Mantener las apariencias y que los demás creyeran que eran heteros era una prioridad todavía para Enzo Muller y su novio. Más bien para su novio. Él no se veía todavía preparado para salir del armario y menos con unos padres y una familia hecha a la vieja usanza. Por eso, desde que se conocieron y se gustaron, a la hora de quedar en público, tiraban de la amistad de dos hermanas para hacer como que salían con chavalas. Luego ya aprovechaban para intimar en lugares donde nadie pudiera verles, con las hermanas cubriéndoles las espaldas.
Las falsas apariencias ya empezaban a cansar a Enzo, porque no eran sólo en persona, también de cara a la galería. Unas fotitos en los perfiles de instagram y otras redes sociales junto a las chicas, quedaban de maravilla para decir «eh, aquí dos machotes» a los que les van las almejas. En una de esas situaciones, justo antes de salir de fiesta, cuando la madre de su novio empezó a hacerles fotos en parejitas por las escaleras, Enzo no pudo aguantar más y, por no liarla, se excusó para ir al baño.
De paso, justo al subir las escaleras, le pillaba la habitación del hermano de las dos chicas. Tenía un cartel en la puerta que rezaba que nadie entrara bajo riesgo de ser violado. A Enzo, que le prohibieran algo era algo que le excitaba, así que agarró el mango de la puerta y se encontró a Malik Delgaty tumbado en la cama, semi desnudo, todo cachas y buenorro, concentrado haciéndose una manola a su enorme pollaza, los gayumbos por debajo del culo empujándole los huevos hacia arriba. El tio estaba en una pose que a Enzo le alzó la pirula, con un brazo por detrás de la cabeza y el otro encargándose de zurcir bien la paja.
El tio estaba retorciéndose de gusto, con los ojos cerrados, a punto de correrse. La presencia de Enzo le alertó y se enfadó al descubrir que otro tio le estaba mirando mientras estaba en su momento íntimo. Se subió los calzones, se levantó rápidamente de la cama lanzando improperios y, cuando se disponía a apartar al intruso y sacarle de su habitación por la fuerza, Enzo le agarró del paquete y miró a Malik a los ojos.
Malik bajó la mirada, vio esa mano palpando su miembro erecto y duro bajo los calzones. Se los bajó y el pollón salió rebotando, dejando a Enzo una vez más con la boca abierta. Malik se lo llevó a la cama y allí se despojó de los gayumbos, se tumbó y empinó la verga hacia arriba. Enzo estaba impresionado. No sabía por dónde empezar con ese pedazo de tiarrón tan cerca. Estaba jodidamente bueno y tenía una polla descomunal.
Le agarró el pene. Lo tenía durísimo, caliente y muy grande. Le miró a esa cara de empotrador que gemía en silencio notando el gustito de otra mano que no era la suya rozando su miembro. Por instinto, Enzo se relamió los labios para dejarlos húmedos y suaves, sacó la lengua para relamer la polla y se la empezó a jalar. Estaba buenísima. Le rellenaba la boquita entera, pero no le cabía por completo, a pesar de que Malik intentó encajársela por la gargánta follándosela un poquito, culeando desde abajo.
De momento, boca y mano era lo único que Enzo podía ofrecerle, que no era poco. Cada vez que Malik se revolvía en la cama y decidía cambiar de postura, Enzo permanecía atento a cada uno de sus movimientos. Veía delante de él a un tio tan grande y formidable, tan cachas, atractivo, guapo y pollón, que le apetecía dejarse hacer cualquier cosa por él.
Malik le ayudó a quitarse la ropa. Mientras lo hacía, el tio permanecía de rodillas, desnudo, con la verga apuntando bien larga y grande hacia el frente, rozando los pantalones de Enzo. Apenas ataviado ya con los gayumbos negros y la pajarita, Enzo se puso a comer rabo a cuatro patas. Una pirula grande y larga penetrando su boca, las manos de un macho fornido agarrándole por el pelo, obligándole a tragar. La cosa se estaba yendo de madre, pero eso le estaba poniendo bien cachondo, sobre todo teniendo en cuenta cómo habían sido sus partidas de cama hasta ahora, con el memo de su novio, que no soltaba un puto gemido por no llamar la atención.
De eso estaba cansado Enzo y quizá también por eso, se abandonó como lo hizo sobre el colchón de su fingido cuñado, donde se hacía tantas pajas, porque él sí sabía cómo tratar a un hombre desnudo en la cama. Cada vez que sacaba la polla de su boca, toda mojada de babas, era un puto espectáculo mirarla de cerca. Tan jovencito y tan dotado.
Malik dio la vuelta a Enzo, que seguía a cuatro patas, pero a punto de perder otra prenda de ropa. Ahora ya sólo llevaba la pajarita puesta, tenía las piernas ligeramente abiertas y su culo bien receptivo. Malik, de rodillas detrás de él, se relamió los labios observando ese tremendo culazo redondito y perfecto antes de conducir la polla hacia su agujero y penetrarle sin condón.
