Kellan se folla por primera vez y sin condón el culo de un tio, endilga una preñada a Scott y se deja meter un facial | Corbin Fisher

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No era tonto, se daba cuenta de las miraditas que algunos chicos le tiraban en el instituto, como si le desnudasen de arriba a abajo. Kellan llevaba mucho tiempo dándose cuenta de esto, desde que se convirtió en todo un hombrecito. Tios que no le quitaban la vista de encima, otros más descarados a los que pillaba mirándole el culo mientras se mordían el labio inferior.

Algo estaba empezando a cambiar dentro de él desde la mamada que le metió Riley dentro de un coche en su viaje por USA. Se daba cuenta porque nunca antes se le había puesto dura pensando sólo en chicos y ahora era my común, sobre todo cuando se sentía deseado por ellos. Su amigo Scott no había parado todo este tiempo en lanzarle piropos, así que accedió a ir a su chalet para comprobar si esa necesidad de estar con otro chico se correspondía con la de una boca amamantando su polla o de algo más.

Fue algo más. Sucedió en la piscina, cuando Scott le ganó al volley. Kellan empezó a pelear con él en plan amigos, como hacía con los demás y estar tan cerca le llevó a besarle. Lo arrastró hasta el bordillo y le pegó un morreo mientras se frotaba contra él. Scott podía notar su cuerpo caliente, la dureza de su polla frotándose contra él. No podía creerlo, pero su amigo, el tio más guapo y buenorro del instituto se lo estaba dando todo allí mismo.

Cuántas ganas había tenido de hacer eso, de besar sus labios, de tocar sus pectorales pero no como un amigo que reconoce que los tiene bien formados, sino como alguien que desea expresarle con las manos y la boca lo bueno que está. Le veía desatado y extraño, pero no iba a preguntarle qué le pasaba, iba a disfrutar de ese momento de locura.

Kellan le preparó una toalla en el bordillo y le hizo sentarse en ella. Mientras Scott salía del agua, Kellan le tiró de las bermudas y le dejó en pelotas. Scott estaba desbordado y flipó cuando vio la cabeza de Kellan dirigirse a su entrepierna, la mano asiéndole el pene erecto. El cabrón se la estaba mamando. No sabía a qué se correspondía esa necesidad de demostrar tanto afecto, pero le agarró de los pelos y acompañó los movimientos de su cabeza.

Supo que no era cosa del momento, que había algo más, cuando vio cómo Kellan le miraba a los ojos mientras se la comía, cuando sin dejar de mirarse, sacaba la lengua y le rodeaba el cipote con ella dándole mucho gustito, cuando se metía su larguísima polla dentro de la boca y se la llenaba entera. Le había escuchado tantas veces hablar de tias, de culos, de tetas y de almejas, que verle ahí entre sus piernas comiéndose su minga, se le hacía la mar de raro.

Fueron a la tumbona a la sombrita. Scott se tumbó en ella, elevó las piernas abriendo el culete y Kellan empezó a prepararle el agujerito con la lengua. Scott miró hacia abajo. Así que así era como el machote abría almejas en la intimidad, con esa cara tan guapa, con las chicas, como él, agarrándole el pelo, disfrutando de ese tio entre sus piernas, de su experta lengua que lo mismo servía para acicalar un coño, como para expandir el ojete del culo de un tio.

El suyo ya estaba más que preparado para lo que fuera. Kellan subió a besarle y por el camino, su pito duro quedó atrapado entre las piernas de Scott, colándose por su raja. Kellan aprovechó para jugar a subir y bajar un poquito, haciendo con que se lo follaba. Mientras tanto, Scott disfrutaba de su rabo empanado entre los dos cuerpos, deslizándose entre ellos, bien apretado. Podría haber seguido así un rato, hasta escupir la leche y dejareles a los dos mojados.

Pero Kellan quería follárselo. Con sus fuertes brazos elevó las piernas de Scott. Dejó su polla un buen rato en la ranura de la hucha, cobijándola entre sus nalgas, deslizándola arriba y abajo haciéndose una buena paja, agarrando a la par el pollote de su colega y masturbándoselo con una mano. Kellan empinó la polla hacia adelante con la intención de meterla.

Scott podía notar el calor de su cipote restregándose por su agujero antes de entrar a pelo. Lo metía y lo sacaba de su interior, cada vez un poquito más, hasta que ya no le hizo falta la mano y se lo empezó a follar como un machote. Scott contempló el cuerpazo de Kellan sobre el suyo, encantado de ser el primer chico en entregarse a él. Alabó el tamaño de su polla, lo dura que la tenía y comprobó lo cachondo que eso le ponía.

Después de hacerlo, Kellan acudió con el rabo a su boca por dos motivos, porque sin condones, la saliva era el único lubricante que tenían y porque desde que empezaron a retozar juntos, se dio cuenta de que no le había dado su polla. Scott abrió la boca al verla llegar tan hermosa, creciendo de una buena mata de pelos negros, acercándose a su cara. Tantas veces la había deseado, cuando la veía colgando entre sus piernas al ducharse juntos en los vestuarios, que tenerla dura entre sus labios era una fantasía más que cumplida.

Sintió la necesidad de sentarse sobre sus piernas, con su polla clava en el culo, saltar sobre él, gozando de las vistas, de cómo su porra golpeaba esos abdominales de hierro. Lo que hizo Kellan fue cogerle la polla y pajeársela mientras Scott saltaba sobre la suya, encorvar la espalda intentando chupársela. Scott estaba a punto de correrse y, aunque desperdiciar su leche sobre ese cuerpazo que siempre había deseado tanto no era una idea ni tan mala, no iba a dejar pasar la oportunidad de ver a Kellan tan entregado.

Con la mano izquierda se cascó una paja, con la otra agarró la parte de atrás de la cabeza a Kellan y le metió una corrida entre pecho y espalda. Scott sabía que nunca iba a olvidar sus chorrazos de leche saliendo de su polla, la cara guapa de Kellan, la boca abierta y su lengua mojaditas con su semen. Kellan todavía estaba dentro de él, empujando el interior de su culo con la polla tiesa.

Notó cómo le temblaron las piernas, cómo del gusto de la primera corrida de un tio en su cara, el cabrón le metía una buena preñada, cómo su manguera soltaba todo el semen dentro de su agujero. Scott levantó el culete y sintió las gotitas de miel de lefa colgándole del ojete por los pelillos, volvió a meterse la polla de Kellan por el agujero y los dos se quedaron degustando los momentos posteriores a la corrida, la larga polla de Scott, mojadita, resbalando por los abdominales del cuerpo de su colega.

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