Cristian Sam empotra a pollazos contra las rejas a Robbie Rojo en los pasillos de la zona «Red Light» | Men At Play
Sólo la élite puede acceder a estos pasillos. Se trata de una nueva experiencia que la empresa Red Inc. ha puesto en marcha como zona de descanso y liberación de tensiones para sus trabajadores. Por supuesto ha pensado en todos los gustos y situaciones, una zona gay, otra hetero y otra que la suerte decida donde se adentran los más aventureros en busca de lo que surja. Entran trajeados, salen igual, trajeados, aunque con alguna que otra mancha en la mayoría de ocasiones. Lo que pase entre medias es cosa suya.
Mientras que otras empresas tienen mesitas y máquinas expendedoras, en esta el ocio es el sexo sin limitaciones. Robbie Rojo está justo al lado de las puertas que conducen a los pasillos. Se le ha puesto dura cuando ha visto entrar al macho argentino Cristian Sam por la puerta gay. ¿Se habrá confundido? El cabrón no para de hablar de tetas y chicas. A lo mejor ha decidido probar algo nuevo, por eso Robbie no pierde la oportunidad y le sigue muy de cerca antes de que otro pueda probar todo lo que tiene.
Avance «Red Light»
Le ve a lo lejos en el pasillo rojo, con la espalda contra la pared esperando tema. Está tan guapo y atractivo con el traje bajo esa luz roja de puterío. No se ha equivocado de puerta, Robbie se da cuenta desde el momento en el que lo coge de la corbata y lo acerca a su boca para besarlo. El argentino quiere guerra y probar cosas nuevas. Se lo lleva a la zona de polis y ladrones para seguir devorándoselo a besos tras los barrotes. Está encantado de ser su prisionero.
El poli se saca la porra y a Robbie apenas le cabe en la boca, es gigantesca y tiene un cabezón descomunal. Cristian le pega unos buenos azotes en la cara con ella. Sí, se ha portado mal. Poco tiempo más le deja para adorarle esa pollaza, porque enseguida lo conduce de nuevo hacia los barrotes, donde le pone de espaldas y se la mete por el culo con rabia, antes de llevarlo al suspensorio y follarle a placer. A Robbie le gusta pensar que es el primer chico que prueba ese machote. Deja que se la endiñe con fuerza sin ceder ni quejarse hasta que escupe todo su fuego por la polla encima de él. Ahora hay que arreglarse y volver a la oficina como si no hubiera pasado nada. Por lo menos hasta el siguiente descanso. Así se trabaja de puta madre.
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