Alpha Wolfe y Ashley Stones se follan sin condones al atardecer en la casita de verano junto a la playa | Falcon Studios

Falcon's Endless Summer

MALE ACCESS 5 TOP GAY PORN SITES 1 ALL-ACCES PASS

Dentro del grupito de amigos del pueblo, el mayor era Alpha Wolfe. Su apariencia de daddy se había ganado una buena reputación y bien era sabido por todos que cuando él y su jovencito tarzán Ashley Stones hacían una escapada a la casa de veraneo de la playa para atrapar unas cuantas olas con la tabla de surf, pues allí seguramente ocurrían cositas entre chicos.

No andaban nada desdencaminados. Después de navegar sobre las olas, el anaranjado atardecer y la marea alta dejaban atrapados a Alpha y Ashley en la casita donde cada tarde se demostraban el amor que sentían el uno por el otro. En la cama, después de un morreo, se comían los rabos. Lo que más le gustaba a Alpha de la pija de Ashley era lo mucho que crecía.

Cuando se tiraba sobre la cama y se quitaba las bermudas, no podía dejar de ver un caramelito. Un cuerpazo fibrado, su pene flácido todavía descansando sobre su vientre, abierto ligeramente de piernas y con los huevos colgando entre los muslos. Inlinarse para chuparle la verga era todo un placer, mucho más sacársela de la boca y comprobar el enorme tamaño que había adquirido.

Larga y grande, tres o cuatro veces su tamaño original, se iba poniendo durita a cada mamada, también gracias a un dedito juguetón que Alpha metía por su tierno y suave culito. En ese pueblo todos los chicos jóvenes en edad de merecer, habían salido con unos culazos de la hostia, super follables. Alpha se dio cuenta con tan solo mirar unos cuantos a su llegada al lugar y desde entonces no recordaba si le quedaba alguno por probar, pero al final se había decantado por el de su tarzán.

Subirle las piernas con las rodillas al pecho y abrirle la raja era una de sus partes preferidas. Colar los morros en su culito, repasar el ojete con la lengua, sintiendo el calor que desprendía, darle gustito con la barba y el bigote paseándolos por los alrededores de su agujero. Le encantaba ser lo cachondo que se ponía cuando le metía un dedo bien ajustado y le daba placer cerca de la próstata. Ese gemidito de gusto, esa sonrisa de agradecimiento.

Tras la caricia anal, le ponía a cuatro patas en la cama y depositaba el miembro sobre la raja de su portentoso culazo, deslizándola por encima, deseando metérsela pero sin hacerlo, hasta que se le ponía bien dura al ver ese trasero meneándose hacia adelante y hacia atrás y no le quedaba otra que metérsela sin condón y empezar a follárselo.

Era un traga pollas. Le encantaba menear el culo y tragar rabo hasta sentir los pelos de la base de esa verga rozando sus nalgas. Alpha se quedaba quieto dejando que le hiciera el trabajo y luego se lo follaba. Le gustaba ver rebotar esas nalgas a cada caderazo suyo, la luz del atardecer colándose por la ventana y poniendo color y brillo a ese culazo redondito y mojado todavía por el agua salada del mar.

Las habilidades de Ashley iban más allá de mantener el equilibrio sobre una tabla de surf. Tenía otra que reservaba para sus momentos más íntimos con los chicos y no era otra que cabalgar sobre un buen pollón, zumbarse las pijas pajeándolas con su trasero, primero dándoles la espalda y luego confrontándolos, dejando que los chicos alucinaran con la longitud de su gran rabo frotándose contra su abdómen mientras ellos se lo follaban.

Sí, no había tarde que Alpha no terminara sudando en la cama, cerrando los ojos intentando aguantar las embestidas de ese cabronazo saltando sobre su polla dura a punto de reventar. Y tampoco había tarde en que no se abriera de piernas para él, aunque fuera un ratito, dejándole explorar sus capacidades como amante. Alpha lo había hecho con todos los chicos del pueblo, dándoles esa grata sorpresa final en la cama para que le recordaran y también para que probaran cosas nuevas si todavía no lo habían hecho.

Con ese pollón dentro del culo siempre acababa sacándose la paja, retorciéndose sobre las sábanas. Luego Ashley retiraba su rabo del ojal y se lo pajeaba duro apuntando hacia el cuerpo de Alpha, corriéndose sobre sus pelotas. Así se quedaban pasando la noche sin pasar por la ducha, desnudos, oliendo a hombre y a corrida, dejando que el sol se ocultara, hasta que amanecía de nuevo y volvían a tenerse unas ganas que no era normales.

VER FALCON’S ENDLESS SUMMER EN FALCONSTUDIOS.COM

VER FALCON’S ENDLESS SUMMER EN FALCONSTUDIOS.COM

Mostrar más
Botón volver arriba