
[MEN] JP Dubois regala su culazo como recompensa al guerrero Jessy Ares en “Gay Of Thrones, Part 7″
Los cantares hablan que allá por tierras lejanas se acerca la madre de dragones, reclutando soldados para dirigirse a Desembarco del Rey y reclamar lo que le pertenece. Dicen que sin derramar una gota de sangre ha conseguido hacerse con el favor de los inmaculados, los mejores guerreros de los siete reinos. Pero Daenerys Targaryen de la tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, JP Dubois tiene algo más para reclutar a grandes guerreros, un buen rabo entre las piernas y un culito fino y blanco para que los más bravos machos sacien su polla en él y pacten un contrato.
Conducido a las tierras altas, donde mencionan se encuentra el más valeroso de los hombres, JP comprueba que su maestría con la espada no es cosa de leyendas, sino una realidad palpable, un auténtico gladiador con una fuerza inaudita imbuída dentro de un cuerpo fornido y de aspecto fiero. Todo hombre tiene un precio y le ofrece la mejor de las recompensas, una bolsa repleta de oro que le darían para vivir el resto de su vida con comodidades y gozarse a todas las putas del reino. Para su sorpresa, Jessy Ares desestima todo el oro por unirse a él y reclama otro tipo de recompensa.
De pie frente a ese macho imponente y fuerte, mientras le toca por encima desvistiéndole, JP casi puede notar en el aire el olor a rabo, la polla calentita del guerrero despertándose del letargo. Dicen que llevaba sin follar varios meses desde la última batalla y es conocido en todo el reino por ser un guerrero solitario y por sus habilidades, ya no sólo con la espada, sino con su otra espada. Cuando venció en esa última batalla, cuentan las leyendas que en la fiesta de victoria con vino y prostitutas en abundancia, dejó que las prostitutas fueran testigos y espectadoras de cómo ponía en fila a sus más de cien compañeros de contienda y se los follaba a todos. Más de cinco horas con el rabo tieso, agujereando culos, dando de comer bocas. Con todos sus compañeros derrotados por los suelos con el culo abierto, Jessy se dirigió a las putas y de pie se cascó una paja, profiriendo unos gritos sobrehumanos cuando el semen empezó a salir a chorros de su polla cortando el viento.
Si con más de cien guerreros hizo aquello, qué no podrá hacer con él. Rendir tributo a su polla es lo mejor que se le ocurre para contentarle. Tiene que ganarse su favor y hará todo lo que haga falta para conseguirlo. Ya por encima del pantalón puede notar la dureza de su palo, no aguanta más para ver esa polla de la que todos cuentan maravillas, se agacha y le va bajando los pantalones lentamente disfrutando de lo que ve, los pelitos que rodean la base del rabo y un trozo de carne bien gordo y medio duro que se encarga de dejar en libertad. Casi sin darse cuenta ya le tiene cogido el rabo con la mano y dándole un repaso con la lengua por ese cipote que agradece cada caricia poniéndose más y más duro a cada segundo.
Con un primer ciclo de mamadas, se la saca de la boca y comprueba que aquello ya se sostiene solo apuntando hacia arriba. Tan gorda y grande, perfecta, ahora comprende por qué tantos hombres con un poco de vino encima, le regalaron su culo para meterla dentro. A JP le encanta el olor y el saborcito salado de ese rabo, algo le pone tan cachondo que empieza a salivar con hileras de babas cayéndole por la barbilla. Puede notar por encima de su cabeza los gemidos de esa fiera que ayuda a la causa y lanza escupitajos sobre su rabo, que lo animan aún más.
Tan duro en la batalla y tan cariñoso comiendo rabos, JP se sorprende cuando se agacha y se la empieza a comer, cogiéndole la polla con la mano del revés y posando sus dedos gordos sobre la parte superior de su rabo mientras hace resbalar sus labios por toda la barra y se la merienda de lado. Menuda boca tiene el cabrón, cómo chupa y maneja la lengua y pone los ojos casi en blanco deleitándose con la mamada, una lengua como la de un pulpo que le recorre todos los rincones sin dejarle quieto el rabo, metiéndose por el orificio de la raja de su cipote y haciéndole cosquillas en la base de las pelotas.
Le da la vuelta y no se resiste. Tampoco podría hacerlo, se encuentra dentro de su guarida y sabe que de allí no va a escapar hasta que ese macho sacie su polla dentro de él. Cuidadoso comiendo rabos pero cañero haciéndo lo mismo con un culo, JP siente la fuerza de un dedo gordo como una polla surcarle el interior del ojete, después dos y hasta tres, como si un manojo de rabos le estuvieran follando el culo. Agradece la cantidad de saliva que le propina con escupitajos y lenguetazos encharcándole la entrada y vuelve a imaginárselo con aquel centenar de soldados. Se los imagina a todos en fila con el culo en pompa y a Jessy abriéndolos uno a uno como almejas, culos estrechitos y blancos, grandes y morenos, de todas clases, todos para gozar su polla dentro.
Por la forma en que le amasa el culo con fuerza y energía y le separa los cachetes abriéndole el agujero, sabe que es de su agrado y está deseando metérsela. Apenas tiene tiempo de imaginar cómo será ese momento ni de temerlo, porque cuando se quiere dar cuenta se queda petrificado de dolor y gusto con algo grande, enorme, penetrándole el ojete por detrás. Nota cómo le entra super apretada, tanto que puede sentir el roce de cada centímetro de rabo sobre el borde de cada cachete del culo al lado de la raja, incluso los pelitos de sus cojones.
La energía de más de doscientos días sin follar metiéndosele por el culo. Jessy se sienta con el pito hacia arriba y las piernas separadas y JP cumple todos sus deseos, ensartando su culo encima de la polla como si fuese un puzle, saltando sobre él, con su propio rabo cabalgando al viento mientras lo monta, hasta que lo coge de los muslos en volandas con toda la fuerza de sus poderosos brazos y le martillea a pollazos como un salvaje de las tierras del nort más allá del Muro.
Entre tierra y paja, JP acaba por los suelos del nido de ese guerrero, con su polla todavía rebeñándole por dentro. Parece que el cabrón también se enamora de sus botas y seguro que se las exige en pago por sus servicios, pero ahora tienen que firmar el contrato como caballeros. JP le muestra su agradecimiento corriéndose encima mientras aún se la está metiendo, dejando toda su impronta sobre el suelo. El rudo soldado le mete la firma del contrato en la cara, con el semen surcando la superficie de su polla y estampándole la lefa en los morros y dentro de la boca. JP le relame la tinta que aún le rezuma por la raja y la saborea para no desperdiciar ese rico líquido de más de doscientos días de cosecha. Jessy Ares de la cuna de Polla Gorda, el domador de culos, el que más folla, ahora es su guerrero.