Diario de notas de Sir Peter. Prueba de polígrafo realizada al sujeto Dani Robles.
El sujeto entra por la puerta. Tiene algo en la mirada que me impone, detrás de esa carita guapa y esa barbita prominente. Por un momento me siento juzgado cuando debería ser al contrario. El sujeto parece estar tranquilo. Le coloco los sensores en el brazo. Está cachas. Por un momento, el estricatente necesario, me fijo en su porte. No sólo rellena bien la camisa que lleva puesta con su fornido torso y sus biceps, esos pantalones le marcan un buen culazo.
Le hago montones de preguntas comprometidas y nada consigue acelerarle el pulso. Necesito hacer una comprobación rutinaria para cerciorarme de que la máquina de la verdad funciona adecuadamente.
Seguro de mí mismo, porque ese cabronazo me la ha puesto durísima, me levanto de la silla y dejo que me mire el bulto. El sujeto se levanta y me planta cara, además de sobarme el paquete. Determino que la máquina está bien. Las agujas suben y bajan vertiginosamente porque he conseguido acelerar el pulso al paciente.
El polígrafo está bien de salud y mi rabo ahora necesita una descarga de adrenalina. El sujeto se ofrece a rebajármela. Se agacha, me la saca por la bragueta y, después de alucinar con lo grande y gorda que la tengo, me la empieza a mamar como un condenado. Después de dejar que se ahogue con mi rabo dentro, le agarro la cabeza y se la pongo de lado, le follo la boca y me pongo cachondo viendo cómo mi cipote levanta y forma un bulto impresionante en una de sus mejillas.
Le doy la vuelta, le bajo los pantalones y le meto la polla caliente y dura a pelo por el ojete de ese culazo tan bonito que tiene. A pesar de lo gorda que la tengo, el sujeto parece querer más, porque estira los brazos hacia atrás y me agarra por los muslos para que no me vaya. Tengo tanto calor que necesito urgentemente desprenderme de la camisa.
Desabrocho los botones y la dejo entreabierta. La visión de mi escultural y muculado torso de macho de pelo en pecho hace que el sujeto se vuelva más pasivo que nunca, que me empuje hacia atrás haciéndome caer sobre la silla y se siente sobre mis piernas engullendo todo el rabo por el agujero de su culo que se convierte en el mejor desatascador para mi gruesa y gigantesca polla. La saco de su interior y le digo que se agache. Cuando tengo a tiro su carita me la meneo y le rocío los pelos negros de su bigote y su barbita con mi esperma caliente.