Cachondo perdido, Joey Mills restregó el trasero contra el paquete de su compañero de piso Bruce Huxley, pero ay, cuánto mal habían hecho las nuevas tecnologías, que el tio estaba sumido en algo que estaba mirando en el móvil y prefería la pantalla a meterla. Bueno, si él no quería, quizá quisiera su amiguito William Seed, al que había invitado a casa para echarse unas partidas a la consola.
Ya sólo tocarle el hombro para llamar su atención le impuso y es que ese chulazo estaba de muy buen ver, con unos brazos fuertes, su camiseta de tirantes blanca amoldada perfectamente a su insana musculatura y unos vaqueros bien rellenos que dejaban claro que ese tiarrón tenía buena dote. Meneó el culito y enseguida vio como respuesta cómo a Will se le inflaba la parte delantera de los pantalones. Joey gateó hacia él, se metió entre sus piernas y con nervios por lo que sabía que iba a descubrir, le desabrochó el botón de los vaqueros, le bajó la cremallera y le sacó toda la polla bien grande y dura.
Dio cuenta de ese rabaco chupándolo con ganas, amasándolo entre sus labios con fuerza para sacarle todo el potencial. Al sentir las manos de ese macho en su cabeza intentando dirigir el ritmo de la mamada, le entró todavía más apetito, que se incrementaba si le daba por mirar hacia arriba a ese tio fonrido y bien guapo, con esa barbita y esos ojazos que eran puro amor.
Se abrió de piernas. Le gustaba que le chuparan las pelotas y cómo gemía el cabrón cuando se las metía en la boca. Joey se dio la vuelta y le enseñó el culito que se iba a comer. William lo miró ansioso, ahí al fondo, con su polla dura como una estaca, llena de babas. Joey arrastró su trasero hacia el sofá, mirando hacia el suelo, dejando su paquete justo frotando contra el pollón de Will y el culete en sus manos para que se pusiera las botas mirándolo con vicio. Un culo apretadito, redondo, suave, carne de cañón.
Qué vicio. Ese culito meneándose delante de él, entregándose todito. Will se rechupeteó el pulgar y se lo metió por el agujero. Estaba super apretado y muy caliente. Le acarició la rajita, le amasó las nalgas con las manos deseándolo con ganas, lo levantó, inclinó la polla apuntando hacia el agujero y lo penetró sin condón disfrutando de la sensación que le provocaba meterla en un lugar tan estrecho.
Ese culazo empezó a rebotar contra sus caderas, tragando rabo, follándoselo. Las cachas rozando los pelos de la base de su polla, comiéndosela enterita. Will la sacó como pellizcándose para comprobar si era un sueño o real. Al ver su minga saliendo de ese agujero bien mojadita, supo que era real, muy real. Acababa de preñarle. Joey se fue gateando hacia el cuarto de baño. Will se fijó en la raja de su culito lleno de leche.
Con la polla todavía bien dura que no se le rebajaba ni a tiros, lo siguió hasta el baño, se metió con él en la bañera y le dio por culo mientras el agua de la ducha mojaba la espalda de su camiseta blanca y poco a poco la dejaba casi transparente, pegadita a todo su antojable y musculoso cuerpazo. No escatimaron en gemidos, dejando salir por sus bocas todo el deseo que sentían.
Eso hizo que Bruce se alertara, pero supuso que Joey se estaba haciendo una paja al haber pasado de él antes. Le pidió perdón y la mejor forma que se le ocurrió de hacerlo fue bajarse los pantalones y darle su nabo para comer. Joey ya estaba más que satisfech con el que tenía en la ducha, pero si le daban dos no iba a rechazar una segunda pollaza. Al ver cómo colgaba la de Bruce, como un buen chorizo, no le quedó otra que inclinarse y chupársela, con las cortinas corridas para que no viera al otro colega dentro de la bañera.
Justo cuando empezó a mamársela, Will atacó de nuevo por detrás. Sólo él era consciente de que los dos amiguitos le estaban dando rabo a la vez, que habían convertido eso en un trío. Bruce estaba tan salido que duró lo que duró la mamada. Se corrió dentro de la boca de Joey, que en cuanto tuvo oportunidad, se llevó a William a la camita, lanzándose con gusto sobre el colchón y abriéndose de piernas al ver a ese macho despampanante que tenía justo encima.
No le dio tiempo a asimilar lo grandote que era, atractivo, musculoso, Will ya le estaba calzando el trabuco por el ojal, duro, enorme, penetrando su tierno culito sin condón. Cuando Will se quitó la camiseta, en una reacción instantánea Joey alargó la mano para tocar ese torso divino. El ojete se le abrió todavía más al ver a Will inclinándose hacia él para hacerle el amor. Se enamoró perdidamente y entonces William le folló más rápido y más duro.
Con el ano hecho al molde de su enorme polla, le cabalgó y le pajeó la verga con el culo. Joey se cogió la pija y mientras saltaba se la masturbó hasta soltar el lastre. William se revolvió en la cama, se puso de rodillas y comenzó a meneársela rápidamente con toquecitos certeros. Joey se inclinó mirando directamente hacia la polla y en cuanto vio que la raja del cipote se le bañaba de blanco, acercó los morros para chupárselo todo, los lefotes colgando de su paladar y de sus labios.