Para Enzo, que nunca había tenido algo tan grande dentro del culo, fue una locura. Nunca jamás había insultado en la cama, pero en ese momento necesitó sacar todo lo que sentía y llevaba dentro y si esa polla era enorme y le estaba jodiendo el culo abriéndoselo de par en par, tenía que expresarlo y así lo hizo. Malik empezó a empollarlo. Dolía pero a la vez daba mucho gustito y no quería que parara.
Entraba entera que daba gusto y cada empotrada iba cargada con un buen mandoble, los huevazos de Malik estampándose contra sus nalgas. Cuando creyó que ya se había acostumbrado al tamaño de su pene, Malik le metió unos banderillados que le dejaron tocado y en otro mundo, soltando gemidos como jamás había escuchado Enzo salir de su boca. Parecía una putita bien satisfecha gozando de un pollón de lujo. Y así era.
Haber interrumpido la paja de ese cabrón es lo mejor que le podía haber pasado, porque Malik lanzó toda su rabia contra él. Parecía una taladradora dándole por culo y no se cansaba. Había perdido ya la cuenta del tiempo que llevaba dentro de la guarida de ese ladrón, pero el que no había perdido la noción del tiempo era su novio, que al ir a buscarlo y escuchar los gemidos al otro lado de la puerta, se internó donde no debía y se encontró a su chico bien follado y empotrado por un semental.
Los ojos abiertos como platos. Enzo se le quedó mirando mientras su cuerpo se meneaba de adelante hacia atrás empujado por la fuerza de Malik dándole duro. Ir tras su novio y que acabara la fiesta o seguir disfrutando de la fuerza y empuje de ese zagal que le estaba dando lo que necesitaba. Enzo lo tuvo claro. Hizo una peineta a su chico, que se largó por donde vino. Malik le preguntó quién coño era ese. La respuesta de Enzo fue clara y concisa: ya no es nadie.
Malik se tumbó en la cama, empinó la polla y Enzo acudió detrás de él para sentarse encima. Empalarse en ese rabo a pelo fue una prueba de fuego. Los dos tuvieron que ayudar con sus manos para que eso entrara, pero cuando encajó, la posturita fue la hostia de divina. Enzo ahora podía sentir dentro a ese machote y ver su cara y su torso musculado, sentir sus manos calientes y fuertes agarrándole por las caderas, ayudándole a saltar alto.
Mientras Enzo y Malik follaban como perros y en plan duro, con Malik haciendo de nuevo de las suyas y culeando al chaval a toda hostia, el novio de Enzo regresaba con las fingidas novias y la madre como si nada hubiera ocurrido, aparentando. Malik estaba ya acabando su 360 con Enzo. Se lo había follado ya en todas las posturas y ya solo le quedaba el misionero. Se escupió en la mano y la llevó a su verga mojándola para darle lubricante, se la metió por el culo a Enzo y comenzó a bomberale el agujero.
Dentro de lo de dejar a ese tio hacerle lo que quisiera, estaba el dejarse preñar por él. Le vio tan emocionado por poder correrse dentro de su culito apretado que asintió con la cabeza. Entonces Malik emitió un gemido de gusto, con un vozarrón profundo y viril, acompañado de la calma de su cuerpo pero el rigor en su rostro. Estaba bombeando leche con la polla dentro del culo del chaval.
Ya sin el rabo dentro del ojete, en cuanto Enzo empezó a relajar el esfínter, la lefa fue saliendo del agujero, resbalando a lo largo de la raja del culo. Con lo que no contaba era con que Malik era un tio de esos, de los que son capaces de darte dos raciones de leche. Malik volvió a metérsela por el culo, aprovechando su propio lubricante. Al ir a correrse por segunda vez, se puso de pie en mla cama y animó a Enzo a poner la carita.
El momento fue espectacular e inolvidable. La mano de Malik y su enorme polla a un palmo de sus narices, Malik que soltó de nuevo un gemido de placer y alargó un brazo apoyándolo en el techo. Un chorrazo cargado, fino y caliente explotando sobre su cara, mojándole el nacimiento del pelo, la frente, las cejas y los ojos, el resto cubriendo de nada su lengua, su boca, su nariz, su bigote. Qué cerdo era todo y qué rico estaba.
Enzo nunca se había sentido tan feliz dejando que otro tio le dejara la cara tan sucia. Sin dejar de mirar a Malik en todo su esplendo, con el semen sobre su cara, le tomó como a su ídolo y se cascó una buena paja dejándose la leche en las sábanas. Se dio cuenta de que todos estos años habían sido un puto error, de que se merecía algo mejor, de que se merecía disfrutar de lo que le gustaba y no tener que fingirlo nunca más. Saldría por la puerta como un hombre nuevo. Le gustaban las pollas y lo iba a clamar a los cuatro vientos.