Dónde había aprendido Randy tantas técnicas para follarse culitos lo desconocía, pero a Andy nunca le habían hecho eso. Marcha lenta, marcha a toda hostia y cuando quiso darse cuenta, tenía su culazo abierto, penetrado y apoyado sobre los muslos del chaval completamente a su disposición con una pierna hacia arriba con el pie sobre su pecho. Le tenía abierto de par en par.
Pura energía, le metió el rabo por detrás como una taladradora, con toques rápidos y certeros. Notó sus manos, una en su hombro y otra agarrándole la pierna para dejarle el culo abierto. De vez en cuando también notaba los huevos calentitos rozando sus cachetes.
Se sentó sobre el chaval clavándose toda la polla y Randy le metió una culeada desde abajo, lo que le sirvió a Andy para cascarse un buen pajote, dejándose todos los chorrazos de leche espesa sobre la cama y terminando de correrse sentado sobre el pollón, aplastándole las pelotas con el culo.
Se puso rápidamente boca arriba sobre la cama e invitó a Randy a correrse sobre su cuerpo. El chaval se pajeó el pollón y empezó a lanzar perdigonazos de semen que caían por todas partes. Salían de la raja de su cipote, se le quedaban pegados a los dedos y entonces salían disparados en hileras mojando todo a su paso. Jovencito, guapo, cuerpazo y pollón. Andy se le quedó mirando de arriba a abajo, de la cabeza a la corrida que le había dejado encima, sin poder creer que un chavalín así se lo hubiera follado de esa manera tan salvaje. Y entonces el cabrón le metió de nuevo toda la polla ahora enlechada por el culo.