
Cristian Sam revienta a pollazos el culazo de Chucho Martin bajo la ducha | Tim Tales
Después de comer, salieron a la terracita a tomar el sol. Cristian Sam se había pasado toda la estancia con el torso desnudo y Chucho Martin se había contagiado, le gustaba conectar con sus invitados. Lo que no esperaba es que, antes de sentarse, el argentino se quitase las bermudas que llevaba y se quedase en pelotas. Es que no le gustaba ponerse moreno y que se le quedase la cintura para abajo blanca con la marca del bañador.
Él también se los quitó. Tostaditos y borrachos de calor, después de un rato de no quitarle la vista de la verga por lo grande que la tenía, Chucho asistió a una empalmada que le abrió el hueco del culo al instante. De repente al argentino empezó a madurarle el rabo. Primero creció casi el doble y pasó de estar caído hacia abajo reposando sobre las pelotas, a pegar un brinco y posarse todo gordo y morcillón sobre el muslo.
Chucho ya se estaba empezando a relamer del gusto. La polla creció más y más y pasó de estar caída sobre el muslo a ponerse recta, dura y mirando al cielo. Justo en ese momento Cristian despertó y sus miradas se encontraron. El argentino le agarró la mano e hizo que le masturbase la polla.
Joder, estaba calentita y era enorme, le cabían como tres manos haciendo una torre, además era muy gorda, de estos rabos que ves follando un culo y se les destaca la parte de enmedio. No mediaron ni una palabra, bastó un gesto con la cabeza para que le diese el consentimiento y bajar a comer rabo.
Dios, se puso cerdísimo. Con una mano no paraba de darle zambomba e intentaba tragarla al máximo por todos los medios. La otra mano acudía a su propio agujerito para comprobar que estaba lo suficientemente dilatado como para recibir esa cacho pollaza. Le moló el cipotón todo grueso y con una buena raja escupe leches. No paraba de relamerlo, de acoplárselo entre los labios y ya una vez dentro de su boca, darle gusto con unos certeros movimientos de lengua.
Cristian se estaba poniendo fino mirando desde arriba, viendo a ese tiarrón guapísimo y con un cuerpazo a cuatro patas devorándole la polla de esa manera. No le dejaba la leche en la jeta en ese momento porque estaba deseando follárselo, que si no le reventaba la leche de los cojones encima, porque estaba buenísimo. Las babas, el aliento sobre su polla, los lametones, la fuerza con la que le mamaba, tuvo que respirar hondo varias veces, porque si no en una de estas se iba a correr sin aviso.
Cuando vio que se la tragó con facilidad hasta que apenas quedaron cinco centímetros fuera de su boca, Cristian supo que el chaval estaba prreparado para recibir los honores. Lo consujo a la camita de noche de la terraza y lo puso a cuatro patas. Primero le dio unos cachetitos en la raja del culete, para probar la consistencia y tal, se puso el condón y se la hincó hasta el fondo de una sola tacada. Vaya culazo tragón que tenía le colega, un pozo sin fondo para los tios pollones como él.
El argentino no estaba acostumbrado a ver cómo desaparecía su rabo dentro de un culo con tanta facilidad. Le dio tanta rabia que le agarró del collar como si fuera un perro y lo obligó a aguantar los pollazos. Chucho no paraba de mirar hacia atrás, necesitaba ver a su follador. ¿Quieres ver cómo te da por el culo, eh? Pues Cristian sacó la polla, lo tumbó de lado con fuerza y se la volvío a blandir dentro. Ahora podía verlo en primera fila.
El ojete del culo penetrado, las piernas de Chucho cerradas y entre medias de sus muslos sus huevacos aplastados y la polla. Las vistas de esa azotea eran espectaculares en ese momento.
Medio sudando y después de haber hecho tanto ejercicio, Cristian se tumbó sobre la cama a cuerpo de rey como un buen machote y dejó que el chaval le hiciese una paja porculera. Chucho se subió encima de la cama y le brindó una sentadilla clavándose su pollaza dentro del agujero. Una vez dentro, comenzó a saltar con fuerza, sacando y metiendo dentro de su culo ese rabaco descomunal.
Aquello le puso tan cachondo que a partir de ahí se comportó como un puto animal sin raciocinio. Puso al chaval boca arriba sobre la cama con las piernas bien abiertas y lo empezó a empalar sin compasión. Se la metía como si fuera una estaca y después la sacaba lentamente, con la velocidad justa para ver el contorno del cipote pero sin llegar a sacársela del todo para, acto seguido, clavársela hasta los huevos con fuerza.
A un animal así sólo se le podía despertar con una ducha fría. Chucho se le llevó ahí precisamente, a la ducha de la terraza, a ver qué pasaba. Lo que sucedió es que sí, logró despertar el lado tierno del argentino que empezó a acariciarle y darle besitos ¿cuánto? Pues un par de segundos, porque casi al instante le había dado la vuelta y ya le estaba dando por culo de nuevo como un empotrador de pro.
Esta vez pudo sentir el sonido de los pollazos. El agua hacía que sonase un dulce chapoteo follador. Chucho bajaba de vez en cuando a calmarle la polla con la boca. Su cabeza mojadita bajo la ducha, tan guapo y comiendo un buen rabo, era una imagen de sueño húmedo bestial. Hasta Cristian pensó que si no estaría soñando todavía. Tenía los huevos ya cargados y se los iba a desalojar ya mismo.
Chucho se tumbó sobre la cama. Cristian se puso en cuclillas con la cabeza y la boquita del chaval a tiro de polla. Comenzó a pajearse el rabo y unos sonoros gemidos siguieron a un montón de lechazos que le cayeron el la boca, los morros y la carita. Después de dejarle mojadito de leche, Chucho se enganchó a ese cipotón que tanto le molaba rodeándolo con los labios pringaditos de lefa y, con el rabo dentro de su boca, ahogando sus propios gemidos, se hizo una placentera paja.
ENJOY NOW CRISTIAN SAM FUCKING CHUCHO MARTIN HARD AT TIMTALES.COM
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